Los Juegos De Eris

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟗

𝕹𝖔 𝖈𝖗𝖊𝖆𝖘 𝖓𝖆𝖉𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖘𝖆𝖑𝖌𝖆 𝖉𝖊 𝖘𝖚𝖘 𝖇𝖔𝖈𝖆𝖘

ERIS

Momentos antes...

Me estoy cambiando para el gran evento, Haru se ha ido temprano para asistir a la princesita.

Estoy llegando tarde, van a matarme.

Salgo corriendo hacía el gran salón y después de estar a punto de caerme en las escaleras, llego a mi destino, para suerte aún no han llegado los invitados. Abro las puertas y todos los allí presente me observan, El rey me señala mi lugar a su lado y yo corro hacia él. Caos me observa fijamente, pero lo ignoro, después de que intentó matarme no merece siquiera mis saludos.

—Luego hablaremos de porqué estabas en la habitación de Caos...—susurra el rey para que solo yo lo escuche.

Trago grueso y miro al frente.

Las trompetas suenan, el reino invitado ha llegado.

La primera en pasar, es la Reina Hecate, elegante e imponente. Parece sacada de un cuánto de hadas, de esos en donde la reina malvada hechiza al pobre príncipe.

Luego, anuncian a un tal Azra, príncipe de las águilas, quién entra desprendiendo un aire a superioridad, demonios, es lindo...

Su cabello rubio es semi largo y no puedo parar de imaginarme pasando mis manos por él...

Eris, ¡concéntrate!

—Buenos días señorita—saluda Bastian, que se acaba de posicionar a mi lado.

—Buenos días.—Se que debo decir algo más, pero, ¿cómo?.
Él chico tiene las manos vendadas... Lo castigaron...—¿Te duele?

Él me mira otra vez.

—Estoy bien su majestad, no se preocupe.

—Yo...—dilo, solo dilo Eris.—Lo lamento, siento que te castigaran por mi culpa, debí hacerte caso, puedes pasarte por mi puerta esta tarde, tengo algo para ti.

Bastian suelta una risa por la nariz y habla:

—Esta perdonada, solo tenga cuidado señorita, la próxima vez podrían castigar a Haru y se que usted no quiere eso, yo le doy igual, pero ese niño le agrada.

—Definitivamente no quiero eso, voy a tener cuidado.

—Se que no va a perdonarme por lo sucedido, pero entienda que no estoy en su contra.

—Me reconforta saber eso, ¿Estamos en paz?

—claro que si princesa.

Ambos estrechamos nuestras manos y finalmente el se retira, siendo el guardia personal del rey siempre tiene que estar a su lado.

veo como todos conversan como si fuera lo mas normal, mientras yo me quedo parada observándolos, sola otra vez, fuera de lugar, sin ningún aliado en la boca del lobo.

mi madre y mi hermana no pueden ayudarme, pero espero que me den fuerzas desde la distancia porque estoy haciendo esto por ellas.

—La radiante princesa Eris, futura reina de alfiles...—una voz que no conozco me toma desprevenida haciendo que salte en mi lugar involuntariamente. Se trata de Azra, el príncipe de las águilas, un rubio despampanante que me sonríe mostrando su brillante dentadura.

—Agradezco el cumplido, pero prefiero que me llamen Eris—le sonrió de vuelta.

—Con tan bonito nombre yo también querría que me llamen así—este hombre no puede ser mas bello...—Encantado de conocerla, Eris.