5: Pelearemos Hasta el Final

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La puerta de mi habitación se abre por la mañana. Jade y sus cabellos rubios me observan desde el umbral, ella trae una caja entre sus manos y expresión afligida.

—Tú escoges —dice— ¿O vamos a tirarle huevos a su auto o comemos helado?

Me siento sobre las mantas y no sonreír es imposible.

—Al carajo su auto —respondo.

Ella corre hacia mí, dejándose caer sobre la cama.

—Tengo todo aquí, helado, frituras, maquillaje —enumera con emoción—. Aquí no lloramos, amiga... tenemos trabajo que hacer.

—¿De qué hablas?

—Esos cavernícolas están ocupados intentando arrancarse los ojos entre ellos, tú y yo iremos a la escena del accidente a buscar rastros y nos adentraremos en el bosque... si ellos van a pelear que lo hagan, tú y yo encontraremos a Kian.

Dejo la cuchara en clavada en el helado mientras de dejo caer de espaldas.

—Me duele el corazón —me quejo.

—Duele pero tienes que recordar que eres lo suficientemente poderosa como para quemarlo vivo —dice—, saber eso me ayudaría a superar a cualquiera, además, no sé si notaste que tu padre está abajo desayunando con una mujer.

Me siento de golpe.

—¿Qué? —cuestiono.

Ella ríe.

—Pelirroja como yo solía serlo, bonita —tuerce los labios—, están desayunando abajo, creo que deberías bajar y presentarte.

—No quiero interrumpir su felicidad —tapo mi rostro con una almohada.

—Yo no quiero que esto interrumpa la tuya —susurra, tirándose sobre mí, abrazándome.

—Tengo derecho a estar triste y escuchar canciones tristes —digo.

—¿Mientras él se gana de verte así? —me quita la almohada de la cara y encarna una ceja—. Escucha, todos estamos enloqueciendo... esto es bueno, tú los has visto estos días, has visto lo extrañas que se han puesto las cosas.

—No lo entiendo —niego—, de pronto todos estamos peleando y gritando, de pronto es como si no fuésemos nosotros mismos.

—Es como si todos estuviésemos poseídos —murmura.

Me giro a verla.

—¿Qué dijiste? —cuestiono.

—Dije que de pronto y es como si todos... —sus ojos azules me ven con sorpresa—, poseídos.

Wes dijo que ese espíritu era el asesino a sueldo perfecto, dijo que esta era su manera de hacer las cosas. Privación de sueño, pesadillas y sueños vívidos, alteración del estado de ánimo... Veo a Jade como un genio antes de besar sus mejillas como una abuelita.

—Debemos ir a buscar a Wes —me levanto de la cama.

Me toma poco tiempo ponerme de pie y ponerme algo de ropa decente antes de que ambas bajemos las escaleras, encontrándome a mi padre y su visita en la sala.

—Hola, papá —digo.

—Hija, esta es Andrea una vieja amiga —mi padre me presenta a la pelirroja de ojos verdes.

—¿Qué tan vieja? —cuestiono.

—¡Alex! —me reprende Jade.

—Ahora uno nunca sabe... —murmuro.

Andrea ríe, no una risa falsa, una risa de pura diversión.

—Bueno, tengo unos setecientos años —se encoge de hombros—. Es un placer conocerte finalmente, Alex.

Academia WindstormWhere stories live. Discover now