No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]

Capítulo 9

—¿Por qué tarda tanto? —cuestionó Uriel dando golpecitos con el pie en el piso cubierto de nieve.

El chico estaba en la entrada del festival de la nieve, un acontecimiento que pasaba cada año en la ciudad de Century.

Llevaba ya 5 minutos esperando a que Astrid aparezca, habían quedado encontrarse ahí a las 4:00 pero ya eran las 4:05.

Al parecer, Astrid y la puntualidad no se llevaban bien.

—Me voy a congelar aquí —confesó el chico.

Su atuendo consistía en un pantalón de vaqueros color negro, un abrigo de tela del mismo color que el pantalón y una chaqueta amarilla con una bufanda gris. Al parecer, el color favorito de Uriel era el amarillo.

Su pelo oscuro y rizado estaba siendo cubierto por los pequeños copos de nieve que caían de los árboles, sus ojos grises estaban fijos en la carretera para comprobar si aparecía Astrid.

Y como si fuera posible llamarla por telepatía, una chica alta y delgada apareció frente a los ojos de Uriel.

Estaba corriendo a toda velocidad y llevaba un pantalón negro con un abrigo color rojo, un gorro y una bufanda del mismo color que el pantalón.

—¡Lo siento, lo siento! —exclamó ella llegando hacia Uriel —Se me hizo super tarde, lo siento —se excusó.

El chico se acercó a ella y sonrió por encima de su bufanda, Astrid era alta, pero la altura de Uriel la hacia ver pequeña.

—Estuve a punto de irme —mintió el— No eres muy puntual que digamos.

—Yo no soy impuntual, lo que pasa es que tu eres muy apresurado —atacó ella cruzándose de brazos.

—Está bien, está bien, no eres impuntual —concluyó empezando a caminar.

—¡Oye!, ¡espérame! —gritó ella empezando a correr para alcanzarlo.

La feria estaba llena de personas, algunos niños, otros adolescentes y hasta adultos y ancianos. Cada local vendía y mostraba algo diferente y había algunas atracciones interesantes.

La feria de la nieve se hacía cada año desde 1995, Astrid venía todos los años con su familia y amigos, pero un día algo pasó y esa tradición desapareció.

Por otro lado, Uriel también venía desde pequeño pero sólo con su madre, su padre siempre buscaba un pretexto para no ir. El chico fué a la feria hasta que cumplió los 15 años, ya luego de ahí tuvo que mudarse y volvió de nuevo cuando cumplió los 20.

Si se fijan bien, ambos chicos dejaron de ir a la feria por algún motivo. ¿Será casualidad?, ¿coincidencia?, ¿ambos tienen relación? Esas cosas eran muy fáciles de contar, pero no era el tiempo para decirlas.

Todavía no es tiempo de contar sobre su pasado.

—¡Es una manzana acaramelada!—exclamó la chica apuntando a un sitio.