23: Hermosa Criatura

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Permanezco sentada junto a la ventana, abrazada a mis rodillas. No logro apaciguar mi respiración ni el desembocado palpitar de mi corazón, giro a ver a Malika, ella duerme profundamente babeando sobre su almohada.

La central policial de Rosemont me llamó, el oficial a cargo del caso de desaparición de mi madre me dijo que parecían haberla encontrado en una ciudad vecina, dijo que estaban en camino pero no obtuve más que eso.

No puedo evitar sentir que esto no es el final y que no puede ser así de simple hallarla.

Mi teléfono vuelve a vibrar.

Me exalto, encendiendo la pantalla.

"Buenas noches, señorita Atria, por el momento no tenemos más noticias respecto al caso de Cara Analth. Escribo este mensaje para poder informarle que su padre, el señor Ray Atria estableció contacto con el departamento de Protección a Menores..."

Y con eso basta para hacerme estallar. Dejo de leer, dejando el teléfono a un lado antes de enterrar mi rostro entre mis manos y llorar en silencio. Mi respiración comienza a entrecortarse y ya no lo soporto.

Debo salir de aquí, ahora mismo.

Me pongo de pie y tomando mi teléfono, salgo de puntillas fuera de la habitación. Los pasillos están oscuros y vacíos, las habitaciones se encuentran sumidas en silencio. Después de esta noche, todos han caído rendidos.

Las puertas de la torre se encuentran abiertas y los caminos del campus están desiertos, solo la luna y su brillo azul iluminan el camino hacia la otra torre del castillo. El frío eriza los vellos de mis brazos mientras avanzo, escondiéndome entre las sombras.

No había reparado en lo aterrador que podía llegar a ser el imponente castillo durante la noche, sin el brillo y la vida que aportan los adolescentes corriendo y riendo por sus jardines, el lugar es solo un viejo castillo aterrador.

Me deslizo silenciosa y de puntillas por los pasillos de la torre masculina, sorprendida ante la gran diferencia entre ambas torres, a la vez ofendida también al ver la máquina dispensadora de golosinas en uno de los pasillos de los primeros pisos. Al llegar al último piso me detengo, observando las puertas que se extienden por lo largo de uno de los corredores.

Nathan —susurro, esperando que pueda oírme como en el partido—. Nathan.

Al fondo, una de las puertas se entreabre en un suave chirrido, el castaño saca su cabeza, mirando hacia todos lados con rostro adormilado.

Otra puerta se abre en un pasillo vecino.

Corro hacia él y le empujo dentro de la habitación y cerrando la puerta con suavidad.

—Despertaste a Garret —murmura con voz ronca, dejándose caer de cara sobre su cama.

—¿Cuándo volverá a su habitación? —pregunto en un susurro.

—Si guardas silencio... en cinco minutos.

Me siento en una silla, en silencio, entre la penumbra, tirando de mis dedos con nerviosismo. No dejo de darle vueltas al asunto de mi padre, me tomo un segundo, llenándome de valor para leer el mensaje completo y en efecto es como creía. Él quiere verme.

Pasan los minutos, ambos permanecemos como estatuas en nuestros lugares, finalmente oigo la puerta cerrarse a lo lejos.

—Lamento venir a esta hora —susurro, con los dedos entrecruzados sobre mi regazo—, pero no puedo dormir y no puedo dejar de pensar y pensar...

Hago una pausa abrupta, el oxígeno taponea mi nariz y las ganas de llorar crecen desde el fondo de mi garganta hasta picar mis ojos. Tomo una respiración profunda.

Academia WindstormWhere stories live. Discover now