Demonio de cristal

capítulo:XXII

" Todos esto años el abuelo a vivido atormentado por lo que hizo... kagome no prolongues más su tortura. ¿ No crees que ya ha sufrido suficiente?"

Las palabras de Kikyou rondaban mi cabeza, pero, aún no estaba lista aún me dolía lo que había hecho. Yo lo consideraba un padre el me había ayudado a los lograr mis objetivos la decepción era grande.

Necesitaba un tiempo a solas para poner en orden mis pensamientos, por eso decidí hacer un pequeño viaje , solo el fin de semana; decidí ir a la región de Shikoku.

Shikoku es una de las islas más pequeña y principales de Japón en esta zona hay muchos templos budistas y tiene una ruta ese peregrinación, me hubique específicamente en la ciudad de Matsuyama, es una ciudad hermosas, hay un castillo que lleva su nombre y está el Onsen de Dogo uno de los baños termales más antiguos.

Desde que había llegado a Japón no había tenido la oportunidad de viajar ni visitar los lugares más emblemáticos, me dediqué a estudiar, luego hay trabajo. No me Di la oportunidad de hacer lo que yo quería. Este fin de semana sería para mi, no dije a nadie a donde iba, solo me despedía se Kikyou.

" Sólo recuerda el camino de regreso, no olvides qué aqui te esperamos "

Es fue lo que me dijo al marcharme.

Al día siguiente de mi llegada a Matsuyama, visite el castillo que lleva su mismo nombre, una monumental estructura, muy hermosa quede impresiónada, estar allí fue como regresar en el tiempo a la era feudal, una vez que colocas un pie dentro automáticamente viajas en el tiempo, sus alrededores y jardines están bien cuidado.

Durante ese fin de semana visite muchos lugares y el que no podía faltar el Onsen de Dogo, sus aguas termales son una maravilla, me relaje mucho y pensé, a mi madre le hubiera gustado estar aquí en su tierra, una vez más... recordé por todo lo que pasó y mi corazón se quebró, lloré; lloré como una niña, no había llorado así desde la muerte de mi madre. Pensé en el Sr Onigumo, todo lo que me conto y reconoció " Perdóname hija"

El último día lo dediqué a ir de peregrinación por la montaña, pues en esta hay un gran templo me levanté muy temprano y salí con rumbo marcado. Durante en camino se hicieron muchas oraciones, la verdad no me sabía ninguna, pero al escucharlas sentía una paz, una gran tranquilidad, el sendero era hermoso.

Al llegar a la sima nos esperaba un monje que nos dio la bienvenida, el lugar era inmenso, era increíble. Me detuve en uno de los pequeños santuarios, en el lugar se podían escribir deseos en unas tablillas, las cuales se cuelgan y elevar una oración.

Yo no soy muy religiosa, pero hacerlo me hizo sentir conectada con algo superior.

Al estar observando el lugar uno de los monjes se hacerco.

- Hola hija- dijo haciendo una reverencia juntando sus manos, yo hice lo propio.

- Hola señor- respondí. El anciano me quedo mirando fijamente, no entendía el porque.

--Ven, tengo algo para ti- yo lo seguí hasta el santuario principal, se acercó aún pequeño espacio junto al altar de Buda, de allí trajo consigo una caja, la abrió y sacó un collar de cuentas, el cual me colocó en él cuello.

- Has sido cargada con energía negativa, ella no te permite avanzar, pero esto limpiarla tu alma- yo simplemente asenti de manera afirmativa.

- Oremos hija- el anciano monje comenzó a orar y yo le seguí. Sentía paz y tranquilidad y mis lágrimas hicieron acto de presencia, ellas salían sin permiso. Algo dentro de mi se alucinaba, no sabría decir si era el collar, la presencia del anciano monje o el lugar, solo se que el estar allí me hacia sentir bien.

Al estar de regreso en Tokio me sentía diferente, este viaje sin duda me ayudó, a encontrarme conmigo misma, a colocar mi mente en orden.

Cuando salí de la estación del metro para tomar un taxi hacia la mansión, él se encontraba allí, no me esperaba que él viniese por mi...

Nota.

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