3: Encapuchado

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Paso por la abertura entre los muros y corro a toda prisa de regreso a la parte civilizada del campus, los aspersores del campo de fútbol se han encendido al llegar las siete de la noche.

Todo se ha llenado de neblina, al igual que mi cabeza de preguntas, preguntas que obviamente debía hacerme a mí misma, preguntas que cualquiera que estuviera en mi lugar se haría: ¿Qué hacía un chico en el bosque? ¿Por qué corría? Y la más importante de todas... ¿Cómo hizo para desaparecer tan rápido?

Tal vez yo lo he imaginado todo, algo en mi cabeza falló y me hizo ver cosas irreales.

No, no puedo decir eso, es ridículo. Se veía real, se sentía real... por lo tanto, es real.

Pude verlo, por unos segundos nada más, pude sentir su presencia, así que sin dudas era real.

Solo recuerdo un par de ojos marrones y su larga figura.

Puedo apostar una fortuna a que mi estado físico es una mierda. Debo tener el pelo hecho una maraña y la cara sucia gracias a la mascarilla de barro que me puse cuando caí de narices.

Cojeo hasta la torre, avanzo apoyándome de los muebles, columnas y paredes.

Chicas que conversan por los pasillos me observan.

—¿Estás bien? —pregunta una de ellas, sentada en la alfombra junto a su amiga.

—Se encendió el sistema de riego del campo de fútbol —sonrío.

—¿Nadie te dijo? —me pregunta—. Se encienden a partir de las siete.

Pienso una vez más en mi caída y en el chico.

Me ha pegado tremendo susto...

Apenas y consigo llegar al quinto piso, abro la puerta de la habitación, cayendo de rodillas frente a mi cama.

Malika aparata la mirada de su computadora, su rostro se transforma en una mueca de preocupación.

—¡Dios mío! ¡¿Qué te pasó?! —pregunta espantada.

—Me caí —respondo sentándome en uno de los sofás—. Estaba allí, en el bosque, en medio de una caminata y... me caí.

—Veo que descubriste la salida secreta —murmura—. No vuelvas a salir, es peligroso, Alex ¿Qué no has escuchado de lo que dicen de aquel bosque, Alex?

Siento una punzada en la espina dorsal.

—¿Qué dicen del bosque?

—Encontraron a un chico muerto el anteaño pasado —responde—. Un animal abrió su pecho. Es peligroso, quién sabe qué clase de personas se ocultan por ahí.

—No lo sabía.

—¿Te has lastimado? —pregunta revisándome.

—Malika, vi a alguien —susurro.

Me duele la cabeza. El incesante palpitar de mi cabeza me tapa los oídos.

—¿Qué? —pregunta desconcertada.

—Vi a alguien en el bosque, por la valla de separación —digo—, cuando me caí y me golpee en la cabeza, él estaba allí, juro que solo pestañee una vez y desapareció...yo...

Me levanto de la cama y voy d eun lado al otro por la habitación.

Y creo que es la primera vez que lloro de miedo.

¿Y si ese tipo me hacía algo? Estaba sola, en un lugar por el que se supone que no debe pasar nadie ¿Y si en verdad era una mala persona?

—Creo que deberías tomar un baño —dice separándose de mí—, te traeré algo caliente de tomar...

Academia WindstormWhere stories live. Discover now