capítulo: XXV

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Le daba vuelta en mi cabeza a las palabras de Bankotsu, era verdad ¿cuanto más iba a estar asi? Tenía que avanzar, lo que jamás pensé era que el inició llegará tan rápido.

Una llamada telefónica me confirmo.

- Hola Kagome ¿Cómo estás?- era la voz de Bankotsu.

- Bien ¿y tú?

- Bien. Te llamaba para invitarte a salir, ir al cine, comer algo ¿Qué te parece?- por un momento dude en aceptar su invitación pero, si quería avanzar está era una buena oportunidad.

- Esta bien me agrada tu idea.

- ¡Genial! No vemos entonces.

Si, Bankotsu esa un buen amigo, es lindo y no voy a negar que me gusta, además la paso bien con su compañía, me hace sentir cómoda su presencia.

Comencé a salir nuevamente con el moreno.

Había momento en que él no estaba ya que no está viviendo en Japón sino en Estados Unidos, sin embargo nos la apañabamos para vernos; Bankotsu siempre estaba al pendiente de mi y eso me hacia sentir importante.

- Señorita Kogome- al elevar la mirada mire a mi asistente Botan que entraba con un arreglo de Calas en color blanco- aquí le mandan- y lo coloca sobre mi escritorio.

- ¡Oh, valla!- era un muy bonito el arreglo, me sorprendía que fueran calas ya que es mi flor favorita, Botan me entrega la tarjeta que está traía y se marcha.

" Tu roja boca, candado de mis labios. Carmín cerrojo, soy tu esclavo en cadenas, mi calabozo...Tú" ( ánimo)

La nota era de Bankotsu, sonreí ante tan bonito gesto.

-Calas- la voz gutural del demonio plateado me saca de ensimismo. Sesshomaru me miraba recargado sobre el marco de la puerta.

- Taisho... ¿ Qué te trae por acá?- el camina y ocupa una de las sillas frente a mi escritorio.

- Tal parece que se te olvida, que yo soy socio de la empresa- inclina su cabeza apoyandola sobre su mano.

- No, no se me olvida, eso solo que hoy no hay reunión de directivos por eso me sorprende tú visita- trate de sonar lo más desinteresada y comencé a revisar unos documentos.

- " Tu roja boca, candado de mis labios. Carmín cerrojo, soy tu esclavo en cadenas, mi calabozo...Tú"- al escucharlo pronunciar esas palabras quedé inmóvil, mi vista se encontró con la de él. Era increíble lo erótico y fascinantes que se escuchaba ese verso en sus labios.

- Que ¿Ahora te da por leer lo que no es tuyo? ¿Qué no sabes que es de mala educación hacer eso?- le reproche. Sesshomaru me miraba sin inmutarse y yo esperaba con mano extendida que me entregara la tarjeta.

- De verdad que me parece patético.

- ¿Qué es lo que te parece patético?- pero decidí no saber- sabes que, no me interesa, solo devuelve la nota y si no tienes nada importante que decir te pido por favor que te marche, tengo mucho trabajo.- Taisho se colocó de pie me extendió la mano donde tenía la tarjeta, pero cuando fui a tomarla él me sujeto la mía, inclinandose sobre el escritorio causando en mi el mismo movimiento, su otra mano estába apoya sobre la madera oscura de escritorio.

- Ya te lo he dicho antes Kagome- pauso y su mirada se hizo más profunda y oscura, su tacto me quemaba...- no te voy a soltar nunca- mi corazón latía sin parar pero...

-Hace mucho que me soltaste, ya no me tienes- afirme.

- ¿Cuanto quieres apostar? ¿Cuanto quieres perder?- inquirio sonriendo, seguro de que ganaría.

Demonio de cristalNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ