𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟐

1 0 0
                                    

𝕭𝖔𝖉𝖆𝖘 𝖞 𝖈𝖊𝖑𝖔𝖘, 𝖈𝖔𝖒𝖇𝖎𝖓𝖆𝖈𝖎ó𝖓 𝖕𝖊𝖗𝖋𝖊𝖈𝖙𝖆

CAOS

—entonces, ¿crees que necesitemos una orquesta en vivo?, a mi me emociona la idea.

Liz parece hablarme pero tan solo he escuchado la última frase y me hace sentir culpable porque lo que sea que dijo la emociona en verdad.

—Mejor sin orquesta Liz, creo que es demasiado.

—Si, entiendo, entonces sin orquesta, será algo mas personal.—noto que su desilusión crece y me siento una basura, esta situación me pone mal, tener que fingir que deseas una boda que en realidad detestas, tener que aguantar las ganas de correr.

—¿sabes qué?. hagámoslo a lo grande, después de todo uno no se casa todos los días—digo parándome de mi silla, debo fingir bien, debo hacerla sentir conforme o mi padre me hará la vida imposible, una vez que nos casemos podre hacer lo que quiera mientras ella vivirá una vida lo mas alejada a mi como me sea posible. Me acomodo la chaqueta mientras ella sonríe de alegría por mi repentino cambio de opinión, esta chica realmente desea casarse, no se si es por mi o por el simple capricho de ser una esposa, de vestir las mejores prendas y caminar al altar.

—Voy a hablar con mi madre ahora mismo, ella tiene que conseguir a los mejores músicos del reino, quiero lo mejor para mi futuro esposo.

sonrío como si eso me hubiera resultado halagador, pero la realidad es que solo me da pena, por ella, por sus sentimientos, por tener que hacerla sufrir con mi sentir. No quiero herirla, es una chica preciosa, hermosa de la cabeza a los pies, agradable, alguien con quien puedes conversar, que escucha, una mujer refinada hasta en su forma de acomodarse el cabello, tengo que fingir bien, tal vez así, en algún momento el amor surja y pueda amarla como se merece, pero de no ser así, espero pueda perdonarme.

Liz sale de mi cuarto a gran velocidad, se dirige a la habitación de su madre, pero a estas horas de la noche posiblemente ya se encuentre dormida.

me dirijo a mi ventana, pienso abrirla para que entre el aire o tal vez tirarme de ella, las dos resultan tentadoras. La brisa nocturna golpea mi rostro y yo solo inhalo con fuerza, llenando mis pulmones, como si al soltar el aire todos mis problemas se fueran con el.

Observo la oscuridad de los bosques nevados que rodean el reino, justo donde el límite se encuentra, donde está lo desconocido, las tierras a las que nadie ha viajado jamás, me imagino cruzándolo, llegando a nuevos lugares, explorando, vagando por el mundo sin nadie que me diga dónde detenerme, conociendo sitios que nadie antes pudo...

Sueños, después de todo...

Observo el jardín de mi gran castillo, que se siente cada vez más pequeño. El patio de entrenamiento, los establos y es entonces cuando veo a Azra caminar hacia el mismo, en compañía de nada más y nada menos que Eris, ambos vienen riendo como si se conocieran desde hace años, incluso los perros de Eris parecen estar a gusto...

¿Cómo es que todo el mundo parece ganarse el cariño de la princesa menos yo?

No lo necesito después de todo, ¿pero por qué me odia?

Tal vez porque por mi culpa la azotaron...

Por mi culpa mataron a su madre...

Si, tiene razones para odiarme, me lo merezco...

Me acomodo en mi cama y finalmente caigo dormido, el cansancio se lleva mi cuerpo y no puedo aguantar el sueño.

(...)

Las ocho de la mañana llegan, me he quedado dormido. Me levanto velozmente y me aseo, la responsabilidad no espera, no con dos bodas tan cerca, que en realidad debían ser aun mas pronto, pero los acontecimientos lo demoraron todo. 

Salgo de mi cuarto rápidamente y me topo con mi padre hablando con Eris en el palco junto a las escaleras, parece que su conversación es secreta así que mejor me voy.

—Caos, ven hijo, esto también va a afectarte.—mi padre me llama y aunque no quiera, tengo que ir.

—¿Qué sucede padre?

—La reina está empezando a sospechar, teme que Eris quiera interferir en tu matrimonio con su hija, por lo que me ve obligado a demostrar que no es así.—responde mi padre mientras veo a la princesa palidecer.—Ella debe dormir conmigo, en mi habitación, te lo digo para que lo entiendas y no pienses cosas que no son con respecto a la memoria de tu madre.

—¿Crees que me va a dar un ataque porque se acuesta con una jovencita?, Para nada padre, puede hacer lo que desee, pero dudo que ella quiera tener contacto con usted.—digo harto de la situación, necesito descansar, necesito paz.

—No puedo hacer esto...—dice Eris de repente.—yo... no quiero.

El corazón se me hace un puño, pero no puedo parar esto.

—Lo lamento princesa, pero esto es lo pactado el día en que dejé vivir a su hermana y si no quiere que eso cambie será mejor que me obedezca—el rey la fulmina con la mirada y ella se ve forzada a asentir. Puedo ver la ira y la tristeza en sus ojos, los cuales están húmedos, quiere llorar, se que quiere, pero no lo hará.

—Mi hermana no es parte de todo esto, déjela en paz y me tendrá en paz a mi también.

—Que bueno que nos entendamos tan bien...

Observo como se pelean con las miradas, ambos intentando demostrar ser más poderoso que el anterior.

—Padre, ahora que vio que no me molesta para nada, será mejor que me vaya, tengo cosas que hacer después de todo.

Él asiente y yo me retiro. Debo terminar de arreglar las cosas de mi estúpida boda.

Mientras preparo a mi caballo, observo a Liz, venir hacia mí con papeles en sus manos.

—¡Buenos días!, Lamento interrumpir, pero mi madre me ha enviado para que vea las telas para su traje, la reina dijo que desea mandárselo a hacer ella misma.

—Lo agradezco, pero en este momento tengo que salir, debo ir a hablar con Bastian, él se encargará de la seguridad de la boda, pero en este momento se encuentra cazando.

—Ah, entiendo, puedo volver luego si le parece, pero esto debe elegirse con tiempo, un traje no se hace de un día para el otro príncipe Caos...

—Lo entiendo, volveré en una hora y me enseñará sus telas preferidas, ¿está bien?

—Claro, lo espero entonces, vaya, pero tenga cuidado en el bosque príncipe, los animales son peligrosos.

Asiento y me retiro rápidamente, mi cabeza da vueltas, siento que voy a vomitar, el estrés que siento no es normal. Es como si todas las responsabilidades se me estuvieran viniendo encima de la nada, como un balde de agua gélida en medio de la cara.

Me dirijo casi tambaleante hacia el bosque, Bastian debe estar allí, con suerte me ayudara a aliviar esta presión que tengo en el pecho.

Al cabo de unos minutos logro localizar a mi amigo, quien esta sentado en un tronco caído, tomando lo que parece ser un licor de los baratos.

—Caos... pensé que estarías planeando tu boda, es en menos de dos días, amigo, no te quema mucho tiempo.

—créeme, lo se mejor que nadie, por eso venia, necesito un respiro de esa mujer, del castillo, de papa.

—que te parece si te hacemos un baile, algo pequeño, solo para allegados, amigos, nadie mas, tu futura esposa estará tan ocupada con los invitados que tú podrás descansar de ella sin que tu padre se enoje, nada de novias, nada de bodas, solo amigos y alcohol.

Noto una sonrisa extraña en el rostro de mi amigo, una que nunca antes había visto, pero me agrada, una fiesta se ve atractiva en estos momentos, quizá sea lo que necesito para sentirme mas tranquilo.

Los Juegos De ErisWhere stories live. Discover now