Capítulo 7

6K 322 31
                                    

El resto de la noche pasó con una increíble tranquilidad, a pesar del ambiente en donde se encontraba. Así fueron pasando los días, ya casi hacía una semana que Cyara había empezado a trabajar en el club Moleko. Su felicidad era inmensa porque la habían trasladado a otro sector, allí no se cruzaría con ninguno de los maestros y eso la tranquilizaba. Servir bebidas sin tener que ver ninguna escena de humillación era mejor que cualquier otra cosa.

—¿Se puede saber por qué ahora trabajas aquí? —cuestionó el maestro del segundo sector al verla limpiando la barra con un trapo húmedo —. Nadie dio órdenes para que vinieras a esta sección, tu lugar es arriba con todos nosotros.

—Una de las chicas que trabaja allí me mandó venir para aquí —respondió frunciendo levemente el ceño, ella pensaba que los propios dueños del club le habían asignado ese nuevo puesto.

—¿Y tú le hiciste caso? —apoyó sus codos en la barra y la miró atentamente.

—Por supuesto, todas llevan más tiempo trabajando aquí que yo...

—Eso no les da derecho a nada —suelta una risita mientras menea la cabeza en señal de negación—. Acompáñame, Cyara.

Caminó hacia el ascensor y esperó a que ella hiciera lo mismo, una vez dentro de la caja metálica ascendieron al sector que ya conocían perfectamente ambos.

—¿Quién de ellas fue?

Cyara señaló con la mirada a la joven que estaba sirviendo bebidas en la mesa donde se encontraban los cuatro restantes dueños del club.

—Pecfecto, ven conmigo. —Caminaron hacia la mesa, ganándose la mirada de todos los allí presentes.

—Cyara, un gusto volver a verte —saludó Joel con una sonrisa en su rostro—. Hacía días que no se te veía el pelo por aquí.

—Buenas noches —murmuró en su dirección, sin querer dar más explicación.

La mirada de Erick se posó en la chica que llevaba la bandeja plateada en sus manos.

—Marta, creo que te haces una idea de lo que pasará contigo, ¿verdad? —dijo con su voz calmada.

—Si, señor.

—No quiero que vuelvas a hacer algo similar a lo que hiciste. Recuerda que tú aquí no eres nadie para dar órdenes.

—Lo sé, señor —susurra—. Perdón.

—A ella es a quien le debes una disculpa.

—Lo lamento —murmuró en dirección a Cyara.

—No pasa nada —aseguró ella, intentando restarle importancia a lo que se estaba cociendo. Ahora la pobre chica pagaría las consecuencias, quizá debería de tener la boca cerrada y así nada de eso hubiera pasado. Se sentía culpable.

—Dale la bandeja, ella continuará tu jornada de trabajo —indicó el ojiverde dándole una rápida mirada—. Tú te mereces un castigo por lo sucedido.

Ella obedece de inmediato y deja la bandeja en manos de Cyara, pero ella no logra mantener el equilibrio de esta en sus manos y termina cayéndose sobre las piernas del chico más cercano; Richard. La tela de su pantalón se humede al entrar en contacto con varios de los tragos que iban encima de la bandeja.

—Lo siento —dijo, agachándose para recoger el desastre que había ocasionado. Sintió varias miradas en su trasero pero decidió no darle importancia porque sería peor.

—Cyara... —suspiró pesadamente.

—En serio, lo siento muchísimo...

—Si, eso ya lo dijiste. —Se pone de pie y la mira desafiante—. Ven conmigo.

Oscura tentación Where stories live. Discover now