𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟕

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¡𝕻𝖚𝖉𝖗𝖊𝖙𝖊!

ERIS

—¿Qué mierda haces en mi habitación?

Se me eriza la piel al oír la voz que se encuentra detrás de mi. Tuve la sospecha de que el cuarto era suyo pero no tenía ganas de corroborarlo.

Hay que improvisar.

—¡Hola Caos!—Exclamo sentándome en su cama, si no hay salida a la vista, finge demencia. 

—Te pregunté algo...

¿Qué digo?, ¿Qué me metí a su cuarto secreto y descubrí sus catacumbas?.

—Realmente... No tengo idea.

—¿Cómo entraste?, La puerta estaba cerrada desde adentro.

Él se acerca a mi lentamente, me observa fijamente con una mirada que no me gusta, no puedo descifrar sus intenciones y me asusta. En sus ojos hay oscuridad pura, combinada con algo que no entiendo. Su vista recorre mi cuerpo lentamente, fijándose en casa detalle y finalmente vuelve a mis ojos, sonríe de lado.

—Tienes... Túneles secretos.—trago saliva intentando desviar mis ojos de su penetrante mirada. En ese momento su expresión cambia totalmente y pasa del deseo al enojo demasiado rápido para que me prepare.

—¡¿Entraste por los túneles?!—él grita y avanza hacia mí furioso.

—¡Estaba explorando!, ¡Lo siento!—exclamo saltando de la cama justo antes de que me atrape.

—¡¿Por qué no dejas de meter tu nariz en mi vida?!—nunca lo vi tan enojado, su cara está roja y las venas en su cuello parecen a punto de explotar, aún así se está conteniendo ya que su mano está presionada en la navaja de bolsillo que lleva en la cadera, tal vez se está planteando matarme.

—Caos... Cálmate, se que estás molesto por lo de tu madre pero yo solo...—no me deja terminar.

—¡No me digas que me calme!, ¡Entraste en mi puta habitación sin mi permiso y te la pasas hurgando en mis cosas!—el realmente no se calmará, tengo miedo de que me golpee o peor, me asesine.

Tengo que huir.

Corro hacia la puerta principal e intento abrirla pero no tengo la llave, claramente.

—Ah no, no te irás, me tienes harto, !¡¿Por qué demonios viniste a mi castillo?!

Hipócrita.

Me giro, estoy realmente cansada de cargar con la culpa de todas las estupideces del mundo, ya basta.

—Estoy aquí por ti, ¡tu rebeldía de niño idiota me causó esto!, ¡Por tu culpa es que mi madre está muerta, mi hermana en peligro y yo debo casarme con un asqueroso viejo que no amo!, ¡Tú y toda tu familia de asesinos pueden pudrirse en el infierno!

Caos parece sorprenderse por mi reacción pero su enojo no se va, es más, crece.

—te recuerdo que fuiste tu quien desobedeció a su mami y se acercó a mi...

Duele, duele que en el fondo tiene razón, fui yo, yo arruiné mi familia y mi vida, pero intento arreglarlo, al menos yo no me encierro en mi cuarto llorar cuando las cosas salen mal, al menos yo no huyo de mis problemas, al menos yo si tengo el valor de enfrentar a mis padres.

—¡Púdranse!, ¡tú, tu padre y tu madre muerta igual!

¿Fue cruel?, Claro que lo fue, ¿se lo merece?, Claro que sí.

Jamás vi a un hombre tan enojado como Caos en este momento, puedo ver sus lágrimas asomarse por sus ojos verdes, pero no las suelta.
Jamás me mostrará que algo lo hace débil, en eso nos parecemos.
El arrepentimiento llega a mi en cuanto las grandes ojeras debajo de sus párpados y las pequeñas cortadas en su mano, que ahora presiona el cuchillo con más fuerza.

¡Maldita culpa!

—Voy a matarte.

La desesperación me invade, no tengo armas, no puedo defenderme.

—¡Haru!, ¡Haru ayúdame!—mis gritos de terror debieron oírse en todo el castillo.

Caos ríe.

—No abrirá mi puerta a tiempo...

—¡Haru!, ¡Por favor!, ¡Va a matarme!

Escucho a mi guardia llegar corriendo hacia la puerta del príncipe y en el intento desesperado por abrir el cerrojo oigo los golpes y gruñidos de frustración.
No hay más, este es el fin, Caos viene hacia mí con su cuchillo en mano, va a matarme sin dudarlo.

—Caos, ¡Yo le abrí la puerta!—grita por primera vez Bastian desde afuera. El príncipe se para en seco.

Se oye una llave entrando a la cerradura y luego la puerta es abierta. Un Bastian apenado aparece en mi campo de visión, se que lo castigara por esto y aunque lo odio, en el fondo me siento mal por provocarlo...

Haru corre hacia mi y se pone enfrente con la espada desenfundada, dispuesto a cortar cabezas.

—Baja esa espada niño, no matarás a tu futuro rey.—se burla Caos guardando su arma.

—Lo haré si Eris está en peligro señor.—Suelta el chico frente a mi, dejando a todos perplejos. Instantáneamente Bastian interfiere y atrapa a Caos antes de poder golpear al soldado.

—¿Eris?, ¿la llamas por su nombre?, ¡es la futura reina y tu un asqueroso soldado con mucha suerte!—Caos realmente vibra de ira, pero no entiendo, ¿ahora está enojado porque no me respetan?

—Vámonos Haru, puede contagiarte la locura—murmuro llevándome a mi guardia.

—¡Voy a matarla!, ¡insolente!, ¡maleducada y egocéntrica mujer!—exclama Caos desde su cuarto.

—No, no lo harás, solo hay que tenerle paciencia Caos... es una chica agradable.—Dice bastian mientras me alejo de ambos por el pasillo.

—¡Con ella es imposible!.

(...)

—¡Iba matarme!, ¡Esta desquiciado!—exclamo mientras Haru acaricia a uno de mis perros. Al parecer ya no les tiene miedo como cuando me conoció.

—Le dije que no debió entrar, es su lugar privado.

—Tal vez tengas razón pero no era necesario ponerse de esa forma... No he roto nada, además...

Cuando estoy a punto de decirle a Haru lo que vi dentro, las manos de Caos y sus ojos llorosos vienen a mi mente, cierro la boca instintivamente, es su secreto no el mío, es su vida, su dolor, no puedo meterme con eso. Haré como que no vi nada y así todo eso morirá conmigo.

—Eris, debo decirle algo, muy importante y esta vez tiene que hacerme caso, no podemos arruinar esto.—dice poniéndose serio por primera vez en horas.

Imagino lo peor...

—¿Qué sucede?.

—Mañana llegará al castillo la reina Hécate y sus dos hijos, el príncipe Azra y la princesa Liz...

—¿Qué tiene de especial eso?, ¿Por qué debo tener cuidado?

Unos niños de la realeza no es son peligrosos, no entiendo.

—La princesa Liz, es la prometida de Caos.

Oh, ya entiendo.

—¿Y qué debo hacer yo?, ¿No interferir en su matrimonio feliz?

Él respira hondo, consumo toda su paciencia.

—De hecho, sí, precisamente eso, la Reina de los cisnes es una de las más despiadadas y crueles de la historia, tenga cuidado señorita, no me gustaría que la lastimaran.

—pero... ¿No estás tú para protegerme?

—Lamentablemente no, me han asignado como guardia de la princesa Liz, mañana no podré cuidarla...

Maldita seas princesa desconocida, mira que eres malvada, habiendo tantos guardias, pides el mío.

—¿y por qué tú?

—No lo se realmente, lo único que se es que ella me eligió personalmente, no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, por mucho que me gustaría.

suelto un suspiro y resignada me echo en la cama.

Mañana será un día para tomar decisiones.

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