Capítulo 36

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—Yoongi, ¿qué ha pasado? ¿Por qué se ha ido así sin más?

El menor no podría creer lo que estaba pasando, se suponía que diría todo, que ellos eran los que la tratarían de mortificar con la supuesta demanda, pero ella había sido la que se fue, como si no pasara nada. Y luego estaba el hecho de aquellas palabras, hasta nunca, ¿eso qué significaba?

—Yoon.

Jimin miraba con preocupación al pálido, llevaban unos cinco minutos en la misma posición y no emitía palabra alguna, continuaba con los ojos abiertos como platos, lágrimas derramándose por sus mejillas, que estaban tan rojas como una manzana, al igual que su delgada nariz, tenía la boca ligeramente abierta y sostenía el papel entre sus dedos fuertemente, llegando a arrugarlo.

Jungkook arrebató los papeles de entre las manos del pálido, no soportando más a las nulas respuestas de Yoongi.

—Yoongi, ¿qué es eso?—murmuró una vez teniéndolos bajo su poder.

Prestó más atención a los papeles que tenía en frente, entendiendo el ensimismamiento del mayor, ¿cómo era posible todo esto?, se preguntaba, con los ojos sumamente abiertos, en total sorpresa, el orfanato era de Yoongi aunque Jungkook sospechaba que había algo más pues lucía bastante shockeado, bueno, podía entenderlo de cierta manera, pero pareciera como si el pálido hubiera recibido demasiadas cosas en un mismo momento, como si un balde de agua fría le cayera lente e infinitamente.

—¿Qué pasó Yoongi?—insistió Jimin, sin obtener una respuesta. —¡Yoongi!—le preocupaba bastante el estado del pálido.

—Se irá—alcanza a susurrar, viendo a nadie ni nada en específico, parecía perdido en sus pensamientos, justo como el azabache había dicho antes.

Ambos se quedaron confundidos antes sus palabras, pero de inmediato en el rostro de Jimin la expresión cambió, relajó las cejas antes fruncidas y los labios quedaron ligeramente entre abiertos.

—Por eso nos ha dicho hasta nunca—susurró, volteando a ver a Jungkook, sólo que este sacudió la cabeza y se centró en Yoongi, de nuevo.

—Concéntrate y dime que ha pasado—dijo, colocándose frente a el, tomándolo de las mejillas y apretando sólo un poco.

Yoongi abrió los ojos sorprendidos por el contacto, haciendo que volviera en si de una manera no tan pacífica pues quería alejarse de aquellas manos que en ese preciso momento desconocía, no veía quien estaba frente a el porque sus sentidos sólo se estaban centrando en aquel tacto en su rostro.

Quitó fuertemente las manos de Jungkook y casi lo empuja debido a que no había una distancia demasiado prudente entre ellos, lo habría hecho sino fuera porque Jimin tomó el lugar del azabache, esperando al pálido para que se tranquilizara, ahora Yoongi pudo centrar su mirada en sus ojos cálidos, transmitiéndole la paz que difícilmente podía conseguir por el mismo.

Las lágrimas recorrían sus mejillas, tornándose rojizas por la inesperada presencia y cercanía del rubio.

—Lo siento—murmuró y después se echó a correr.

No le importaba demasiado el tener cuidado al bajar las grandes escaleras, lo único que llegaba a sus oídos era el sonido de la respiración agitada, el corazón le bombeaba fuertemente tanto que estaba seguro que si tocaba su pecho, sentiría el ritmo tan marcado, como un tambor.

Cruzó el umbral de la puerta principal, giró la cabeza a ambos lados y cuando divisó a su objetivo caminar por la acera derecho, no dudo y continuó su camino.

—¡Detente!—gritó, las palabras quemándole la garganta.

No tenía idea del cómo es que había aguantado toda la fuerza que ejercía al correr, no sentía sus piernas pero no podía detenerse y dejarla ir, no la volvería a ver, era ahora o nunca.

𝑻𝒂𝒄𝒊𝒕𝒖𝒓𝒏𝒐. «𝑱𝒊𝒎𝒔𝒖»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora