Academia Windstorm

26: Aeternum

—Me agrada la idea de ustedes juntos —dice Jake, sincero.

Sonrío tímida.

—Me alegra que no les parezca raro —admito, metiendo mi cuchara en el bote de helado.

Los chicos aparecieron la puerta de mi casa una hora después de que llegamos de mi reunión con mi padre. Jade lideraba el equipo de exploración, por ahora está en casa de sus padres disfrutando de un par de horas con ellos.

Malika y las chicas se encuentran en la piscina que por suerte y no está hecha un desastre.

—Incluso aunque todo es horrible —dice Nash—, realmente disfruto de este pequeño momento entre nosotros... ahora que parece que somos cuñados creo que deberíamos tener más momentos así, solo cuatro muchachos y un helado.

—Nos esperan tiempos oscuros —dice Caleb, comiendo otra cuchara de helado de brownie.

—¿Alguien puede decirle a Nathan que salga de ahí? —Nash señala al castaño medio escondido detrás de la columna junto a la entrada a la cocina.

—Sí, Nathan sal de ahí ya te vimos todos —digo.

Él resopla, acercándose a la isla y dejándose caer sobre uno de los asientos. Me quita mi cuchara y les quita el helado a sus hermanos. Lo miramos pasmados pero no parece importarle.

—¿Cómo fue tu encuentro con el Dragón Atria? —pregunta Jake, casi burlándose.

—Quiso darme una paliza —Nathan ríe por lo bajo—, como es la costumbre...

—¿Por qué siempre te metes con las hijas de tipos peligrosos? —pregunta Caleb, negando.

Toso.

—¿Esto es algo recurrente? —cuestiono.

—Cállate —Nathan golpea la nuca de su hermano.

Caleb rueda los ojos.

—¿Por qué le dicen dragón? —pregunto— Es decir... ¿Cómo puedes ser hijo de un dragón?

—Se dice que si entierras el colmillo de un dragón, renace un guerrero sin temor a la muerte dispuesto a luchar hasta el fin de sus días —dice—. Tu padre nació de la tierra, los Rhegar le dieron dones como a nosotros... Lo crío una familia que no podía engendrar... Su madre se llamaba...

—Ofelia —interrumpo.

—Sí.

Sonrío levemente, pensando en toda la historia que realmente envuelve mi familia. Todo este tiempo sintiendo que no tengo raíces y de pronto... Increíble.

—¿Qué hay de la enorme pintura rupestre que encontraron en tu sótano? —cuestiona el ojiverde— ¿Sacrificio Mortis?

—Sacrificio de muerte —dice Nash.

—Sí, gracias, sabemos qué significa —le corta Jake— ¿Quién lo hizo?

—La única persona que bajaba era mi madre, fue ella —aseguro, convencida—, el porqué... eso sí es un misterio para mí.

—¿No le preguntaste a tu padre? —pregunta Conor, entrando del patio trasero.

—No, lo olvidé por completo —niego.

No tenía cabeza para nada en la mañana. Las ideas y preguntas que tenía para hacerle, todas esas dudas y conversaciones imaginarias que tuve en mi mente a lo largo de los años, solo desaparecieron en el momento en el que lo vi. Fue extraño.

—¿Por qué alguien moriría? —cuestiono— ¿Para qué un sacrificio? ¿Creen que ella...?

—No, no haría eso —Nathan me silencia, impidiéndome seguir con esa idea.