Capítulo 24

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Calle Rhonsetto, casa número cinco

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Calle Rhonsetto, casa número cinco.

Esa era la dirección de la casa en la que se encontraban Astrid y Uriel ahora mismo.

—¡Dejame salir! —gritó por quinta vez la chica.

Astrid se encontraba parada frente al sofá gris de la sala, Uriel se encontraba sentado en ese sofá con una cara tan serena que no pareciera que acaba de secuestrar a alguien.

—Te dije que de aquí no te vas hasta que recuerdes —Uriel recordó— Además, podemos estar solos por un rato y disfrutar. ¿No es eso lo mejor del mundo?

Astrid se puso las manos en la cabeza y despeinó su cabello rojizo, no entendía qué mierda estaba pasando y debido al shock sólo recordaba tres cosas.

Uriel disparandole a Dankev.

Dankev tirado en el piso.

Uriel pegándole con una pistola.

No sabía donde estaba, no recordaba la casa y mucho menos el vecindario. Ella sólo quería salir y volver a su casa, llorar por la muerte de sus seres queridos y lamentarse. Pero otra parte de ella quería que Uriel pagara por todo lo que había hecho.

No sabía cómo hacerlo, por eso estaba asustada y molesta.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó en un susurro sentándose en una esquina.

El pelinegro se levantó del sofá, aún tenía la pistola en la mano. Su pelo estaba absolutamente desordenado pero su ropa parecía que estaba sacada de la lavandería.

¿Cómo diablos se veía tan bien acabando de matar y secuestrar a alguien? Esa pregunta no tenía respuesta.

—¿Cuántas veces lo diré? Sólo quiero que recuerdes y me ayudes a encontrar a Phoebe —Uriel respondió.

—¿Phoebe? —la pelirroja no entendía bien.

—No te hagas la tonta —el chico tomó bruscamente el pelo de Astrid y lo enredó en su mano, estaba ya cansado de que ella se hiciera la desentendida.

Astrid cerró los ojos, la fuerza que estaba ejerciendo Uriel la estaba lastimando.

—¡Ya suéltame! —pidió— Por favor... Mi cabeza duele.

Uriel, al ver que Astrid estaba llorando la soltó y la abrazó, se sentía mal por hacerle daño a ella pero todo tenía una razón, un por qué. El debía encontrar a Phoebe y Astrid sabía perfectamente dónde estaba.

—Dime dónde está —ordenó el en su oido— Si lo haces te dejaré ir.

Astrid estaba cansada de que Uriel le pidiera cosas que ella no podía hacer, no sabía quién diablos era Phoebe y por ende no podía ayudar al chico.

Tenía muchas preguntas, ¿por qué mencionaba tanto a Phoebe? ¿quien es? ¿Qué ella tiene que ver con la chica? Pero como siempre, ninguna tenía respuesta.

No te acerques a Uriel [COMPLETA] [Editando]Where stories live. Discover now