Capítulo 14.

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Al estacionarse en un aparcamiento libre, bajaron del auto sin contratiempos, entre jugueteos y bromas de parte de varios del grupo, soltaban comentarios como "Jimin, no se cuánta comida has hecho, pero te advierto que comeré de todo".

Llegaron a la puerta del departamento, donde Jimin se hizo espacio entre todos para sacar la llave que se encontraba en su bolsillo derecho, abrió la puerta y se apartó del camino para dejar pasar a los demás, el primero en entrar fue Taehyung.

—Vaya parece un departamento de un papá soltero, no tienes nada—. Bueno Jimin tenía que darle la razón pues su sala apenas contaba con dos sillones pequeños, una mesa de centro, un televisor empotrado en la pared y un estante debajo de ésta.

—No soy fan de tener muchas cosas.

Todos recorrieron el espacio como si de un museo se tratase, bueno, casi todos, pues Yoongi se quedó al costado de la puerta principal, tal vez por si en algún determinado momento tenía que huir.

—Sé que quieren investigar, pero en la cocina hay comida y dulces—. Al decir eso, fue como si un botón fuese presionado, pues todos inmediatamente pararon las orejas.

—Bueno, lo hubieras dicho desde el principio—. Dijo Jin yendo hacia la cocina a velocidad media, siendo seguido por Tae.

—Parecen perros hambrientos—. Contestó Hoseok mientras reía, e iba tras ellos.

—No es nuestra culpa que no nos hayas dado de comer—. Canturreó Taehyung, desapareciendo junto a los otros dos, dentro de la cocina.

Jimin estuvo a punto de dirigirse hacia allá, sin embargo, notó que Yoongi seguía en la misma posición que cuando llegaron, se veía perdido en sus pensamientos, tenía algo en sus manos, aunque siendo sinceros, no era extraño que sucediera aquello, Jimin podía decir que eso no le daba muy buena espina, pues no sabía con certeza qué hacía que Yoongi se perdiera y se olvidara de todo lo que le rodeaba, si bien podría tratarse de cosas positivas, estaba también la posibilidad de que no fuera así, que hubiera sentimientos destructivos que terminen por acabarlo completamente.

Yoongi veía una pintura colocada en un pequeño retrato que antes estaba debajo del televisor, en ella, se dejaban ver dos esqueletos, que apenas por encima de los huesos se notaba una capa de piel casi invisible. Ambos cuerpos sentados en el piso, abrazándose.

—Me lo regaló mi padre, lo encontró en una venta de garaje y me ha dicho que le recordaba a mi y a él—. Yoongi seguía con la vista impasible en aquel pequeño objeto.

Jimin ni siquiera podía asegurar si le había escuchado, pero sintió la necesidad o la confianza para decirle aquello.

—Es muy bonito—. Contestó el pálido que seguía pasando sus dedos sobre el vidrio, apreciando hasta el más mínimo detalle, por ejemplo, las venas que estaban entrelazadas unas con otras, o tal vez la unión de los huesos o la forma en la que se abrazaban ambos cuerpos.

—A mi me asusta, pero a la vez me da tranquilidad, no lo sé—. Cruzó sus brazos sobre su pecho, cambiando el peso de su cuerpo a la pierna izquierda.

Tenia la certeza, o eso pensaba, de que a Yoongi le encantaba el arte, en cualquiera de sus presentaciones, pues admiraba tal pintura que parecía que se perdía dentro de ella, queriendo identificarse, meterse dentro de la mente del autor, o interpretar bajo su propio ojo los sentimientos que estaban plasmados.

—Busqué al autor, pero la verdad no tengo idea de cómo se pronuncia su nombre, quizá pueda escribirlo por ti—. Decidió añadir al notar el silencio del contrario, Yoongi asintió brevemente al tiempo que de baja el artefacto en su lugar.

—Si no vas con los demás, te dejarán sin comida—. Jimin siempre se sorprendería cuando Yoongi pareciese sacar algo de lo que hablar, por ejemplo, ese momento

—Nos dejarán sin comida, querrás decir—. Acentuó la primera palabra, queriendo que Yoongi supiera desde antes que comería algo el también, por más mínimo que fuera, avanzó en dirección a la cocina, casi al llegar, giró la cabeza para verlo dándose cuenta que no se había movido de su lugar. —Ven.

Yoongi comenzó a caminar a paso lento, siendo observando por Jimin en todo momento.

Cuando ambos cruzaron bajo el umbral, vieron a Hoseok y Jin discutiendo acerca de qué era mejor, lo dulce o lo salado, Tae por otro lado estaba sentado, dedicándose a verlos a la par que llevaba diferentes dulces a su boca, todos estaban colocados al rededor de la mesa de la isla donde, antes que Jin fuera por el, había puesto recipientes con diversos tipos de dulces, tal y como lo planeó.

—Obviamente lo dulce es mejor, te deja un buen sabor de boca, no creo que te guste un beso con sabor a fideos negros—. Replicó Jin mientras agitaba las manos de manera exagerada.

—Claro que no es el mejor, solo te empalaga, y a mi me encantaría un besos con ese sabor—. Hoseok sonrió prepotente y lascivamente, a la vez que levantaba la barbilla.

—Lo salado sólo provoca sed y,— se detuvo un momento, haciendo una mueca. —Eres un sucio Hoseok.

Jimin apartó la vista de la divertida escena y la posicionó en la persona a su lado, que tenía el ceño fruncido con los ojos fijos en los otros dos, no sabía que podría estar pasando por su mente, lo más probable es que esté pensando en por qué había asistido.

—Entonces tiene doble mérito, aparte de ser mejor, hace que te hidrates—. La voz de Hoseok lo hizo voltearse y rodar los ojos soltando una risilla, admitiendo que aquella era la discusión más infantil que había escuchado.

—Bueno, bueno, ya llegó el dueño de la casa, cálmense niños—. Habló Taehyung poniéndo énfasis en la última palabra.

Los que antes discutían se dieron una mirada pesada para después tomar asiento, todos ahí sabían que eso no era más que un simple juego, no habría después resentimientos de por medio.

—Ven Yoon, siéntate aquí—. Le pidió Hoseok señalando el lugar libre que estaba a su lado, Jimin lo observó caminar hacia allá y sentarse.

No sabía cuántas veces había dicho que ver a Yoongi era un inmediato placer para el, no en el sentido morboso claro, sino que era más un sentimiento de querer estar para el, compartir sonrisas y momentos bonitos.

—Como ya vieron frente a ustedes hay dulces, pueden agarrar si lo desean—. Jimin caminó para colocarse a un costado.

—No sé si ya te habrás dado cuenta, pero ya hemos agarrado dulces Min—. Rió al percatarse que era cierto, pero bueno sintió la necesidad de decirlo de todas maneras, porque los modales siempre estaban en primer lugar.

Yoongi estaba solo  viendo aquellos platos sin decir nada, tal vez pensaba en si tomar algunos o no, pero no lo aseguraba.

–Dejando de lado los dulces, he cocinado varios platillos. ¿Tae podrías ayudarme?

El ya mencionado se levantó de su asiento para después entre ambos sacar la comida del frigorífico, la calentaron de nuevo en la estufa, todo esto lo hicieron entre platicas y bromas, lo último por parte de Tae y Hoseok que no dejaban de darse miradas cómplices, cosa que Jimin notó, mas no mencionó nada delante de ellos, luego le preguntaría a Tae que pasaba y si debería ir preparando su traje para la boda, tal vez podría invitar a Yoongi como pareja de baile.

Colocaron la comida en la mesa de la isla y comenzaron a repartirse los platos.

—Jimin, es oficial, tu serás el chef del grupo—. Dijo Hoseok con la boca atestada de comida, causando en Jin una mueca de asco.

—Sinceramente creo que cocinas mejor que mi madre—. Le siguió Jin.

Jimin agradeció sonriéndoles, sin embargo, lo que captó su atención fue que Yoongi no había tocado la comida, de hecho, su plato estaba vacío y limpio, no comentó nada, habló con los demás como si no se hubiese enterado de nada, no sabía el por qué nadie decía ni una palabra acerca de eso.

—Todo ha estado delicioso, recuérdame llamarte en mi boda—. Mencionó Tae al tiempo que pasaba la mano por encima de su estómago.

Jimin quiso soltar un "claro, tu y Hoseok hacen bonita pareja", pero mejor solo apretó sus labios, guardándose ese comentario para el.

—Ya tienes dos bodas pendientes—. Levantó la mano Jin.

Al estar recogiendo, Yoongi le pasó el plato a Jimin quien era el encargado de esa tarea, sin embargo, el rubio negó con la cabeza, tomando el trasto entre sus manos y volviéndolo a acomodar frente a el.

—No creas que te has librado—. Le susurró para que solo ellos dos escuchasen a la vez que se inclinaba hacia el cuerpo contrario.

Yoongi le frunció el ceño mirándolo a la cara, queriéndole transmitir la molestia que sentía.

—Chicos, si quieren, pueden ir buscando alguna película—. Dijo de forma sencilla el rubio, mientras giraba para ver a los otros tres, que, afortunadamente, no les habían escuchado pues seguían hablando de quien se casaría primero y si serían padrinos.

—¿Acaso es una indirecta para que los dejemos solos?— Espetó Hoseok, dejando sus manos en la cintura, Tae y Jin lo miraban expectante y con sonrisas en la cara.

Jimin le dio un vistazo a Yoongi, sus ojos estaban dirigidos hacia abajo, a sus manos, las estrujaba continuamente.

—Si, por favor—. Contestó con tono serio, volviendo la mirada al pelicafe.

Hoseok levantó las manos, mostrando sus palmas en señal de rendición, Jin y Tae rieron saliendo del lugar, el pelicafe le mandó una mirada achicando los ojos, pues aquello le olía a gato encerrado.

Estando solos Jimin se sentó frente a Yoongi, cruzó sus brazos recargándolos en la mesada y llevando su cuerpo hacia delante. En su rostro tenía un gesto suave, a pesar de sentirse molesto por lo sucedido anteriormente, la presión no era el mejor plan. El contrario no dejaba de pasar saliva constantemente, sin fijar la mirada en un punto específico, vagaba en todo, en la mesa, en los brazos del rubio, la alacena detrás, pero nunca estableció contacto directo con los ojos del rubio.

—¿Me dirás el por qué no probaste ni un bocado?— Su voz fue baja, como si no quisiese asustarlo.

—No tengo hambre—. Por fin respondió, pero no le creyó, pues durante la comida Yoongi observaba los platillos con mucha atención.

Jimin divisó los cuatro recipientes de los dulces, tomó uno de cada uno y extendió la palma de su mano frente al pálido.

—Al menos como uno de estos—. Le dijo cuando notó que lo miraba.

Se quedó callado, respirando acompasadamente. Jimin hizo una mueca, quizá está incómodo. Depositó los dulces donde estaban y se levantó del asiento.

—¿Qué te gustaría comer? ¿Qué se te antoja?— Yoongi alzó los hombros restándole importancia a aquellas preguntas.

Sin saber que más decirle, se dedicó a hacer palomitas en el microondas, pues recordó que los demás buscaban una película. Marcó los tres minutos que decía el paquete y después de iniciar, le dio la espalda al electrodoméstico, recargándose en el mueble, escrutó con la mirada al pálido, que estaba moviendo la nariz como un conejo y es que el aroma a mantequilla empezó a invadir el lugar. Sonrió al verlo tranquilo haciendo ese gesto.

Habiendo pasado el tiempo de cocción, vació las palomitas en diferentes recipientes, agarró el más pequeño y lo posicionó frente a Yoongi, quien al verlas pasó su lengua por sus labios, empuñó sus manos, Jimin no podía creer lo bonito que se veía haciendo eso.

Yoongi tomó una palomita entre sus dedos, mirándola fijamente, apoyó su mentón en el brazo que tenía descansando en la mesada.

Al rubio le hubiera gustado tomarle una foto, sin embargo, no quería molestarlo y que su expresión cambiara, se dijo que ya tendría más oportunidades, haría hasta un album completo.

Quiso gritar cuando Yoongi se llevó a la boca la palomita que tenía en la mano, tal vez sea exagerado pero no pudo evitar sentirse feliz.

Masticó lentamente, como disfrutando el sabor invadir su cavidad bucal, Jimin seguía admirándolo en silencio por lo que al Yoongi abrir los ojos, sus miradas se toparon, el rubio esbozó una sonrisa y Yoongi rodó los ojos, Jimin soltó una risita, a pesar de que hubiera querido ver en su rostro una mueca de felicidad, se conformó con ese gesto, por ahora.

𝑻𝒂𝒄𝒊𝒕𝒖𝒓𝒏𝒐. «𝑱𝒊𝒎𝒔𝒖»Where stories live. Discover now