Extra 1

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Los años pasaban con verdadera rapidez en la pequeña familia que Christopher y Cyara habían creado. En todo este tiempo llegaron a tener alguna que otra crisis de pareja pero nada que no se haya podido solucionar.

—Cyara, ¿estás segura de que Leyre podrá cuidar a Layla durante unas horas? — cuestionó Christopher mientras observaba a su novia pintarse los labios de un intenso color rojo.

—Deja de ser dramático. — reprochó frunciendo ligeramente el ceño—. En una hora ya estará dormida así que no será demasiado problema.

El dominante abrió la boca dispuesto a responder a esas palabras pero su hija se lo impidió en el momento que corrió hacia él y abrazó su pierna.

—¿Por qué yo no puedo ir? — preguntó la pequeña, que era una copia de Christopher en versión femenina y con los ojos verdes

—Porque vamos a un lugar donde no pueden entrar las niñas como tú. — murmuró burlón dando un pequeño toque en la punta de su nariz, Layla soltó una pequeña risa antes de alzar sus brazos en dirección a su padre.

Él no dudó en cargarla en brazos y llenar su rostro de besos.

—¡Ya, papá!— exclamó entre risas—. Me estás haciendo cosquillas.

Cyara observó la escena con una sonrisa en sus labios, la escena le causaba ternura y demasiado amor.

—Mami, dile a papá que se detenga.

Ella negó con la cabeza para después unirse al abrazo y repartir besos por el rostro de su hija.

—¡Mamá, traidora!

—Es inevitable, amor. — respondió Cyara haciendo un mohín con sus labios, acción que también imitó su hija.

—Sois malos...

—Por supuesto que no. — dijo el dominante, ganándose una mirada burlona por parte de su novia.

La puerta de su casa fue abierta sin siquiera tocar, Leyre entró y les regaló una sonrisa apenada. Ambos sabían el motivo de sus minutos de tardanza y por lo tanto no iban a decir nada al respecto.

—¡Tía, Leyre! — gritó Layla mientras se removía en los brazos de su padre, él dejó que sus pies tocaran el suelo y ella no dudó en correr hacia Leyre para poder abrazarla.

—Pequeña Lucifer. — murmuró soltando una risa—. Me encargaré de ella, espero que vosotros os encargueis de disfrutar.

—Créeme que lo haremos.

Ante la respuesta de Christopher, Cyara simplemente asintió con una sonrisa. Ambos se despidieron de su hija con un beso en la mejilla y salieron de cada dispuestos a ir a Moleko.

—Hoy cumples veintiséis, ángel... Y haré que disfrutes este día como si fuera el último. — susurró Christopher lo suficientemente cerca de la oreja de Cyara para que su piel se erizase.

—¿Qué tienes en mente?

—La pregunta es otra, ¿qué no tengo en mente? — cuestionó con una sonrisa maliciosa en sus labios.

La joven tragó saliva en cuanto entraron al club, se disculpó de Christopher en el momento que se desvió para ir a la barra y saludar a Fiammenta.

—¿Cómo te va?

—Todo lo bien que puede ir una rota fantasía. — respondió con una débil sonrisa en sus labios.

—No soy las indicada para dar consejos. — murmuró haciendo una mueca—. Pero podría hablar con él.

Oscura tentación Where stories live. Discover now