𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

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𝕰𝖑 𝖕𝖊𝖑𝖎𝖌𝖗𝖔 𝖊𝖘 𝖉𝖊𝖑𝖎𝖈𝖎𝖔𝖘𝖔


Tal vez esté cometiendo un error, no se realmente en qué mundo me estoy metiendo, nunca antes he coqueteado con un príncipe, mucho menos el hijo del rey más sanguinario de todos los tiempos, supongo que eso es lo que me llama la atención, los demás hombres parecen perfectos, tan luminosos y encantadores, rodeados de mujeres por todos lados, ellos saben que son bellos, saben que tienen la vida asegurada y es exactamente eso, lo que los vuelve débiles, no me gustan esos chicos, prefiero los que atraen sin quererlo y tratan de descifrarte con su mirada imnótica, radiantes, llenos de secretos problemáticos, una familia desastrosa, una vida imperfecta, un camino de errores y sangre. Me gustan esos hombres que no prometen bajarte la luna, si no que tienen las agallas para llevarte a ella.

Me atrae lo peligroso, lo que puede matarte pero también puede darte la mayor dosis de placer de tu vida, eso es lo que pretendo lograr con Caos, quiero meterme en su cabeza y ser la adicción en la que cae todas las noches, aunque puede sonar ególatra y estupido. Se que no es fácil, porque su padre lo ha entrenado bien, pero lo que no saben es que mi madre me dió ovarios de acero y sangre poderosa para no dejar que un ser tan bajo como un hombre, logre doblegarme.

-Magestad...

-Princesa... Eris, ¿verdad?

-La misma-sonrio y ofrezco mi mano para que él la estreche, pero en lugar a eso, la toma y deposita un beso en el reverso de la misma.

Predecible.

-¿A qué se debe su presencia esta noche?, magestad-El sonríe a boca cerrada, causando que algunas de las mujeres a nuestro alrededor suspiren.

Las entiendo, es realmente impresionante... Su belleza es tan extraña, no es angelical, no parece sacado del cielo, si no del mismísimo infierno.

-Aburrimiento quizá-respondo correspondiendo a su sonrisa.-¿Me he perdido de mucho estos años?.

-si le agrada ver gente desesperada por atención y matrimonios arreglados, entonces sí-dice él, comenzando a caminar hasta la mesa de bebidas, yo lo sigo.

De reojo observo a mi madre que nos mira expectante, analizando cada una de mis acciones. Eso me hace reír en voz baja.

-A su madre no le agrada nuestra cercanía, ¿verdad?

-Para nada, teme que diga algo inapropiado-tomo un sorbo de vino-como verá, no suelo convivir con hombres, mucho menor con príncipes de su nivel.

Él ríe y yo me quedo un poco sorprendida por su reacción.

-Una mujer que no tema usar el sarcasmo en sus frases, realmente me parece interesante.

-¿Usted cree que es sarcasmo?.-dejo la copa y lo miro con una leve sonrisa ladeada. Amo ver como me intenta analizar, tal vez crea que ya me descifró.

-Pero claro que lo es, a usted no le interesan esas cosas del linaje, rango y corona, ¿me equivoco?

Es chistoso verlo esforzarse.

-¿Qué le hace pensar eso?, magestad.

-La forma en la que vino a mí sin importar las advertencias de su familia, usted es curiosa, le gusta el peligro.

Voy a responder, pero entonces la primer campana de la noche suena y las parejas se separan buscando compañeros de baile nuevos.

-Mi lady, ¿le gustaría bailar?-pregunta un nuevo hombre que aparece en escena, es un príncipe y si mi memoria no me falla es hijo del Rey Sebástian y la reina Liriope, una familia de alto rango y belleza sin igual, él es alto, de cabellera rubia, tan angelical, como caído del cielo, a simple vista parece ser el tipo de hombre con el que tendrías la vida soñada e hijos hermosos. Pero mí vida no se basa en posibilidades, yo no me fijo en lo que podría ser en el futuro, si no en lo que es ahora.

No se que responder, realmente no quiero bailar con un príncipe de su clase, por muy hermoso que sea su rostro.
Miro a mi madre pidiendo ayuda con los ojos, pero ella solo asiente con orgullo, como si ya tuviera mi futuro planeado, como si tuviera la obligación de aceptar su mano y bailar por el bien de mi familia.

Nunca he querido aceptar por compromiso, no me gusta sentirme obligada a tomar decisiones, odio tener la presión de que no solo mi vida, si no la de mi madre, estan en mis manos y a costa de mis errores.

-Lo lamento Sian, pero está dama está conmigo-habla la persona que está a mi lado, toma mi mano y sin que pudiese protestar me arrastra hasta el centro de la pista.
No puedo ver a mi madre pero estoy segura de que su rostro muestra decepción total hacia mí y me duele que para cambiar eso, deba arruinar mis sueños.

La musica suena y yo me encuentro aferrada a los hombros de un príncipe que me sonríe inmoticamente.

-Gracias, me ha salvado de algo con lo que no quiero lidiar-hablo siguiendo los pasos de mi acompañante.

-Lo noté, es por eso que me tomé el atrevimiento de ayudarla a huir de las garras de Sian.-él ríe y por primera vez en toda la noche, logro ver una sonrisa que no es a boca cerrada, es realmente bella, demasiado inmotizante, pero traicionera y letal.

No debo bajar la guardia.

-Es bueno que lo hiciera, no quería bailar con ese hombre-respondo aferrándome a sus hombros cuando me hace girar al compás de la melodía.

-Si me permite opinar-se acerca a mi oreja y susurra lentamente-No creo que él, sea un buen partido para usted.

Mi piel se eriza al entrar en contacto con su respiración pero vuelvo a la normalidad en cuanto siento que se ríe sobre mi oreja.

Tengo que articular bien mi respuesta si planeo conseguir algo más que un baile.

-¿Ah si?, Y según usted, príncipe Caos, ¿quién sí es un buen partido?-Él me levanta por la cintura y me gira en un santiamén, ahora me encuentro con la espalda curvada hacia atrás, sostenida por sus manos y mirándolo fijamente a los ojos.

La canción cierra el ritmo para llegar a su final y él atrae mi cuerpo hasta que mi rostro queda a centímetros del suyo y vuelve a hablar.

-Tal vez alguien, que haga que su piel se erice sin siquiera tocarla...

-¿Esta coqueteando conmigo, mi lord?-nuestras frentes están unidas, nos separan escasos centímetros, puedo sentir su respiración chocar con mis labios.

-Pensé que eso haciamos desde el comienzo.

Sin previo aviso, me atrapa en un beso de fuego puro.

Los Juegos De ErisWhere stories live. Discover now