I Bilogía "Duelo"
Una chica que aparenta tener un pasado y emociones en perfecto control.
Un chico que disfraza con sonrisa sus verdaderos sentimientos.
Ella, quién cree no necesitar a nadie, solo a sí misma.
Él, quién lucha día a día con demonios o...
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TW: Contenido violento, agresión física, episodio del trastorno epilepsia.
Azier
Mi cabeza me martillea incansablemente. Mis ojos pesan y cualquiera pensaría que no he dormido en absoluto, aún cuando en verdad sí lo hice. Gracias a los recuerdos de la semana pasada, fue inevitable no perderme en las memorias de su rostro, sonrisa, la forma en que su mirada insufrible cambia a un sinónimo de calidez en cuanto nos chocamos es tan loco, tan irreal.
— Te has perdido mucho desde ayer— Anne, mi amiga pérdida en su celular avisa
— Sí— digo desganado. Los recuerdos son variados, la importancia impuesta en el latir de mi corazón lo valida, pero es que ¡Qué maldito dolor de cabeza!
Despega su vista del maldito instrumento para inspeccionar mi rostro. Ve lo mismo que todos; enfermedad— Azier, no desatiendas tus pastillas. Debes ya entender que tu salud depende en porcentaje de ellas, te ayuda a controlar tus episodios, a regular tu estrés. Mejor dicho, son tu sanatorio, por favor consumelas todos los días tal cual tu médico de cabecera te indicó.
Le doy la razón con un asentimiento porque sí; probablemente ese sea el problema de mi punzante dolor de cabeza. Hago un leve masaje en la zona del cráneo, e intento distraerme con otros temas. — ¿Cómo está Tae? — y ese leve giro, la desconcierta.
— No sé, ni que hablara con él.
— ¿Cómo está Tae? — volteo los ojos por su "yo no sé nada", aún así repito.
— Supongo que bien— dice derrotada— Intenté animarlo por mensaje ¿Ya sabes? Lo de su hermana. No ha podido pegar bien el ojo, tratando de entender ¿por qué ella?
No he conseguido preguntarme lo mismo. No cuando sigo cuestionando que el tiempo instalado en Biden se está extiendo más de lo esperado.
— No te ves para nada bien— insiste una vez más entre tanto me ayuda a guardar las cosas en mi casillero— Az, mejor ve a casa.
— Ya casi acaban las horas— pasó un brazo por sus hombros, apresando el izquierdo— Estoy bien, Anne.
Tomó una pastilla para el dolor de cabeza, la cual acostumbro guardar entre mis cosas. Deseo con todas mis fuerzas que este malestar desaparezca pronto.
Han sido unos días pesados por la adaptación, la misión que tengo encargada, Dayla, el recuerdo de ella y ahora lo de Tae. Sumado a que tengo otro propósito personal, se me ha pasado desapercibido mi tratamiento. Un tratamiento que impide el desarrollo destructivo de mi enfermedad, la cual no tiene cura. Un desarrollo que lamentablemente me tiene actualmente sin cuidado.
Por fin, logró huir de la señora Anne y camino distraídamente por los pasillos de la escuela, hasta escuchar una conversación que proviene de la cafetería.
