Capítulo 25

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El dominante dejó escapar un suspiro antes de asentir. Sabía que esto pasaría, aunque le pidiera que se quedara no iba a hacerle caso porque Cyara era muy a su manera.

Todavía no aclaraba las cosas en su mente, decidía hacer las cosas por impulso tal y como había pasado esa mañana y al final no resultaban bien.

Cyara tenía algo que lo atrapaba, todavía no sabía el que pero fuera lo que fuera, tenía esa necesidad de querer más y más de ella.

—Nunca voy a tener suficiente de ti —le confesó mientras acariciaba su mejilla con delicadeza.

—¿Qué es exactamente lo que quieres de mi? —cuestionó ladeando la cabeza y mirándolo.

—Todo, Cyara... Quiero todo de ti.

—Tú... ¿Me quieres? — preguntó esperanzada.

—No confundas la expresión que utilicé, no es lo mismo... —aclaró rápidamente.

—Era todo lo que necesitaba saber —murmuró desilusionada, se levantó y comenzó a vestirse ante la atenta mirada del maestro, este se levantó para imitar su acción pero no dijo nada al respecto.

Cuando estaba por alcanzar la puerta él se lo impidió poniendo una mano sobre esta para que no la abriera, Cyara volteó a mirarlo mientras negaba con la cabeza.

—Te mereces algo mejor, no te conformes con alguien como yo —murmuró con la voz tranquila a pesar de que su semblante denotaba tristeza—. Sería pecado.

—¿Cómo va a ser pecado, si tocamos el cielo juntos? —un pequeño sollozo se escapó de su garganta antes de que las lágrimas amenazaran con salir de sus ojos.

Por estar pensando en la oscuridad que lo rodeaba se le estaba olvidando
reconocer que quizá ella era esa vela.

Vencer los miedos no es fácil.

Renunciar a lo que se quiere no es fácil.

Hay tantas palabras para describir una emoción... Pero con solo sentirla se vuelve algo indescriptible.

Miró sus ojos una vez más, ya no tenían ese peculiar brillo que tanto la caracterizaba, él se había encargado de borrarlo.

—Cyara...

—Por favor, quiero irme...

Muy a su pesar, retiró la mano de la puerta y ella pudo abrirla. Sin decir nada comenzó a caminar al exterior y él no dudó en seguirla.

Al salir de casa se encontraron a Joel y a Zabdiel conversando animadamente, Cyara corrió a los brazos del maestro Pimentel, quien no dudó en arroparla con ellos y darle un mirada de "Te lo advertí" al maestro de la quinta sección.

Zabdiel aprovechó para acercarse a él y tomarlo del brazo mientras lo alejaba.

—Tú y yo vamos a hablar —dijo con seriedad, sabía que Joel se encargaría de llevar a la joven a su casa así que el tema que le importaba ahora era hablar con Christopher—.¿Qué te está pasando con Cyara?

—No lo sé —confiesa, sus miradas conectan y Zabdiel puede ver la sinceridad en ellos.

—¿Lo lo sabes o no quieres saberlo? —inquirió casi con molestia—. ¿Es amor?

—Sea lo que sea, no quiero dejar de sentirlo...

—¿Recuerdas la promesa que nos hicimos los cinco hace años?

—Por supuesto, no se me olvidaría... Besar lento, follar duro, fallar poco, hablar claro, reír de verdad y...

—Amar fuerte —finalizó Zabdiel con una sonrisa en el rostro.

—No amo a Cyara.

—Está bien que no quieras admitirlo — se encogió de hombros restándole importancia—. Pero mentirte a ti mismo es malo.

—No amo a Cyara.

—Muy bien, Christopher... Sigue repitiéndolo a ver si te convences.

Para cuando lo volvió a mirar se encontró con que su mirada estaba perdida mientras trataba de solucionar el caos en su mente.

No le dio nunca motivos a la joven para que se enamorara de él y aún así sabía que lo había hecho, aunque quisiera fingirlo.

—La mejor forma de caer en una tentación es caer en ella —murmuró mientras palmeaba su hombro, Richard no tardó en acercarse a ellos en cuanto los vio.

—¿Qué está pasando aquí? —cuestionó—. Vi a Cyara con Joel hace apenas unos minutos así que puedo imaginarme la situación.

—Yo solo voy a dejar algo muy claro... Si decides amarla, entonces ámala con todas tus fuerza y sobre todas las cosas —dice, su dedo índice lo señala—. Pero si decides no hacerlo, hazle saber que no vas a jugar con ella, no permitas que su flechazo por ti siga creciendo.

—Zabdiel tiene razón, es una niña que se ha enamorado del diablo —murmura Richard—. O ardéis juntos o tu infierno terminará haciéndola cenizas.

—No soy bueno para ella — dice frunciendo el ceño—. Mi mundo es este y el suyo está muy alejado de lo que yo quiero.

—Te estás equivocando, ella ya se adentró en tu mundo y lo hizo por ti —dijo Richard cruzándose de brazos—. Es normal que no haya encontrado una estabilidad porque apenas han pasado tres meses... No puedes pedirle que actúe como si hubiera estado entrenada desde hace años.

Se quedaron mirando entre sí pero no dijeron absolutamente ninguna palabra, Zabdiel se despidió de ellos en cuanto vio llegar a Fiammenta, Richard simplemente se encogió de hombros antes de desaparecer en el interior de su casa.

Christopher apoyó su espalda en la pared mientras cerraba sus ojos y se permitía el lujo de pensar.

Sabía que no era el príncipe azul que Cyara quería, era más bien una especie de diablo que la amaría más que a su propio infierno.

Lo malo de su lado oscuro se aclaraba cuando la veía, muy poco pero al menos relucía.

Lo supo desde que la vio de la mano de Joel, mirando intensamente un panorama que él había creado, el pánico en sus ojos cada vez que hacía sufrir a la joven... Ella pensó que la conoció cuando Joel la presentó minutos después, pero él ya estaba al tanto de su existencia desde que puso un pie dentro del sector. Todo su ser gritaba sumisión, algo que ella todavía no había experimentado y
le tocaba a ellos hacer que ese lado que ni ella conocía saliera a la luz.
Sus expresiones atemorizadas y su ser ardiendo de la excitación fue lo que más llamó su atención.

Nunca había conocido a alguien tan contradictoria consigo misma.

Cyara era una bonita excepción.

Caer en su oscura tentación podría implicar mucho... Y él estaba dispuesto a arriesgarse.

Oscura tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora