𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟒

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𝕸𝖚𝖊𝖗𝖙𝖊 𝖞 𝖙𝖗𝖆𝖚𝖒𝖆, 𝖘𝖔𝖒𝖇𝖗í𝖔 𝖙𝖊𝖘𝖔𝖗𝖔

Caos

Abro los ojos lentamente, con el pesado sueño sobre mis párpados. Mi cabeza duele demasiado y me siento desorientado. Al parecer estoy en mi cuarto, pero todo se siente tan lejano, esta puede ser la peor resaca que he tenido. La noche anterior se ve borrosa en mis recuerdos, pero hay algo que recuerdo claramente, sus palabras, están marcadas en mi mente por alguna razón.

Concéntrate en mi voz...

Está bien, ella está bien.

No se que pasó con exactitud, pero sé que ella estuvo ahí y me ayudó a volver a casa.

Me visto rápidamente y salgo de mi habitación buscándola, quiero aclarar esas dudas y llenar esos espacios vacíos que quedaron de anoche.

El palacio se encuentra prácticamente vacío, para mí deleite. Mi cabeza no soportaría más ruido del que hacen mis pies al caminar.

Me dirijo a su habitación, toco una, dos veces, incluso una tercera, pero nadie abre, no se oye ni un murmuro dentro, así que supongo que no está.

Necesito un buen café.

Bajo las grandes escaleras hacia la cocina, pero unos sirvientes me impiden el paso mientras mueven lo que parece ser un cuadro inmenso hacia el sótano.

—¿Qué es todo esto?—pregunto impidiendo que continúen.

—oh, su majestad, estos son los cuadros que retiramos de las habitaciones de la señorita Eris y el rey, mi lord pidió que los mantengamos lejos de su vista y de la futura reina.—dice uno de ellos intentando seguir caminando—¿Desea quedarse con alguno?.

Él me muestra las pinturas y yo quedo estupefacto, son todos los retratos de mi madre, donde se encuentra sola y con nosotros, todos y cada uno de ellos. La ira crece en mi interior y me siento mareado nuevamente.

—¿Se encuentra bien señor?—dicen las doncellas intentando tomarme de los hombros.

—¡No me toquen!—grito, tengo la vista borrosa, mis pensamientos están desordenados y necesito sentarme o me desmayaré. Respiro hondo y hablo—Quiero que dejen los cuadros en mi cuarto.

—Pero señor, su padre dijo que—lo interrumpo.

—¡Me importa una mierda lo que ese viejo diga!, ¡haz lo que te ordené y se acabó!.

—Si señor...

Ella, desde que esa mujer llegó al castillo todo mi mundo está dando vueltas, ella está tomando un lugar que no le pertenece y voy a sacarla de allí así sea lo último que haga, esa mujer no será reina, no llevará la corona que le pertenece a mi madre, no dejaré que ocupe ese sitio, ese trono ya tiene dueña y debo hacerlo valer.

A la mierda mis planes de agradecerle y disculparme, a la mierda toda mi amabilidad, que se joda ella y toda su estúpida familia. Eris, a partir de hoy seremos enemigos.

(...)

—Caos... Quiero hablar contigo. —mi padre dice del otro lado de la puerta de mi habitación, no lo he viste desde ayer, no he salido siquiera a comer, no quiero verlo y mucho menos a ella.

—Lárgate.

—No seas cobarde y ábreme, ¡te comportas como un niño!

—Pues este niño está diciéndose que puedes pudrirte esperando porque no abriré.—Me vuelvo a tapar con las cobijas intentando ignorar los golpes en la puerta.

—Eris me ha contado lo que sucedió anoche, pensé que ya no tenías esos ataques...

Un nudo se estanca en mi garganta, ella no tenía que decirle nada, no le correspondía...

—No quiero hablar del tema.

—Intento ayudarte Caos, no puedo hacerlo si no me dejas, hijo, abre la puerta...

No lo haré, no caeré ante sus cinco minutos de amor paternal, ya he pasado por esto.

—No necesito de tu ayuda, necesito que dejes de hacerte el padre responsable y amoroso, me repugnan tus asquerosas mentiras.

—Puedes pensar lo que quieras de mí, no te juzgaré, pero eres mi único hijo, eres mi futuro rey y ya he visto lo que te hacen esos ataques, solo no quiero que lo vivas tú solo... Lo lamento Caos, no soy tu madre, jamás lo seré, no se cómo consolarte por las noches, no te abrazaré para que llores sobre mi hombro, pero eso no quiere decir que no me importes, solo intento hacer lo mejor para ambos, para que tengas todo lo que deseas y más, te quiero vivo, eres lo único que me queda hijo.

Aún sabiendo eso, duele, porque no te importa, porque por mucho que dices que me amas, tus acciones son corrosivas, me dañan, tu amor lastima padre y ojalá algún día te des cuenta de ello, espero sea antes de perderme a mí también.

Mi padre no siempre fue así, él solía reír, la muerte le desagradaba, era el rey más amado de todos, la gente lo adoraba. Recuerdo que le gustaba bailar, también había desarrollado un extraño gusto por la jardinería y junto con mi madre dejaban el jardín perfecto, todo era luz, colores, armonía, pero cambió, se derrumbó, poco antes de que mi madre muriera, él había cambiado, ya no parecía ser la misma persona, no sonreía, no bailaba, había prohibido la música en el castillo, se lo veía flaco, descuidado, dejó de hablar con su pueblo más que para dar órdenes, incluso lo veía llorar escondido en el baño, comenzó a beber en gran cantidad y todo rastro del padre perfecto que conocía, desapareció. Él comenzó a gritarme, a insultarme, incluso me golpeó en alguna ocasión, claro mi madre intervenía, pero su relación pareció deteriorarse también. Mi mundo inocente, de un niño de once años se estaba viniendo abajo y yo no entendía porqué. Luego llegó su cumpleaños, mi madre se veía bien, ante mis ojos ella estaba muy feliz, pero tal vez la realidad era otra, solo que un niño como yo no notó esos detalles.

Faltaban cinco horas para la fiesta que había organizado para la reina, tenía pensado regalarle un set nuevo de pinceles que yo mismo confeccioné, también había aprendido a fuerza a pintar con acuarelas e hice un dibujo de ambos, planeaba dárselo ese día, sin embargo no sabía todo lo he estaba por suceder.

Recuerdo que los vi pelear en su habitación, en su momento pensé que era por mi, quizá había hecho algo malo y mi padre quería castigarme, pero no era así, mi padre estaba gritándole, la insultaba, mientras ella lloraba desconsoladamente. Quise intervenir, pero mi abuela, la madre de la reina, me lo impidió, diciendo que eran cosas de adultos, que me fuera al patio a jugar con Bastian, cosa que hice.

Llegó la hora de la fiesta, pero mi madre no bajaba del baño, mi padre por su parte ya se había puesto borracho a las once de la noche. Decidí que subiría a darle el regalo personalmente, en cuanto dieran las doce, así que eso hice.

Golpeé su puerta repetidas veces, nadie salió, pero entonces, un fuerte ruido de ocurrió dentro y supe que se encontraba, así que abrí lentamente, quería sorprenderla, pero mi mente inocente no estaba preparada para ver lo que había dentro del cuarto. El gran reloj comenzó a sonar, la media noche había caído, junto con mi regalo y mi mundo entero. Mi madre se encontraba allí, colgada de biga del techo.

Mi yo de once años no supo que hacer, solo corrí hasta ella e intenté despertarla, no sabía cómo bajarla de allí, ella aún estaba con vida, su cuerpo tambaleaba y se sacudía en busca de oxígeno y yo no podía ayudarla, la cuerda era muy alta para que pudiera soltarla, ella me miraba, como pidiendo perdón con la mirada, mientras yo lloraba y gritaba por ayuda.

Grité y grité con todas mis fuerzas llamando a alguien, pero la música en el castillo era demasiado fuerte para ser escuchado, no quería dejarla sola, temía que me abandonara, yo sabía que estaba viva, ella se movía, debía estarlo, juraba que así era, pero en cuanto dejó de moverse, supe que se había ido.

Ese fue, el día más traumático de toda mi vida y jamás he podido olvidarlo, su súplica, su llanto y sus frías manos se han grabado en mi mente.

Jamás he perdonado a mi padre por eso, por abandonarla, por dejarla sola, estoy seguro de que esa pelea que tuvieron, fue la razón por la que mi madre se quitó la vida, desde ese día, lo único que siento por él, es odio.

Los Juegos De ErisWhere stories live. Discover now