Satoru Gojo x Lectora [Jujutsu Kaisen]

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Movió sus dedos, cubiertos de un artefacto dorado y filoso, muy parecidas a unas cuchillas. Había terminado de limpiar el área, los restos de las maldiciones desparramadas a su alrededor. Algo de luz ingresaba por las grietas de la pared gastada, iluminando ligeramente la oscuridad que cubría por completo la habitación. Antes de poder darse un momento para relajarse, algo suave y sedoso rozo contra sus piernas desnudas (dado que utilizaba shorts). Las nueve colas rojizas de Daji, su kitsune y guardiana, refulgieron igual que el fuego, eliminando por completo la impureza del lugar.

—Ah, esto es tan aburrido...¿ya no hay maldiciones de rango especial o qué? —dijo, alzando los hombros con un aire aburrido. Hasta que una sonrisa filosa se desplazó por sus labios rojizos—. Es verdad, yo elimine a la mayoría... lástima~

Daji es un tipo de ser sobrenatural de rango especial, (T/n) estaba segura que podía entrar a la altura de Ryomen Sukuna, la cantidad de maldad que contenía esa Kitsune era de temer, y su poder también. Por suerte, sus antepasados hicieron un contrato con ella que se renovaba cada vez que nacía un nuevo descendiente capaz de lidiar con su energía. En teoría, la mayor parte su vida en Japón (porque en realidad es originaria de China) fue controlada de cerca por su familia de Sacerdotes y Sacerdotisas.

Hasta que fue su turno.

—Queda un área más para limpiar, y luego marcharemos a la escuela de hechicería —dijo, sintiendo como su compañera se apoyaba sobre su hombro, las colas zorrunas cubriéndola como un manto—. ¿Qué sucede, Daji?

A diferencia de los anteriores compañeros y compañeras que tuvo en el pasado, quienes obviamente siempre mantenían su distancia de ella, ya sea por temor o respeto, (T/n) por el contrario, era de las primeras en establecer una relación casi amistosa. Todavía le sorprendía que le hablase con tanta familiaridad, sin utilizar ningún título o temblor en su voz. Tal vez por eso Daji había decidido no matarla de momento.

—¿Irás solo porque te llamo Satoru Gojo? ¿El mismo que rompió tu corazón en tu adolescencia? —susurro, igual que una serpiente, sobre su oído—. Bueno, si quisieras destruirlo puedes preguntarme cuanto quieras. Después de todo, hice que un Rey se arrodille ante mí.

La risa de la Kitsune la persiguió hasta que se convirtió en algo lejano, sabiendo que seguro se fue a hacer de las suyas en algún lugar no muy lejos de su localización (ya que después de todo, no podían mantenerse alejadas la una de la otra, a menos que quisieran que el contrato lance una dolencia espiritual sobre ellas).

(T/n) paso una mano sobre su cabello, recordándose a sí misma que la única razón por la que se acercaba nuevamente a Satoru es porque así podría ayudar a Itadori Yuji, el recipiente de Sukuna.

Si, tiene que ser por eso, y no porque haya extrañado los ojos cielo del albino, ni su estúpida risa.


La caminata hasta la escuela de hechicería fue un dolor en el culo porque primero; hacía un calor del demonio y segundo, Daji no dejaba de parlotear. A veces se preguntaba porque ningún hechicero de rango alto se encargaba de ella, como harían con Sukuna. Los altos mandos harían cualquier cosa para evitar que seres como ellos se relacionen con humanos, pero de alguna manera su ruidosa y cruel compañera sobrevivía cada año sin problema alguno. Estaba segura que la influencia de su familia tenía mucho que ver en ello.

Apenas puso pie sobre los escalones de piedra, la voz de Satoru y su larga figura se hicieron presente. Seguía igual por donde lo viera, a diferencia que en vez de gafas utilizaba una venda oscura sobre sus ojos. La luz del atardecer le dio de lleno sobre el pelo, y (T/n) se imaginó su expresión embobecida por la belleza de ese hombre. Ni siquiera termino de subir los escalones que ya la estaba rodeando en un abrazo caluroso, haciéndola chillar mentalmente porque se encontraba sudada de arriba abajo.

Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora