Capítulo 32

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Eran aproximadamente las once de la mañana cuando Cyara comenzó a moverse en la cama, por el olor que desprendían las sábanas de dio cuenta que no era su cama, abrió rápidamente los ojos y se fijó en la pared de una habitación que no era la suya.

—¿Qué cojones...? —se sentó de golpe, haciendo que un dolor agudo cruzara su mente y la hiciera chillar.

—¿Estás despierta? —cuestionó Christopher saliendo del baño, a pesar de que estaba completamente vestido de veía que su cabello todavía estaba húmedo.

—No...

Y verdaderamente dudaba de estarlo.

—Como digas, ángel... Cuando estés despierta deberías de tomar la pastilla que está encima de la mesita de noche, te ayudará con tu resaca.

Cyara agradeció internamente por eso, extendió su mano para tomar la dichosa pastilla y poder tomarla.

—¿Qué pasó anoche? —cuestionó masajeando su sien, vagos recuerdos cruzaban borrosos por su mente y se maldecía por eso.

—Dímelo tú, Cyara. —Se sentó en el borde de la cama y observó a la joven taparse con las sábanas.

—¿Por qué estoy semidesnuda?

—Iba a quitarte el vestido y no me dejaste... Sin embargo, en la noche decías tener calor y terminaste quitándolo.


—¿Entonces nosotros no... —comenzó preguntando temiendo a terminar la frase, Christopher alzó una ceja con diversión incitándola a seguir—. Follamos?

—No lo hicimos —dijo finalmente—. No iba a aprovecharme de ti estando en ese estado.

—¿Dije muchas estupideces...?

—No, las típicas que dice alguien cuando se emborracha —murmuró antes de depositar un beso en su frente—. Ya pasó, todo está bien ahora.

—Me siento muy avergonzada —susurró con las mejillas ardiendo, estaba casi segura de que había dicho muchas cosas que estando sobria ni se cruzarían por su mente.

Christopher se acomodó mejor en la cama para poder envolver el pequeño cuerpo de la joven en sus brazos.

Había mucho de que hablar pero no tenía intención de presionarla, quería que ella misma sacara el tema sin tener alcohol fluyendo por sus venas.

—Puedes darte una ducha, iré a pro algo de ropa para ti, en cuanto te vistas podemos ir a comer algo juntos —le dijo mientras acunaba su rostro con sus manos.

La simple mención de la comida hizo que su estómago se contrajera y su boca empezara a formar saliva en un estado más líquido. Llevó una mano a sus labios y se levantó de la cama.

—El baño está ahí —señaló la puerta por la cual había salido hace apenas unos minutos y ella no tardó en dirigirse hacia allí.

Expulsó todo lo que contenía su estómago desde el anterior día, finalmente cubrió su rostro con sus manos mientras sollozaba. Toda esta situación le resultaba demasiado patética.

Él se apoyó en el marco de la puerta observándola, no sabía las veces que Cyara se había emborrachado antes pero no iba a regañarla por eso, era joven y tenía derecho a experimentar... Aunque no hasta tales extremos.

—Bonita, es normal que hayas vomitado, no tienes porqué sentirte así —murmuró mientras se acercaba a ella—. Ven aquí...

La ayudó a levantarse y encaminarse hasta la bañera, Christopher dejó que se llenara de agua a temperatura temperada. Cyara mientras tanto se observaba en el gran espejo que allí se encontraba, se veía horrible, no podía creer que él no hubiera dicho nada de su horrible aspecto.

Según había podido leer en el contrario tomar alcohol no estaba permitido y tendría castigo.

No quería siquiera imaginarse lo que le esperaba por la borrachera.

—Está listo —le hizo saber mientras acariciaba con la yema de sus dedos su espalda.

—¿Puedes quedarte?

—Tengo que conseguirte ropa limpia, ángel — dijo con una sonrisa en el rostro—. Además, ya me he duchado esta mañana.

—Puedo usar el vestido de anoche, de todos modos la ropa interior no la necesito contigo.

Un atisbo de lujuria cruzó por los ojos del dominante, ella sonrió inocentemente mientras se deshacía de su ropa interior y se adentraba en el agua. Dejó escapar un placentero gemido al sentir su cuerpo relajarse con el contacto del agua.

—Jodido infierno —maldijo Christopher por lo bajo, tuvo que resistirse a poner sus manos en el tentador cuerpo de su muchachita.


—¿Algún problema, señor?

—Tú eres mi único problema —susurró antes de pasar su dedo índice por su brazo, apenas rozándolo y haciéndole sentir un pequeño chispazo recorrer su cuerpo.

Christopher tomó una esponja y puso gel en ella para después pasarla delicadamente por el cuerpo de Cyara, dejando un rastro de espuma a su paso. Se tomó su tiempo delineado su clavícula, haciendo que ella ladeara su cabeza hacia un lado.

—Te amo —soltó en un susurro, sus labios tocaron los de la joven brevemente para después dejar la esponja flotando en el agua—. Cierra tus ojitos que voy a lavar tu cabello.

Ella hizo lo que le pidió, sus pestañas rozaban sus mejillas dándole un aspecto hermoso e inocente.

El hombre frente a ella tuvo que sacudir su cabeza para deshacerse de todo tipo de pensamientos impuros en ese momento.

Echó champú en una mano y procedió a masajear su cabeza para que esté hiciera burbujas en su cabello. Tras retirarlo con el agua, le colocó acondicionador para que su cabello no perdiera la suavidad que mantenía a diario.

—Estás lista —murmuró después de retirar el acondicionador de su cabello, fue a por una toalla y la ayudó a salir de la bañera. Empezó a secar su cuerpo parte por parte sin ninguna connotación sexual de por medio—. Abre las piernas.

Pasó la toalla por la cara interna de sus muslos para secar las pequeñas gotas que resbalaban por estos. Cyara contuvo la respiración durante esos instantes, tener a Christopher de cuclillas frente a ella y secando su cuerpo no era algo que pasaba todos los días.

—Ya estaría— le hizo saber antes de dejar un beso en cada una de sus piernas—. Tienes el secador para tu cabello justo allí, de esto te encargas tú.

Le guiñó un ojo antes de levantarse y tomar la ropa interior que se encontraba en el suelo para llevarla a lavar.

Cyara se quedó hasta que logró secar a medias su cabello, al volver a la habitación tomó su vestido del piso y lo acomodó en su cuerpo, llevó sus manos a su espalda para poder subir la cremallera e hizo una mueca al ver que no alcanzaba hasta arriba del todo.

—Yo me encargo —dijo Chris en cuanto entró a la habitación, terminó de subir la cremallera y dejó un beso húmedo en su nuca—. Vayamos a por algo que nos alimente, ángel.

—Me gustaría hablar de algo mientras que comemos.

—No tengo ningún inconveniente en escucharte. —Tomó su mano para salir de casa, los tacones de Cyara la hacían ver más alta y eso le agradaba.

Ambos sabían que la conversación que vendría a continuación no sería para nada agradable pero si necesaria...

Oscura tentación Where stories live. Discover now