Capítulo 31

204 25 0
                                    

Ahí estaba ella, piel blanca, cabello corto y bien peinado, su vestimenta era impecable, nada parecía salirse de rol dentro de su vida bien acomodada.

Los zapatos de tacones altos que llevaban, la hacían resaltar más de la cuenta, la falda le asentaba a la perfección logrando que sus piernas torneadas llamaran la atención de las personas al rededor.

Estaba dentro de la biblioteca, sin embargo, Yoongi la lograba ver gracias al gran ventanal que había en una de las paredes, como si el mundo quisiera que el pálido se reencontrase con ella en ese preciso momento.

—¿Yoonie estás bien?—preguntó uno de ellos, no pudo diferenciar quien era.

—Yoon.

No fue gasta que unos ojos oscuros y cabellos rubios le taparon la vista, que dejó de verla, ahora centrándose en quien tenía a centímetros de el.

—L-Lo siento, ¿q-qué decías?—preguntó pues vio a Jimin mover la boca mas no comprendió las palabras que salieron de ésta.

—¿Está todo bien?—repitió.

Yoongi asintió y dirigió su vista a Jungkook, ahora el era el que miraba hacia la biblioteca, logró notar el cambio de expresión que surgió en su rostro, la palidez, de nuevo, que lo abrazó, tenía los ojos abiertos como platos y no supo si esa mirada era de temor o de simple y llana sorpresa.

Jimin supo en ese instante que ambos estaban distraídos por algo que vieron, pero por más que volteó a verlo donde mismo, no encontraba nada que llamara su atención, nada que sobresaliera de entre lo normal.

—Hey, ¿está todo bien?—preguntó de nuevo, dirigiendo su mirada para ambos chicos, esperando una respuesta.

—N-no—susurró Yoongi devolviéndole la mirada cuyos ojos estaban acuosos.

Jimin asintió y tomó de la muñeca a cada uno, arrastrándolos lejos del parque, no tenía idea de dónde ir, pero entendía que tenía que sacarlos de ahí lo más rápido posible.

Los sujetaba fuertemente y ellos no ponían resistencia alguna al tacto, parecían maniquíes dejándose llevar, sueltos.

Después de un tiempo caminando, Jimin decidió parar en una plaza solitaria, la cual se notaba abandonada, con basura por doquier y los sucios juegos de niños y en mal estado.

Los soltó lentamente, esperando a que alguno mencionara algo de lo recién ocurrido, sin ebargo, aquello nunca pasó y decidió comenzar él con el tema.

—¿Alguno me puede explicar lo que ha pasado?—preguntó amablemente, queriendo mantener su tono de voz tranquilo y no mostrando toda la incertidumbre que lo consumía.

—E-era Nana—susurró Yoongi sin despegar la vista del suelo—, e-estaba justo ahí.

—¿Nana?

Jungkook aclaró su garganta y se talló los ojos con frustración.

—Era la jefa de todos los que trabajaban en el orfanato—dijo el menor de los tres con desesperación. —¿Pero qué hace por aquí? El orfanato está bastante lejos, ¿qué hace aquí?

—¿Les ha hecho algo?—murmuró Jimin, deseando comprender la situación y la angustia que era palpable en el aire.

Ninguno de los dos contestó, Yoongi seguía perdido con la mirada en el suelo y Jungkook lo veía de reojo de vez en cuando, al igual que Jimin, pues querían estar pendientes de él.

—Hay mucho que contar para llegar a entender, Jimin—musitó el pálido sin mucho ánimo, topando sus ojos con los del rubio.

—Tenemos mucho tiempo Yoon—le sonrió queriendo transmitirle la paz que en ese momento era escasa en los tres presentes.

𝑻𝒂𝒄𝒊𝒕𝒖𝒓𝒏𝒐. «𝑱𝒊𝒎𝒔𝒖»Where stories live. Discover now