Capítulo 1

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La nieve blanca y fría caía en forma de pequeños copos hacia el piso, cubriendo así la entrada de aquél local

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La nieve blanca y fría caía en forma de pequeños copos hacia el piso, cubriendo así la entrada de aquél local.

En el enorme país de Forgot, se encontraba una ciudad llamada Century, y en esa ciudad había una plaza llamada Camrot, en esa plaza se encontraba un pequeño puesto de artículos para gatos y ahí trabajaba Astrid Bulter, una chica dedicada a su trabajo, amable con aquellos que les caían bien, ignorante con los que les caían mal, muy curiosa y de mentalidad abierta.

Una chica cuya piel es igual de blanca que la nieve, su pelo es del mismo color del fuego y sus ojos eran tan oscuros que podías confundirlos con el carbón.

Astrid miró al reloj para saber la hora, las manecillas de este indicaban que eran las 8:50 de la noche, sólo faltaban exactamente diez minutos para que la chica pudiera regresar a casa.

Tik tak, tik tak...

La chica empezó a ordenar las cosas que no estaban en su puesto, pensó que si hacía eso los minutos pasarían rápido y además tenía la impresión de que nadie iría a la tienda.

Pero vaya sorpresa se dió cuando la campana electrónica del local hizo un pequeño sonido agudo, dándole a entender que sí había alguien capaz de entrar a la tienda a esa hora.

—Bienvenido al local de los gatos felices —mencionó ella el lema que tenía que decir cada que alguien entraba.

Una persona completamente vestida de negro estaba parada en la puerta, sus botas habían traído la nieve hacia dentro y esta se empezaba a derretir debido a la calefacción. La persona empezó a caminar por los pasillos de la tienda, era tan alto que se podía ver su cabeza sobresalir de entre los estantes.

Luego de unos segundos que se hicieron eternos para la chica, el chico se acercó a la caja registradora y extendió una funda de comida para gatos y un rascador, Astrid pasó los artículos por el registrador de precios y posteriormente empezó a guardarlos en una funda.

—Hace mucho frío afuera —habló el chico metiendo sus manos en su abrigo, este le impedía ver su cara y la mayor parte de su cuerpo. Su voz era ronca y rasposa, tenía algo que hacia que al escucharla te dieran escalofríos.

—¿De verdad?, Supongo que es porque es la primera nevada del año —respondió la chica entregándole los artículos ya en una funda blanca con el logo de la tienda— Son 10 yenarios*

El chico misterioso sacó el dinero correspondiente y lo puso encima del mostrador. Astrid pensó que aquella persona se iría y que así podía cerrar la tienda, pero no, en vez de eso se dedicó a ver la cara de la chica: ojos rasgados, nariz fina, labios pequeños y carnosos, sus facciones eran como las de un asiático, específicamente un coreano. Y pues si, nuestra protagonista tenía ascendencia coreana pero era algo difícil de creer debido a su pelo rojo y el color de sus ojos.

No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]Where stories live. Discover now