Academia Windstorm

11: Visitas Inesperadas

—¡A QUÉ NO ADIVINAN QUE ENCONTRÉ! —la voz de Conor nos obliga a voltear.

Viene con los brazos extendidos en el aire mientras sostiene un par de hojas. Detrás de él, los Clark recién van llegando.

Me cruzo de brazos, cambiándome de lugar y sentándome entre Jade y Kian. Ni siquiera lo miro cuando se sienta en el sofá junto al nuestro.

—Estuve buscando en blogs viejos, ya saben en blogspot están los verdaderos aficionados de la mitología, usualmente la información verídica está en los blogs menos populares —dice Conor—, estuve buscando sobre los ejércitos fantasma y sobre los Ikiryo y creo tener una idea de cómo derrotarlos.

—¿Y sacaste eso de un blog? —cuestiona Wes, elevando una de sus cejas— ¿Un blog va a salvar nuestras vidas?

—¿Nunca viste Diario de una Adolescente en Disney Channel? —pregunta el chico de ojos rasgados.

—Ese era su diario no un blog, genio —responde, sin entenderlo—, déjale Disney a los que sí nacimos en los dos mil.

—Bueno, estabas diciendo... —Jade eleva una de sus cejas, desviando su pelea sobre películas de nuestra infancia.

—SÍ —Conor vuelve a centrarse en las hojas que traía—, tenemos que darle lo que quiere...

—¿A mi padre? —cuestiono— ¡No voy a darle a mi padre!

—Estos espíritus solo se rinden cuando tienen su venganza —responde—, tu padre ya vivió setecientos años...

—Conmigo apenas y va tres meses —repongo—, es más... ¿Qué hacemos guiándonos de un blog de geeks?

—Yo sugiero que sigamos la sugerencia de Nathan —Troye interrumpe—, cortar de raíz, si no hay amos no hay esclavos.

Nash lo señala, mostrando su apoyo.

—Creí que no matábamos —respondo—, según entiendo varios aquí hicieron su juramento.

Los Clark agachan la cabeza.

—Lo dije el otro día —la voz de Nathan llega a mis oídos pero no volteo a verlo—, creo que tendremos que romper ese juramento.

Yo no quiero matar a nadie. Aún no puedo olvidarme de Derek Dorsey y sus últimos minutos de vida que parece me perseguirán por siempre en mis sueños.

—Bueno... —Kian rompe el silencio— ¿Cuándo vamos a hablar de lo que escuché en esos días que me tuvieron atado a un árbol?

—No puede ser una Dorsey —insiste Jake—, ella es una Tharnister, no Dorsey.

—Miren, desde que la dejaron a ella y su hermano medio enterrados en la tierra han pasado muchos años y si no se acuerdan hasta hace un par de días ni siquiera sabían que estaban vivos —dice Kian—, muchas cosas pudieron pasar en esos años, demasiadas... Los Rhaegs somos buenos en atraernos uno al otro como imanes, pudieron haberse encontrado en algún punto del tiempo.

—Le preguntaríamos a Dorsey pero como saben está bajo tierra —murmura Caleb.

*****

Estaciono fuera de las rejas y bajo del auto. Al poner mis pies sobre la gravilla del jardín de inmediato siento que algo es diferente aquí. Saco mi teléfono y le marco a mi padre al ver las luces de la casa encendidas.

—¿Hola?

—¿Papá, dónde estás? —pregunto.

—Andrea y yo estamos en el centro —responde— ¿Estás bien?