CAPITULO 14

180 17 18
                                    

Dayla

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dayla

Sus palabras calaron tan hondo en el órgano de mi corazón. Mi corazón, mis sentimientos, emociones, lo que tanto retengo diariamente se han sentido atacados. Momentos como este logran que cuestioné mi existencia o supervivencia. La supervivencia de mi misma y de quienes por una razón que desconozco me persiguen.

Por ellos y por mi misma, cambié de look.

No me disgusta mi cambio. De hecho, hago lo mejor posible para adaptarlo a quién soy actualmente.

Antes era una niña con cabello largo. Yo portaba ojos verdes, vestía de color rosa y así. Ahora uso el cabello corto, mis lentillas de color café, y una vestimenta que particularmente cambió por mi forma de pensar y de sentir actualmente. Siento de manera distinta o eso quiero creer. Hago el intento de no enfrascarme en mis emociones, o cuando menos no mostrarlas frente a otros.

Tengo experiencia para decir que los sentimientos te pueden subir a la cima de la montaña rusa, pero asimismo bajar de la peor manera. Si no sabes controlar esa bajada, te ocasionan tanto daño físico y psicológico, o ambos. Por eso mismo huyo de las montañas rusas. Me reprimo disfrutar de la subida para no llorar en la bajada. Contengo mi felicidad para luego no estar triste con las decepciones que conlleva esa falsedad de "alegría" en las personas.

La felicidad absoluta no existe, de eso estoy plenamente segura. Y las emociones son tan poderosas que ni yo con mi mayor esfuerzo las manejo por completo.

Se puede adquirir grados de felicidad menores como yo o se puede tener mayores grados de alegría como otros. Sin embargo, nadie ha podido ni puede gozar de un júbilo seguro e indefinido.

Por ello, prefiero los botes o las lanzas en el mar si es que el hecho de sentir llega a ser un requisito indispensable. El camino del bote a elegir sería un mar, el cual considero es el más recto posible, donde hay olas o piedras que no son tan difíciles de evadir.

Si acaso encontrará obstáculos enormes. Al principio, perdería los sentidos por los nervios, pero confiaría en la labor de los ramos y de mis brazos que sostendrán estos con una fuerza originada de múltiples halagos al destino. Y si aún así milagrosamente no me salvo por propios medios, creo que mi huida en barco sería un gran fin que no implica tanto tormento.

Personalmente evito los problemas con una actitud tranquila. Por consiguiente, en este caso tengo que dirigir el camino que me permita no padecer tanto.

El día de ayer, probé acostarme ni bien llegué a casa; a pesar de la insistencia de Azier por acompañarme y saber qué ocurrió. Simplemente le dije adiós y me enrumbe a casa.

Ahora, me encuentro divagando con el fin de evitar el teléfono, que por otro lado resuena el por milésima vez con el nombre de Daniel encendiendo la pantalla. Volco el celular para que no se tope con mi vista, y mi concentración se centre en la madera de la puerta siendo atacada con desesperación.

Cerebro vs Corazón © (Terminada)Where stories live. Discover now