Capítulo 3

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Diciembre era un mes frío y lleno de emociones

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Diciembre era un mes frío y lleno de emociones.

Frío, porque era el mes en donde la nieve caía más seguido en el país de Forgot y lleno de emociones porque se celebran muchas actividades como la Navidad, noche buena, año nuevo y muchas otras más.

Astrid miró por la ventana de la clase cómo el agua congelada que se hacía llamar nieve caía desde el cielo y manchaba el pulcro pasto de la universidad, estaban en la primera hora y el profesor encargado de dar la clase no había llegado todavía, por eso los estudiantes se la pasaban entrando y saliendo del aula.

Astrid seguía mirando por la ventana, el aula se encontraba en el tercer piso y tenía una vista más amplia del lugar. El patio estaba vacío debido a que las personas estaban en clases o en la biblioteca. Pero, eso se fué por la borda al ver que había un chico que entraba y salía de la universidad.

Se acercó más para investigar quién era, el vidrio de la ventana se empañaba de vez en cuando debido a que estaba respirando cerca de este.

Después de unos segundos adivinando quien podría ser, por fin encontró la respuesta.

El chico que se encontraba entrando y saliendo de la universidad era el mismo que se había topado con ella en la biblioteca ayer, hoy tenía un abrigo color amarillo pollito y unos vaqueros negros que ajustaban perfectamente sus piernas.

El chico que Astrid estaba observando al parecer se dió cuenta ya que alzó la vista hacia la ventana de Astrid justamente, la chica se alejó rápidamente de esta y agachó su cabeza.

—¿Y ahora qué haces? —preguntó Sierra.

Astrid le hizo un ademán de que hiciera silencio y cerró los ojos deseando que el chico no la haya visto.

Bueno, sólo puede hacer eso si tuviera visión de murciélago.

—¿Astrid? —siguió Sierra.

La pelirroja alzó su cabeza rápidamente haciendo que su cabello se quedara pegado a su cara, los apartó lentamente y con calma, luego de eso observó a Sierra.

—Estaba observando a alguien —confesó con sinceridad.

Una de las características de nuestra protagonista, era que la sinceridad es su mejor amiga.

—¿Ah sí?, ¿a quién? —Sierra se acercó a su ventana y miró a través de esta.

La castaña observó que el chico de ayer en la biblioteca estaba allí parado mirando hacia su dirección, se apartó.

—Astrid... —susurró esta mirando fijamente a la mencionada.

—¿Qué pasa? —preguntó la pelirroja.

—No te acerques a Uriel.

—¿Quién es Uriel? —cuestionó.

Sierra tomó las manos de Astrid y las apretó, sus guantes negros le brindaban calor a la pelirroja.

—¿Recuerdas el chico de ayer? El de la biblioteca —preguntó y Astrid asintió— Pues verás, justamente ayer fuí al baño que está al lado de la cafetería y me encontré con que dos chicas estaban hablando de un tal Uriel —comenzó a hablar—. Resulta que el chico que vimos ayer se llama Uriel. Hay rumores que lo confirman.

—¿Y? —Astrid no entendía el punto de Sierra— Si escuchara los rumores, ¿crees que estaría en esta escuela? Andan diciendo por ahí que soy una asesina también. No sé de dónde sacan eso.

La castaña suspiró en forma de frustración debido a que le molestaba el hecho de que Astrid fuera inteligente para unas cosas pero bruta para otras.

Antes de hablar, se acercó más a la pelirroja, como si lo que estuviera a punto de decir fuera muy confidencial.

—En tu caso es diferente, esos rumores salen porque hay gente que te tiene envidia. Pero con Uriel es diferente, créeme. ¿Te acuerdas del caso que hubo hace un año? El de la cabaña en el campamento, la chica muerta y el chico guapo —comentó, Astrid volvió a asentir— Pues hay sospechas de que la chica muerta fué asesinada por Uriel.

Y... Bum.

Las palabras que había soltado Sierra hicieron que Astrid sintiera temor y curiosidad al mismo tiempo.

¿Cómo era posible que un chico tan lindo como el fuera un asesino?, De seguro estaban mintiendo y haciendo calumnias hacia Uriel.

¿Verdad?

—No te creo —contestó Astrid alejándose de Sierra y cruzando sus brazos en un intento de darse color— Si eso fuera cierto el chico debería de estar en la cárcel, no paseándose por el patio de la universidad.

Sierra golpeó su frente con su mano derecha, no sabía por qué se había tomado el tiempo de comentarle eso a su amiga, de todas formas Astrid no haría caso.

Pero Sierra quería intentarlo.

—No te estoy pidiendo que me creas —confesó la compañera de clases— Sólo te pido que no hagas mucho contacto con el, ¿sí?

Sierra relajó la mirada que traía desde hace unos minutos y la cambió por una de compasión, se acercó a Astrid y sin pensarlo, le dió un abrazo cálido.

—Que quede en claro que intento protegerte, se dice que la chica que murió en la cabaña tenía una relación con Uriel —habló.

Astrid aceptó el abrazo y ambas se quedaron en esa posición por un tiempo, ya cuando se separaron Sierra alejó esa mirada de compasión y la sustituyó por una de picardía.

—Aunque hay que admitir que Uriel es un papucho —confesó con una sonrisa— Su barbilla y cabello me hacen sentir que podría dejar que me ahorcara y no se lo diría a nadie.

—¡Sierra! —reprendió Astrid ocultando una risa.

—¿Que? ¡Si digo la verdad!

Al decir eso ambas se rieron a carcajadas por las palabras que habían dicho. Astrid no podía negar que Sierra tenía razón, Uriel se veía muy bien y era muy alto. Eso le daba puntos.

Pero, ¿en serio era un asesino?

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No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]Where stories live. Discover now