Capítulo 42

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Me despierto lentamente en una habitación desconocida, me incorporo con dificultad y miro hacia la derecha. Observo que Lina está en otra cama durmiendo, me relajo un poco y noto un fuerte dolor de cabeza. Por eso no me gusta el alcohol, por eso y porque sabe horrible. Tengo la boca muy seca, así que me levanto de la cama y voy al piso de abajo en busca de agua.
Abro el frigorífico y no veo nada. Abro un armario y encuentro una botella.

-¿Qué llevas puesto? -La voz de Adler resuena en la cocina.

Me doy la vuelta con la botella en la mano.
Adler me mira de arriba a abajo asombrado. Miro hacia bajo y observo que solo llevo una camiseta que me llega hasta los muslos, pero deja ver mucho más de lo que me gustaría.

-Mierda. -Me quejo. Dejo la botella en la mesa y cojo la camiseta de abajo, tirando de ella todo lo que puedo.

-¿De quién es la camiseta? -Cambia el tono a serio.

No me acuerdo.

-Pues supongo que de quién sea la habitación donde me he despertado. -Sigo tirando de la camiseta.

-¿No te acuerdas? -Frunce el ceño y se acerca a mi.

-Lo único que sé. -Lo miro. -Es que no he hecho nada. -Su mirada de relaja y me centro de nuevo en la camiseta.

    -¿Cómo lo sabes si no te acuerdas? -Cruza los brazos en su pecho.

    -Pues... -Bajo la mirada de nuevo a la camiseta y sigo intentando bajarla. -Porque me acordaría de eso. Además creo recordar cogerla del armario, mi vestido era incómodo para dormir. -Poco a poco empiezo a recordar.

    -Del armario de un desconocido. -Enarca una ceja.

    -Adler, me duele mucho la cabeza, no quiero darte explicaciones, tampoco te las tengo que dar. -Hago una pausa. -Si quieres comprobarlo, Lina está arriba durmiendo.

Adler inclina la cabeza ligeramente y observa cómo tiro de la camiseta.

-No voy a ver nada nuevo. -Adler sonríe pícaro y se muerde el labio.

Lo miro sonrojada.

-Eemm. -No sé que decir.

Me abro paso entre él y la mesa. Noto su mirada constante.

-Minna. -Me llama Adler.

-¿Qué? -Lo miro.

-El agua. -Sonríe mientras sujeta la botella con la mano.

-Ah. -Me acerco y la intento coger, pero me coge del brazo y acerca mi cuerpo al suyo.

-Y si te piensas que te voy a dejar irte así por esta casa llena de salidos con resaca... -Se acerca a mi oído. -Estás muy equivocada. -Me mira con superioridad.

Se me acelera el pulso, pero me intento mantener a raya.

-Ya. Pero es que no te he pedido permiso. -Sonrío ahora yo con superioridad.

-Y yo tampoco.-Sigue sonriendo.

Se quita la sudadera que lleva y me la pasa. Por un momento me quedo embobada viendo su cuerpo, pero reacciono cogiendo la sudadera.

-Póntela, es más larga. -Me indica.

Me encantaría ponérmela, pero no voy a hacer lo que él me diga fácilmente.

-No. -Le tiro la sudadera a la cara. Me mira extrañado. -Es mi cuerpo, yo decido que llevar. -Arqueo una ceja retándolo.

Me doy la vuelta y comienzo a caminar.
Antes de que pueda reaccionar, me coge por la espalda y me pone encima de la mesa. Se pone entre mis piernas sin dejarme escapar.

-Póntela. -Me tira la sudadera en la cara.

    -¿Qué estás haciendo? -Lo miro extrañada. -Déjame bajar. -Lo miro directamente a los ojos.

Adler me fulmina con la mirada.
Suspiro y me la pongo por encima.

-¿Satisfecho? -Digo irónicamente.

-Mucho. -Sonríe. -Pero podrías haberte quitado la de abajo primero. -Me recorre el cuerpo con los ojos.

-Sigue soñando. -Pongo los ojos en blanco.

Adler se ríe y pone su mano en la parte baja de mi espalda. Me empuja hacia él para que lo pueda notar más cerca de mi. Me pone la mano en la cara y acerca su cara a la mía. Una oleada de calor me recorre el cuerpo, pero no quiero que se note.
Adler se ríe y aparta su cara de la mía.

-¿Amigos, segura? -Se ríe satisfecho.

Agarro sus caderas con mis piernas, acercándolo todo lo posible, lo tomo por sorpresa. Le cojo la cara con la mano y rozo mis labios con los suyos. Entonces sonrío.

-Si. -Me aparto lentamente. -Segura.

Se queda boquiabierto con la respiración agitada.
Lo aparto de mi y me bajo de la mesa, estoy muy satisfecha de mi misma.

Subo a la habitación donde se encuentra Lina.
Parece que se acaba de despertar, porque me mira con los ojos entornados.

-¿Minna? -Me mira extrañada.

-Si, soy yo. -Me acerco a ella.

-¿Dónde estamos? -Mira a su alrededor.

-En la casa de la fiesta. Vístete y nos vamos. -Le paso su ropa mientras yo me quito la sudadera de Adler y la camiseta que había cogido "prestada", la vuelvo a dejar donde estaba y me pongo mi vestido. Al ser un vestido de noche, me siento un poco desnuda por la parte de arriba, por lo que decido ponerme la sudadera de Adler por encima, además huele maravillosamente a él. Apenas se ve el vestido que llevo debajo, pero por lo menos sé que si la sudadera se mueve hacia arriba, el vestido está ahí.

-Mierda. No me vuelvo a emborrachar. -Maldice Lina.

-Ni te engañes a ti misma. -Cojo mis cosas y la miro. -Eso mismo dijiste la última vez que te paso esto. -La observo batallarse con el vestido. -Esa mierda que me diste ayer era muy fuerte. -Me río.

-Se nota que solo te tomaste una. -Dice mientras termina de vestirse.

-Anda, vamos. -La cojo del brazo.

Salimos de la casa y pedimos un taxi a nuestras respectivas casas.

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