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Poco a poco, la imagen de las fotos se fue disolviendo en su memoria, y la figura sonriente de Rachel empezaba a aparecer con el paso de los días y sus mensajes, que cada vez eran más frecuentes. Se daban los buenos días y se contaban la una a la otra los planes que tenían para ese día. Rachel le contaba que después de clase había quedado con Sally para ir a un centro comercial para comprar todo lo necesario en Navidad. Reign le contaba que, después de la jornada de trabajo en comisaría, volvería al hotel a cenar, como hacía siempre.

Reign nunca le contaba qué estaba pasando para evitar preocuparla, porque a ella también le preocupaba que algo pudiese salir mal.

Revisaron las cintas de vídeo de una en una, poco a poco, pero Reign nunca miró en las de Rachel. Apartaba la mirada y la dirigía al suelo, y al terminar salía a la calle a tomar el aire durante un par de minutos.

Rachel: Cuando te fuiste te dejaste tu chaqueta del uniforme en mi casa. ¿Puedo usarla?

Reign: No.

Rachel: Perfecto, la llevo puesta. ¡Gracias!

Reign: 😂 ¿Y para qué preguntas entonces?

Rachel: Por educación. Huele muy bien, es calentita. Ayer me vi una temporada entera de Gossip Girl con ella puesta.

Reign: Qué envidia. Gossip Girl. Qué manera de malgastar una cuenta de Netflix.

Rachel: Ya ves. Además, es tuya, te la estoy robando.

Reign: Eso es ilegal y denunciable. Y lo de mi chaqueta también.

Rachel: Qué miedo. Por cierto, hay un coche aparcado delante de mi casa desde hace dos días y empiezo a tener miedo.

Reign: Ya... He mandado a dos agentes a que te vigilen las veinticuatro horas.

Rachel: Quizás deberías habérmelo dicho, no sé. Igual no habría entrado en pánico al abrir las ventanas.

Reign: Lo sé, lo siento. Estoy hasta arriba de trabajo y mi mente no está muy bien ahora mismo.

Rachel: Perdón. Me gustaría que estuvieses aquí. Han pasado tres semanas y se nota que no estás.

Reign: ¿En qué se nota?

Rachel: Por ejemplo, Chloe está más apagada de lo normal, la comisaría no trabaja tanto y yo te echo de menos.

Reign: Nah, no me creo eso último...

Rachel: Es que no te puedo decir nada bonito, tonta.

*

—¡Oye! —Exclamó su amiga, Sally, viendo a su compañera de habitación en la universidad entrar en Louise's.

Rachel levantó la cabeza del teléfono y sonrió al verla, apresurándose hacia ella con rapidez.

—Nunca te he visto tan enganchada al móvil. ¿Qué tramas?

—Nada, Reign está en Nueva York.

Sally tomó su vaso de refresco y sorbió por la pajita, esperando que su amiga soltase algo, pero no dijo nada, bloqueó el móvil y lo puso bocabajo.

—Tardabas mucho, así que te he pedido un menú del día como el mío.

—Sí, cualquier cosa está bien.

—¿Sabes cuándo va a volver la sheriff Andersson?

Rachel levantó las comisuras de los labios lentamente, como si no quisiese admitir que escuchar alguna referencia a ella le provocaba una sonrisa.

heridas abiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora