CAPITULO 20

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Dayla

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Dayla

Agotada de ir pista tras pista sola, es momento de afrontar a Daniel y a alguien más. Ellos saben mucho y eso siempre lo supe. Estuve enterada que mi alrededor era terrible, lleno de preguntas sin responder, mentiras y una burbuja desgastada de vida "perfecta"

Si me refiero a Daniel. Él y yo nos conocimos desde los cuatro años. Nuestros caminos se separaron a los once cuando fui al orfanato. Luego, él regreso por mí a los dieciséis años; exactamente un año después de cuando fui adoptada. Me acompaño a partir de ahí, creo un negocio, dejo California para vivir en Maren y seguido del accidente en año nuevo nos dirigimos al pueblo continuo hace tres meses; Biden.

He vivido en tres lugares toda mi vida:

California por ser mi lugar de nacimiento.

Maren, desde los once años cuando servicios sociales me envió a este orfanato "Dulce Corazón", que alberga a niños con un dolor en común; el abandono, la pérdida.

Por último Biden, hace dos meses por esa amenaza clara de muerte.

Si me concentro en todos las variables, en cada uno de los nudos; me pregunto ¿Por qué servicios sociales solicito un hogar tan lejano? ¿Querían alejarme de California? Sin ir tan lejos ¿Quién está detrás del accidente de carro? ¿Quién es la chica que no paraba de advertirme?

Respuestas a ello tendrá Daniel, así que en el mueble espero su llegada a casa. Mis dedos repiquetean en el brazo del sofá. Mis pies se tambalean. Mi cuello se recarga. Mis fuerzas se debilitan y por fin me permito librarme de esta carga de resguardo. Así como mi paciencia se agota con la hora que marca el reloj de mi muñeca. Son las dos de la mañana y todavía no se digna a entrar por esa puerta. Quizá la manifestación haya funcionado de forma perfecta para oír la cerradura abrirse y las luces encenderse. Por fin.

— Daniel— llamó su atención.

Asimismo, me levanto del sillón para un duelo de verdades.

Palpa su pecho con el subidón de mi advertencia y retrocede instintivamente— ¿Dayla? Joder me asustaste.

— Necesito que hablemos— Forzo el interruptor de la luz para dañar mi paz con su aspecto desgarbado. Tanto tiempo buscando el promotor de este ataque ¿no?—. De esta no te salvas Daniel con excusas baratas. Yo pregunto y tú responde con la absoluta verdad— remarco la última palabra.

Camino hasta quedar frente a frente, a pesar que la diferencia de altura se hacía notar.

— Consciente que de tu boca pueden salir tantos engaños... Aún así tomaré el riesgo.

Sus botas rechinan en el piso. Su cansancio se agolpa en una consternación fácil de notar, aunque no estoy segura si sea igual de sencillo con los miles de pensamientos que su mente puede elaborar a su favor o en contra.

Cerebro vs Corazón © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora