16: Ala Oeste del Castillo

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Mis pisadas haciendo eco por lo largo del lúgubre pasillo son todo lo que oigo. Mi respiración se agita un poco más mientras la adrenalina recorre mi cuerpo. Encuentro la sala de historia, abro la puerta y me escondo en ella en silencio, bajo la tercera mesa justo como Nathan me dijo que lo hiciera. Echo un vistazo al salón por la noche, apenas y se pueden distinguir los bordes de los objetos, pues son escasos los rayos de luz de luna que alcanzan a colarse entre las persianas.

Estiro los brazos, abrazando mis rodillas e intento no temer de la oscuridad mientras espero al castaño de ojos miel llegar a mi encuentro. Escondo mi rostro sonriendo como quinceañera, sintiéndome ridícula por quinta vez en la noche.

Supongo que no se puede huir sin más de un par de ojos tan bonitos. Pienso en Nathan y en nuestro primer encuentro, ahora tiene más sentido cuando regreso mi memoria a mi primer día en el bosque, tiene sentido que haya desaparecido con aquella rapidez y su afán por hacerme entender que todo tenía una explicación lógica.

Escucho el rechinar de la manija de la entrada, agudizo mis sentidos intentando descifrar quién podría ser y si no es Nathan. Me remuevo suavemente en mi lugar y veo entre los delgados espacios entre los tablones de la mesa. La puerta se abre, dejando ver un par de botas de combate negras.

Contengo la respiración un solo momento.

—¿Alex?

Suspiro con alivio saliendo de mi escondite.

—Aquí —respondo, percatándome de su silueta.

—Bien —asiente—. Conseguí las llaves del cajón de la directora Surata, debemos regresarlas antes del amanecer sino notarán que alguien se estuvo metiendo al ala oeste.

¿Antes del amanecer?

—¿Cuánto tiempo vamos a estar aquí? —pregunto confundida.

—El que sea necesario —responde encogiéndose de hombros—. Estoy seguro de que hay algo aquí, de lo contrario ¿Por qué vendría Derek? No es un apasionado por la enseñanza eso lo puedo asegurar.

Ambos salimos hacia el pasillo, cerrando la puerta de la sala de historia detrás de nosotros, él guía el camino hacia las escaleras principales sobre el comedor. El castillo resulta más tenebroso y confuso de noche.

El chirriar de una puerta abriéndose nos hace detenernos en seco, el sonido viene de a nuestras espaldas. Él toma mi muñeca, tirando de mí hacia el siguiente corredor a la vuelta de la esquina, donde me empuja suavemente contra una de las paredes, donde ambos pegamos la espalda, ocultándonos entre las sombras.

Las suaves pisadas hacen eco, acercándose cada vez más. Nathan señala el siguiente pasillo, hacia la sala de historia nuevamente. Ambos retrocedemos pegados a la pared mientras las pisadas parecen seguirnos, él se esconde detrás de una columna, me pego a su lado, buscando la protección del pequeño muro.

Estiro el cuello, intentando ver hacia el fondo del pasillo.

La sombra de la persona se curva, indicando que viene hacia nosotros, él me sujeta de la muñeca, indicando que no corra que me quede quieta. Puedo ver la sombra haciéndose cada vez más grande acercándose cada vez más.

Mi corazón comienza a latir con fuerza y él lo nota en las pulsaciones de mi muñeca, me echa una rápida mirada y eso basta para que la sensación de calma que sentí en el jardín se extienda por todo mi cuerpo como un suave hormigueo.

No era en sentido figurado, él realmente puede hacer sentir a las personas calmadas. Mi corazón vuelve a latir en un ritmo normal.

Las pisadas se acercan con mayor rapidez y la sombra también, antes de poder meditarlo dos veces y en cuanto la figura humana está frente a nosotros salto sobre esta con fuerza, llevándomela al suelo.

Academia WindstormWhere stories live. Discover now