20.5

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Azier

12 años.

Mi cumpleaños es hoy: 2 de junio.

Desde que llegué nadie me ha dirigido la palabra debido a la enfermedad que llevo conmigo; la epilepsia.

Hasta yo me acostumbre a llamarle enfermedad como todos lo hacen— Curvo mis labios con una sonrisa triste—. Los doctores siempre repetían que no era una enfermedad como tal, sino un trastorno del sistema nervioso.

Supuestamente el término trastorno quita gravedad y preocupación al asunto. Sin embargo, no evita las burlas de compañeros, miradas, trato compasivo y el sentirse inútil.

Inútil de cerebro, seguridad, coraje y en las emociones.

Mi cerebro no funciona correctamente, excuso mi simple torpeza e ineptitud a eso. Un impedimento como la epilepsia trae consigo desgaste físico, así como emocional, el cual se ve más afectado.

Días como mi cumpleaños caen como agua fría en un jacuzzi alejado de mi verdadera existencia. Me recuerdan la falta paternal, amical y personal que cargo. Ya no soy un niño que trae consigo una sonrisa, más bien soy un anciano amargado que espera pacientemente su fin.

He estado en tantos hospitales de paso, donde personas comentaban su deseo de no permanecer aquí. Miles hablan de eso.

Espero nunca llegar a desestimar mi supervivencia al máximo grado posible.

Todavía soy un niño ¿acaso tengo una oportunidad? Una oportunidad de vivir y no sobrevivir.

De reír hasta cansarme, subir a una montaña rusa, ver películas, estudiar, tener familia y amigos y ser feliz.

¿Aún poseo esa fortuna? Ojalá sí.

Dos de junio, algún día te gozaré hasta cansarme. Mi algún día no se cumplirá, hasta que unos señores me adopten. Adoptar puesto que mis verdaderos padres fallecieron en un trágico accidente automovilístico. Exactamente a la edad de tres años me dejaron.

Mentiría si dijera que los recuerdo, únicamente era un niño, escasamente tengo una foto de los tres en mi cómoda improvisada.

— Tal vez hubiéramos sido imparables— rozo mi pulgar en la cara de mi madre— Quiero sonreír tanto como tú. Quisiera haber tenido consciencia y no dejarlos partir— rozo la figura de mi padre cubierta de plástico forrada— Me hubieras enseñado a ser fuerte contra corriente— sonrió a medias—. Todo es tal vez y odio eso.

Probablemente lo único que me consuela es que mis padres conocían de primera mano mi situación y nunca se alejaron o juzgaron. Según cuentan los diarios de mamá, epilepsia fue diagnosticada unos meses después de nacer.

Al perder mis únicos familiares, me encontré con unos tíos que despreciaban mi condición en cada momento. Específicamente no paraban de quejarse conmigo sobre los gastos excesivos que ocasionaba.

— ¿Por qué de ellos si recuerdo? En cambio debería hacer memoria que a los once años se quitaron la responsabilidad, abandonándome en un orfanato en Miami..

Mis manos tiemblan con la contrariedad en la cual mi débil corazón no permite que mi cerebro siga enviando tantas verdades que le duelen, que me hieren. Asimismo no pierdo la oportunidad de registrar los diarios de mamá...

Necesito leer una nota relacionada a mi cumpleaños, por ello rebusco en las páginas del último diario. ¡Bingo! La encontré con su fecha correspondiente: 2 de junio de 2002.

Estoy bastante contenta por el cumpleaños número 2 de mi bebé Azier. Cuando seas más grande, me gustaría dedicarte estas palabras o mandarlas.

Cerebro vs Corazón © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora