Capítulo 3

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El resto de la semana había pasado con completa normalidad. Cyara trató de buscar cualquier pequeña cosa para entretenerse y no estar pensando en Moleko. Tarea difícil.

Por una parte, Christopher no salía de su cabeza, el castigo que le había dado, su fría mirada, sus palabras... Él. Porque había algo de él que seguía prendiéndole fuego en su interior, aunque por fuera lo camuflara de miedo.

Por otra, estaba Joel, quien la hizo llegar a un orgasmo con tan solo sus dedos después de haber sido castigada por Christopher... Sus gestos de amabilidad, su suave tono de voz, lo atento que era... ¿En serio se pondría a comparar a los dos dueños del club como si los conociera de toda la vida?

Volvía a ser viernes, día que Cyara estaba empezando a odiar porque únicamente le recordaba que el fin de semana pasado había estado en el club Moleko.

—¿Sabes?—llamó su atención Leyre, que se encontraba en el sofá mirando su celular con una expresión aburrida en su rostro— Tal vez deberíamos de buscar trabajo, son vacaciones y no tenemos que estudiar... Ganar algo de dinero no nos vendría mal.

—Tienes razón...—asintió Cyara—. Es una genial idea pero te recuerdo que no tenemos experiencia en nada y probablemente no nos quieran en ningún lado.

—Touché...—respondió su amiga mientras tecleaba algo en su teléfono, después alzó la mirada a su amiga arrugando su nariz—. Pregunta Zaida si esta noche vamos a Moleko.

Si.

S-i

¡SI!

—¿Qué?—preguntó ella negando con la cabeza —. No, yo no voy a ir por nada del mundo...

—Estoy empezando a pensar que te pasó algo en la supuesta zona de adiestramiento que no nos has contado.

—No me pasó nada —mintió —. Solo que no me gusta ese sitio y prefiero no volver.

Leyre la miró no muy convencida pero de igual forma asintió. Cyara dio la conversación por finalizada y caminó a su habitación, allí se puso a leer uno de esos libros sobre el BDSM, ahora más que nunca estaba interesada en ese tema. No leyó nada que no hubiera leído antes, siempre eran las mismas prácticas, el mismo placer, las mismas palabras. ¿Por qué, de todos modos, seguía tratando de buscar algo que le indicase lo contrario? Intentaba convencerse a sí misma que no todo era malo, que tal como dijo uno de los dueños del club, había partes buenas. Era un estilo de vida, claro, no iba a juzgar ella qué cosas le gustaban hacer en la cama.

Pasadas las diez de la noche alguien tocó la puerta de su habitación, esta le dijo que podía pasar y así lo hizo.

—¿Qué haces todavía así?—cuestionó la voz de Zaida, Cyara alzó la mirada confusa—. No me mires así, vamos a ir y punto.

—Yo no iré —dijo ella mientras cerraba el libro y lo dejaba en la mesita de noche.

—Tienes dos opciones, vístete o te visto yo —advirtió Zaida, mirándola con una ceja alzada.

—Nos serías capaz...

Zaida caminó a pasos apresurados y sacó algo de ropa del armario. Cyara la miró frunciendo el ceño.

—Ya lo pillé... Ahora puedes ir con tu novio y con Leyre —bufó ella mientras se deshacía de su ropa para poder vestir la que estaba encima de la cama. Si no lo hacía tendría a su amiga cabreada con ella toda la semana y echándole en cara que no quiso acompañarla al club, así que era mejor hacerle caso y tenerla contenta, suficiente tenía Zaida con estar enfadada con sus padres y sus exámenes de septiembre.

Oscura tentación Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang