Capítulo 28

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El día de Navidad pasa fenomenal. Cuando llega Adler damos los regalos, y para mi sorpresa, todos los regalos que he hecho, han gustado. Sobretodo me ha encantado ver la cara de Adler.
Adler me da un regalo a mi. Lo abro cuidadosamente y puedo ver un anillo de plata que tiene un diamantito y una forma peculiar, pero muy elegante. En el interior del anillo se puede leer: Por siempre y para siempre  A & M.
Me encanta. Pongo una sonrisa de oreja a oreja y me pongo el anillo, lo observo en mi dedo, cuanto más lo miro, más me gusta. Miro a Adler, tiene una cálida sonrisa, me lanzo hacia él y lo abrazo con todas mis fuerzas.

    -Me encanta. -Le digo

    -Me alegro de que te guste. -Responde

Le cojo la cara entre las manos.

    -Más que eso. -Le doy un beso rápido.

    -Este sábado hay una fiesta después de las doce. -Me dice.

    -Pero el sábado es noche vieja. -Lo miro interrogante.

    -Si, por eso es después de las doce. -Me toca suavemente la cara. -¿Te recojo a las doce y media y vamos? -Me pregunta.

    -Bueno... Si. -No estoy segura de si quiero ir.

    -Perfecto. -Me da un beso leve.

Le sonrío.

Llega el Sábado y después de felicitar el nuevo año a toda mi familia, me retoco un poco el pelo y el maquillaje, no me cambio, llevo un vestido (sorprendentemente) rojo, me llega dos dedos por encima de las rodillas, es un poco pomposo pero no demasiado, tiene un escote redondo y la espalda descubierta.
Adler me recoge exactamente a las doce y media. Me subo al coche, miro a Adler y va muy guapo, como siempre, de negro, pero es que le queda tan bien...

    -Estás muy guapa. -Me mira.

    -Lo mismo digo. -Lo miro coqueta.

Me pone la mano en la pierna y se inclina para besarme. Nos besamos y Adler no se aparta, se inclina más sobre mi. No quiero apartarlo, pero no quiero enrollarme enfrente de mi casa y menos antes de la fiesta.
Muy a mi pesar, me aparto y Adler hace un puchero, yo sonrío.

    -Conduce anda. -Le digo.

Se recoloca en su asiento y empieza  a conducir.
Llegamos a la fiesta. Adler me pone la mano en la cadera y entramos. Hay mucho alboroto, creía que iba a haber menos gente.

    -¡Adler! -Grita una voz.

Miramos los dos hacia atrás y es Yeray.

    -Maldita sea. -Murmulla Adler y me atrae más a él.

    -Ya estabas tardando en llegar. -Pone esa sonrisa que da escalofríos.

    -Pues aquí estoy. -Responde Adler.

    -Y con buena compañía. -Yeray me mira asquerosamente. -Mila, ¿verdad? -Me pregunta.

    -Minna. -Lo corrijo. Me sudan las manos

    -Eso, Minna. -Me mira de arriba a abajo.

Adler se pone tenso y aprieta la mandíbula.

    -Venga, vamos a jugar a un juego. -Mira a Adler y a mi.

    -¿Un juego? -Pregunto.

    -El de la botella. -Dice al momento.

    -No vamos a jugar. -Responde Adler.

    -¿Por qué no? ¡Vamos! Será divertido. -Insiste.

    -No queremos jugar a juegos. -Dice Adler serio.

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