𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑

3 1 0
                                    

𝕬𝖑𝖈𝖔𝖍𝖔𝖑, 𝖋𝖎𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖞 𝖆𝖙𝖆𝖖𝖚𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖕á𝖓𝖎𝖈𝖔

ERIS

El viento golpea mi rostro con fuerza y yo voy aferrada a la espalda de Haru mientras el caballo sale del castillo en dirección al pueblo. Me sorprende la cantidad de luces que logro ver desde aquí, ya es tarde, deberían estar durmiendo.

Hay carteles en las paredes, las personas están eufóricas, algunas se cruzan frente al caballo, otras nos saludan al pasar, pero Haru no vacila, ni siquiera los mira, sigue su camino hasta que por fin se detiene en una casa no muy grande, adornada con cintas verdes en las ventanas y flores blancas esparcidas por el césped.

Bajo del caballo y Haru me sigue.

—Bienvenida a mi hogar, su majestad.

—Gracias por traerme Haru, en verdad lo aprecio.

—No tiene que agradecer señorita, después de todo pronto, todo este reino será para usted.

No me gusta como suena eso...

—Oye, ¿Por qué los adornos?, ¿El pueblo está de fiesta?—digo intentando cambiar de tema lo más rápido posible.

—De hecho sí, en media hora, cuando el reloj marque las doce, será el cumpleaños de la reina Viviane, la madre del príncipe Caos.

—Ella ha fallecido, ¿verdad?.

Desde que he llegado aquí, jamás he oído hablar de la reina, no hay fotos de ella en ningún sitio, no quedan registros de que haya vivido en ese lugar.

—Si, aún se desconoce como, pero el rey y su hijo nunca dijeron palabra de ello, solo sucedió y casualmente, ella murió el día de su cumpleaños. Esta es la forma que tiene el reino de honrarla.—dice él, terminando de atar al caballo.—Venga, entremos.

Dejo de mirar a las bailarinas y sigo a mi guardia hasta la entrada de su hogar.

Una vez dentro, todos los que están sentados a la mesa, voltean a vernos, primero a Haru y luego a mí. Parecen confundidos, pero nadie se atreve a decir nada. Es una mesa grande, para seis personas, donde están ubicados dos chicos exactamente iguales, de unos 21 años aproximadamente y una chica de unos 23

—¡Haru!, Hijo mío, ¡llegaste justo a tiempo para cenar!—una mujer de  mediana edad entra despavorida a la sala, viene con una olla llena de lo que parece ser estofado de pollo, el aroma inunda mi nariz en segundos. Ella se detiene en seco al verme, me arrepiento un poquito de haber venido.—oh, tenemos una invitada.

—Mamá, ella es la futura re—le doy un suave golpe en las costillas con el codo para que no siga hablando.

—Mi nombre es Eris, señora, lamento llegar a su hogar sin previo aviso—Hago una reverencia y espero a ver su reacción.

—No te preocupes querida, me has sorprendido nada más, Haru nunca ha traído a nadie a casa. Bueno, ellos son mis hijos, Gala, la mayor—señala a la muchacha sentada en la mesa.

—Como verá, no es muy habladora—susurra Haru.

—Ellos son Noah y Nathan, los desastrosos de la casa—continua la madre, señalando a los gemelos. Uno de ellos saluda efusivamente con la mano en alto, mientras que el otro se limita a asentir —y finalmente, a quien ya conoces, el bebé de la familia, Haru.

—No era necesario mamá...—dice Haru avergonzado. Sonrío al ver su reacción y procedo a saludar con una pequeña reverencia a cada persona.

—Ah, casi lo olvido, he traído un obsequio madame, espero sea de su agrado—tomo mi bolsa y saco de ella una caja de chocolates franceses que tomé de la cocina real. Haru me mira confundido, no esperaba que trajera algo.

Los Juegos De ErisWhere stories live. Discover now