I Bilogía "Duelo"
Una chica que aparenta tener un pasado y emociones en perfecto control.
Un chico que disfraza con sonrisa sus verdaderos sentimientos.
Ella, quién cree no necesitar a nadie, solo a sí misma.
Él, quién lucha día a día con demonios o...
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— Azi tienes que tranquilizarte— dicen frente a mi.
— Inhala y exhala— repite— Todo va a estar bien ¿recuerdas?, estoy a tu lado.
— Tengo miedo—susurro.
Todo a mi alrededor se vuelve borroso, escuchó que mamá pide ayuda, cuando siento sus brazos enredados en mi cuerpo. Ella no para de sollozar, animar que abra los ojos y yo sé que nuevamente caí y perdí la batalla. No veo nada, todo se torna oscuro y antes de caer en sus brazos le digo.
— Mamá...
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Abro los ojos de repente, percibo mi cuerpo sudado y a mis manos que no paran de temblar. Mi vista se acongoja con las imágenes del sueño y solo quiero llorar como nunca por recordarme lo jodido que estoy.
Me duché para evitar sollozar y gritar con todas mis fuerzas, así mi comportamiento sería calificado como mecánico. Optó por lucir jeans y playera negra, al mismo tiempo que las arrugas de esa ropa vislumbran mi descuido.
Como desayuno, me alimento de una tostada, bebo avena como repuesto. Siento que me olvido de algo, y al recordarlo, me permito salir corriendo.
Dejó un mensaje para Anne: Tienes el auto para que salgas directo a la escuela, justo a dónde me dirijo.
Voy en línea recta, sabiendo que tomó el camino adecuado para restaurar el entorno que podría ir en picada. En un santiamén, este pueblo en perfecta madera se podría convertir en restos demolidos para terreno aéreo..
Mis pasos se hacen cada vez más lentos cuando la fachada verde de la escuela se presenta frente mío. Este tiene un acabado que me aburre, generando un pensamiento de huida por la terrible repetición de diseño.
Sigo caminando y caigo en cuenta de la curvatura de la escuela que da paso al tramo de un bosque donde cualquiera puede aventurarse.
El bosque está solitario, aunque sigue dando señales con las pequeñas aves que canturrean y el viento que golpea las hojas de los árboles.
Percibo calidez, naturaleza y paz. Exhalo al darme cuenta que he estado reteniendo aire e intentó expulsar el pesado significado del sueño, las malas sensaciones que me trae estar en un nuevo lugar, el miedo que me hunde volver a empezar. Sumó a mis recuerdos unas simples palabras entre ella y yo:
— ¿Qué tal si mañana no te vuelvo a ver?
— No vayas por ahí Azier— dice — solo tienes que dormir
"No vayas por ahí Azier"
— El chico "observador" es también un chico "pensador"— alguien habla a mis espaldas.
Su voz.
Giro y encuentro mi mirada con la de ella ; Dayla.
Luce un contraste de color a comparación de ayer. Si antes lucía de negro ahora lleva blanco.
