𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟎

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𝕰𝖑 𝖌𝖚𝖆𝖗𝖉𝖎𝖆 𝖕𝖊𝖗𝖘𝖔𝖓𝖆𝖑

Me he trasladado a mi nueva habitación, la cual es incluso el doble de grande que la anterior, hasta podría decir que el clóset es más grande.

Las paredes son de color crema con partes en blanco, la alfombra es azul al igual que todos los almohadones y demás decoraciones. Hay grandes espejos en varias de las paredes y las cortinas color azul se extienden a lo largo de las ventanas, jamás he visto un lugar como éste, la habitación es tan grande que podría hacer una fiesta en ella y gran parte del pueblo entraría sin problemas.

Decido que pasear por la habitación es la mejor opción, describir todo lo que han preparado para mí. Entro al baño y mi mandíbula cae al suelo al ver todo lo que hay, los colores azul y blanco reinan en cada extremo, hay una inmensa tina cuadrada que se extiende en el piso, a la derecha de la misma se encuentra un tocador del tamaño de toda la pared, con un espejo a lo largo y miles de cosas acomodadas sobre él. Además, no solo hay baño para mí, si no para mis perros también, cosa que me vuelve loca.

(...)

La cena está servida, comeremos todos juntos, "en familia", en el gran comedor, Frederick parece realmente alegre hoy, pero en cambio su hijo, se encuentra molesto, me observa con ira, como si quisiera que por el simple hecho de mirarme, mi cara se desintegre o algo así.

No comprendo su abrupto cambio de actitud ante mi, al principio incluso pensé que le caía bien, que quería defenderme, pero ahora, sus ojos furiosos y su mandíbula apretada me da a pensar que estoy en una muy mala situación. Caos no es un hombre intimidante a decir verdad, pero en este momento no me gusta que me observe de ésta forma, no me agrada que esté enojado conmigo, más aún porque no sé el motivo.

Todos estamos sentados almorzando sin decir una palabra, pero a decir verdad no agrada que haya tanto silencio en un sitio tan grande, se siente triste, es como si estuviese sola y no me gusta estar sola.

—Eris, aún no me has dicho que te pareció tu nuevo cuarto.—El rey decide romper el silencio.

—Ah... Es muy bonito, pero creo que es algo grande para mí—respondo mientras me sirvo un poco más de pollo.

—Alguien como tú no está acostumbrada al lujo, es entendible—susurra Caos mientras toma el agua en su vaso.

—¡Caos!, Lo que has dicho es de mal gusto, discúlpate con ella.—su padre le ordena y yo no puedo evitar sonreír. Caos no es más que un niño asustado bajo las alas de papá.

—No es necesario, un príncipe petulante no me hace sentir mal. Si me disculpan, he termino mi plato, quiero ir a recorrer el jardín si es posible.

Parte uno de mi plan

Conoce tu entorno.

—Claro que puedes, pero obviamente debes llevar a tu guardia contigo, por cierto, ¿has elegido uno?.

—Lo eligió, pero el niño no quiere acercarse a su majestad—Caos suelta una carcajada interrumpiendo lo que iba a decir.

Voy a responder con algo que lo humille pero entonces la puerta es golpeada y Bastian entra acompañado de nada más y nada menos que Haru.

—Mi lord, lamento interrumpir su banquete, pero Haru me informó que debía hablar con su majestad, respecto al trabajo de protegerla.

—Ah, así que él es el soldado que has elegido, es bueno, muy joven también, es rápido y bueno con el arco, me parece un candidato apropiado para ti Eris.

—Si, es por eso que lo elegí, pero creo que no tiene intención de aceptar mi propuesta.

Está claro que sí lo hará, vino hasta aquí para decirme que acepta.

Los Juegos De ErisWhere stories live. Discover now