Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Hakuryuu Ren x Lector [Magi]

[Au; Dragones/Cazador de Dragones/ Época actual]

El viento que ingresaba a la cueva, causaba que se oyeran ligeros silbidos, y que el fuego de la fogata se tambaleara de un lado a otro. Contra la pared cercana, un joven yace, durmiendo desde hace un par de horas. Duerme, siendo observado por dos ojos dorados. Un copo de nieve cayó sobre el brazo de la joven y está siseo por lo bajo, arrastrando la gota de agua lejos de su piel, que al moverlo, emite suaves tonos rojizos. 

Sus escamas brillaban ante la luz del fuego y volvió a ocultarlo bajo su manto. 

No le gustaba el invierno, en absoluto.

Así como tampoco le gustaba el olor que emana el joven al que rescato hace tres horas. 

Su olor le recordaba al de su vieja aldea, donde antes vivía con varios de su especie. Zona que fue arrebatada por los cazadores de Dragones. Bajo su manto su cola rojiza se sacudió violentamente, en ella tiene varios pinchos y el final en punta parece una espada afilada. Con facilidad, podría clavarsela en el pecho, matarlo y así de cierta forma vengar a todos aquellos hermanos y hermanas que cayeron ante él. 

Inspiró hondo, controlando sus instintos y pronto, sus ojos se tornaron (c/d/o). 

Debía esperar pacientemente a que este despierte, y según como fueran progresando las cosas, vería qué hacer. 

Pero si le da la oportunidad, no va a dudar en matarlo. 

Hakuryuu despertó más desorientado que nunca, le dolía la espalda y sentía un zumbido en sus oídos. Llevaba una semana entera sin pisar el suelo de su hogar, seguía el rastro de un dragón. O bueno eso intentaba, con el invierno y la nieve, era un poco complicado seguirle el paso a tan gran ser sobrenatural. Sumado a que algunos tienden a tomar forma humana. 

El olor a medicamentos, a madera quemada, a humedad, todo aquello logró olfatearlo apenas sus sentidos despertaron por completo. Su cuerpo estaba acurrucado entre pieles de lo que supuso que eran lobos u osos. 

Sus ojos azules se acostumbraron a la luz y pronto en su campo de visión, apareció una figura para nada familiar. La persona apoyó una mano en su frente y cuando se retiró, Hakuryuu pudo ver algo brillar en su rostro. Rojizo, como pequeñas lentejuelas sobre su piel. 

Se levantó, buscando con rapidez su lanza, pero algo puntiagudo rozó su cuello y paso saliva, siendo consciente que está ante un dragón. 

—Te recomiendo quedarte quieto, humano. No quiero manchar mis pieles con tu sangre. —la punta de su cola, corto ligeramente la piel de su cuello cuando pasó nuevamente saliva. —¿Cual es tu nombre, cazador de dragones? —ojos ardientes se posaron en su figura, y a pesar de lo peligroso de la situación, Hakuryuu la encontró maravillosa y atrapante. Inspiraba respeto y sabiduría. 

—Hakuryuu Ren. ¿Cómo supiste que soy un cazador? —cuestiono enseguida, y la cola de la dragona desapareció de su cuello. 

(T/n) entrecerró la mirada y tomo un cucharón, revolviendo algo que cocinaba en una olla que justamente ahora el joven Príncipe había notado.