Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Ayato Kirishima x Lector [Tokyo Ghoul]

AU; Epoca medieval. 

[Solo uno de los dos puede ver el hilo rojo del destino, y aquel que sea capaz de hacerlo, significa que en su vida pasada fue el causante de la muerte de su pareja. Por lo tanto existe una posibilidad de que en esta vida, también lo sea.]

En la oscuridad del bosque, solo se puede oír la madera quemándose en la fogata, y la respiración tranquila de (T/n). La cual duerme acurrucada entre pieles de lobo, cerca del fuego para mantener calor. Ayato, que estaba cocinando carne —de la presa que capturaron horas antes— farfulló por lo bajo debido al frío. 

Se conocen desde que son niños, (T/n) fue bien recibida cuando su pueblo fue arrebatado por unos salvajes. La única sobreviviente, gracias a sus hermanos y padres, que actuaron rápido. Su padre, el rey, la aceptó con los brazos abiertos en la familia.  Pequeña y escuálida, pero que con el tiempo —y entrenamiento— se convirtió en una guerrera más. 

Eran felices, hasta que el Rey falleció. Su amabilidad e intento de paz, fue lo mismo que lo llevó a su fin. 

Y Ayato escapó del reino, dejando sola a su hermana Touka. Ahora, se dedica a ser un mercenario, si le dan una buena paga, hace cualquier trabajo. (T/n), quien siempre fue buena rastreando personas, lo encontró  con facilidad a solo tres pueblos al oeste del castillo. Eso ya hace un par de años, ahora el tiene diecisiete y la cazadora veinte. 

A pesar de que desapareció, aún hay gente buscándolo. Y no necesariamente gente buena. Ya que es un heredero al trono, los antiguos enemigos de su padre desean encontrar una forma de acabar con lo que quede de la familia Kirishima. 

Pero (T/n) está aquí para protegerlo. 

—Ayato..baja un poco el fuego, podrían vernos. —la escucho murmurar entre todas las pieles, solo se podían ver sus ojos (c/d/o) entre ellas. 

—Cierra la boca. Si estuvieran por los alrededores ya estarían aquí peleando con nosotros. 

La vio rodar los ojos, a la vez que suspiraba con extrema pesadez. Lidiar con el carácter de este niño no era tarea fácil. 

—Bien, cuando te metan una espada por el culo no llores. —pronto, un pequeño hueso cayó en su frente. —¡Oye! 

La mirada del cabellos azul oscuro fue suficiente para hacerla maldecir por lo bajo y guardar silencio. Este idiota a pesar de verse así, es extremadamente fuerte peleando. Tiene un excelente manejo de las espadas, lanzas y el uso de escudos. Aunque hoy en día es capaz de manejar hasta un cuchillo como arma. 

El mercenario termino de quitar cualquier pedazo de carne restante en el hueso y lo lanzó a la oscuridad del bosque. 

—Es tu turno de vigilar, levántate, vaga. —cuando se levantó del tronco que usaba de asiento, las placas de la armadura causaron el típico sonido metálico de siempre. (T/n) a regañadientes le paso las pieles y tomó una postura recta. 

—Si, su majestad. —replicó con un tono de burla en su voz. Bostezo una vez y pronto, se coloco cerca del fuego, admirando las llamas. —..¿Crees que algún día volveremos al reino? 

Ayato bufó, pronto dándole la espalda, completamente envuelto en pieles. —No te dije que vinieras conmigo. 

(T/n) llevo sus ojos (c/d/o) al joven Príncipe. —Lo se. No quería dejarte solo, se lo mucho que te afectó la muerte de tu padre. Y conociendo tu hermosa personalidad, sabía que te ibas a meter en problemas tarde o temprano.