Capítulo 35

189 25 4
                                    

—Disculpe, hay personas que quieren hablar con usted.

Yoongi y Jungkook estaban con los nervios a flor de piel, podían sentir la tensión en el ambiente, al menos del lado de ellos, no sabían que esperar de la persona del otro lado de la habitación, no tenían ni idea de la reacción que tendría, podría ser insignificante, como sin importancia, o por el contrario, se volvería una situación demasiado incómoda para los tres.

—Pueden pasar—murmuró la señorita con una sonrisa que achicó sus ojos.

Aquél gesto le recordó a Jimin, sin embargo, en vez de tomarlo como algo lindo y tierno, lo único que le provocó fue terror e incomodidad, por mucho.

Jimin no se quedaba atrás, a pesar de querer guardar la compostura de tranquilidad, el nudo en la garganta se lo hacía cada vez más difícil, observó como Yoongi entraba primero, con pasos titubeantes, alcanzó a ver el temblequeo de su mano al tomar la perilla de la puerta de roble, seguido de el, Jungkook entró, en las mismas condiciones, sin embargo, Jimin percibía un deje de confianza en su porte, en su manera de andar, no entró como el pálido, ligeramente encorvado y la cabeza casi sumida en su cuello como una tortuga, si no más bien, el menor alzaba la cabeza, aunque casi no se distinguía, Jimin sabía que estaba ahí, ese aura de confianza.

Después de unos segundos de permanecer en su sitio, decidió seguir a los otros dos, la madera crujía bajo ellos, haciendo que el ambiente fuera peor para ellos.

Ahí estaba, esa mujer, no se esperaba el que pareciera la misma persona que años atrás, no había ni una pisca de edad sobre ella, ni en su rostro, cabello, piel, nada, todo seguía idéntico, y como no recordar a la persona causante de miles de pesadillas.

No los había visto, ya los tres estaban ahí, frente al escritorio gigante, que parecpia tragarse a esa muer bastante delicada en apariencia, sin embargo, Yoongi estaba seguro que de delicada sólo tenía la moral, porque hasta sus uñas cuando las encajaba en su piel, resistían, sacándole sangre y dejando marcas que aún se veían a simple vista, una razón para no utilizar prendas de manga corta.

Escribía, como si no estuvieran presentes, sus largos dedos tomaban la pluma con ligereza la cual parecía flotar sobre el papel que usaba.

Su cabello estaba recogido en una coleta, impecable como siempre, portaba el característico uniforme del orfanato con una diferencia en los bordes los cuales eran negros, al contrario de los demás, que eran color café, significando el mandato que ella ejercía en el lugar.

—Buenos días, ¿en qué p...?—levantó la mirada y Yoongi logró ver por un breve instante, tan mínimo, la sorpresa en sus ojos y gesto en general, pero fue tan poco tiempo que pensó que fue producto de su imaginación, su mente jugándole una mala pasada. —Vaya, Yoongi, creo que sigues igual de grande que cuando te fuiste de aquí.

Se cruzó de brazos recargándose en la silla marrón detrás de ella, levantó su afilada barbilla, agudizando esos iris tan penetrantes, el aire alrededor de ella era de una completa picardía y sarcasmo.

No pudo emitir sonido alguno, hacía tanto tiempo que no se topaba con ella, sólo el día anterior pero esa vez había sido de lejos, a una distancia bastante prudente por lo que no fue necesario que su cuerpo dijera alto a todo, sin embargo, ahora si avanzaba un poco y extendía la mano, podría tocarla con la punta rojiza de sus dedos, cayendo en cuenta de la verdadera cercanía que mantenían el uno con el otro.

Deseó en ese preciso instante tener la suficiente valentía para decirle todo lo que había callado durante años, echarle en cara todo el rencor y el repudio que le tenía a ella y hacia si mismo, gritarle el sentimiento de culpa con el que cargaba pensando que todo fue provocado por el, que se lo merecía y quizá Jimin notó su euforia interna o quizá su semblante corporal era tan malo y obvio que sintió los dedos de Jimin colarse por entre su mano fría y temblorina, no lo podía ver a la cara pues estaba justo detrás de el, pero reconocía esa mano en específico, rechoncha y tibia.

𝑻𝒂𝒄𝒊𝒕𝒖𝒓𝒏𝒐. «𝑱𝒊𝒎𝒔𝒖»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora