Capítulo 4

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Las horas pasaron hasta convertirse en días, y con ellas llegó el día miércoles

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Las horas pasaron hasta convertirse en días, y con ellas llegó el día miércoles.

Habían pasado tres días desde que Sierra le habló a Astrid sobre Uriel y los rumores que lo rodeaban, desde ese entonces el chico se había aparecido muchas veces frente a ellas diciendo que sólo era una coincidencia.

Astrid y Sierra no podían hacer nada, salvo creer en sus palabras.

Como había dicho antes, hoy era miércoles y Astrid ya se encontraba de camino hacia la universidad en un taxi.

Mientras este se movía, la chica observó los árboles y personas que pasaban por allí. Unas iban rápido, otras iban lentos, pero todas se movían.

—Ya hemos llegado, señorita —habló el taxista sacando a Astrid de sus pensamientos.

Miró de nuevo por la ventana y se diO cuenta de que estaba frente a la entrada de la universidad, se giró hacia el taxista y pagó lo que era correspondiente, se bajó del auto y miró por segunda vez la entrada.

—Hoy presiento que será un mal día —habló mirando al cielo, una pequeña gota de lluvia calló en su cara.

Empezó a adentrarse en la universidad, los chicos se acumulaban en las puertas de esta con sus abrigos de diferentes colores, algunos estaban correteando como niños y otros hasta jugaban con la nieve.

Recuerdos de la infancia llegaron a la mente de Astrid. Cuando salía a jugar a los ocho años con sus padres al patio, cuando estos le enseñaron a armar un muñeco de nieve, cuando probó el helado por primera vez. Todo era perfecto en ese entonces.

Pero todo tiene su final.

—¿Dónde estará Sierra? —se preguntó a sí misma mientras caminaba por los pasillos del local.

Estaba a punto de entrar en la biblioteca para ver si la chica se encontraba allí, pero el sonido de su celular al sonar la detuvo. Era una notificación de un mensaje.

Sierra: Astrid lo siento, no podré asistir a la universidad hoy. Olvidé por completo que tenía que hacer algo importante con mi padre. ¿Le podrías decir a los profesores?

Astrid sonrió ante el mensaje de la chica, era tan despistada que hasta se le podían olvidar cosas importantes como estas.

Guardó el celular en el bolsillo de su abrigo nuevamente y se apartó de la entrada de la biblioteca, al principio se presentó algo aturdida ya que no sabía muy bien que hacer mientras llegaba la primera clase, pero luego optó por ir a la cancha y ver a los otros chicos jugar con la nieve.

Empezó a caminar hacia el área correspondiente y cuando estuvo allí se acercó a las gradas para buscar un asiento.

Estas estaban casi vacías, al pie de estas había una pareja de enamorados, en el tercer nivel un chico estudiando y en el quinto estaba un chico sentado en una esquina mirando algo fijamente.

No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]Where stories live. Discover now