fire meets gasoline*

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Jisoo era el último en marcharse otra vez, y no era a propósito, pero quizás debido a que el estrés lo había retrasado toda la semana. Organizó todo el papeleo en su escritorio antes de dirigirse al pasillo y ver las luces apagarse. Se aferró a la correa de su mochila, respirando pesadamente mientras que sus ojos se encontraban con la luz de la luna. El invierno se acercaba otra vez y era siempre durante este tiempo que Jisoo se sentía más frágil. No por el frío. Era el ambiente navideño en el cual todos actuaban como si tuvieran a alguien con quien pasarla, y Jisoo estaba atascado, esperando que Seungkwan permaneciera soltero por siempre, pero sabía que esa forma de pensar era simplemente egoísta. Se ajustó la chaqueta cuando salió del edificio. Una parte de él se arrepentía por haber ignorado a Junhui las semanas pasadas mientras la otra parte sentía que debía escuchar a las alarmas sonando en su cabeza. 

Ya había compartido un beso con Junhui, y honestamente, no se había sentido mal. Jisoo disfrutaba de la compañía del hombre, pero éste estaba yendo muy rápido, sin permitirle reflexionar sobre la perfección innata de Junhui. Jisoo estaba asustado -asustado de caer en otra trampa. Suspiró, caminando bajo luz de las calles, esperando ver un taxi, pero ya eran pasadas las once y ya casi no había taxis rondando por ahí y menos a esa hora. Si caminaba más, quizás podría ser lo suficientemente afortunado de encontrar un autobús o podría contemplar la idea de comprar un auto, pero eso sería muy costoso.

Una luz destello tras él, y escuchó un bocinazo, volteó abruptamente para encontrarse con un vehículo desconocido aparcado. Echó un vistazo, tratando de reconocer el rostro del hombre tras el volante, se acercó un poco más hasta que las ventanas del auto descendieron. Indudablemente, nunca se habría esperado encontrarse con Kim Mingyu esta vez. Jisoo forzó una sonrisa. "¿Qué haces aquí?"

"Podría preguntarte lo mismo," Mingyu discutió con su mano sobre el volante. "Ya es muy tarde. Ni siquiera Corea del Sur es tan segura para que la gente vague en las calles a esta hora." Mingyu soltó una risita, pero su voz fue arrastrada por la fuerte brisa. Jisoo hizo su mayor esfuerzo por mantener su sonrisa educada, reprochándose cuán pequeño era el mundo.

"No, estoy yendo a casa," Jisoo explicó, "Estaba arreglando un papeleo extemporáneo y sólo acabe hasta ahora." Mingyu ladeó su cabeza, "Bien, súbete. Te llevare." Jisoo observó al hombre, pensando en su oferta. A veces se preguntaba si sería mejor ser degollado por su ex esposo o por un completo extraño. Jisoo vaciló, pero Mingyu ya había quitado el seguro de la puerta. "Sube," presionó, dejando a Jisoo sin opción  mas que subirse, pero de inmediato lamentó su decisión, sentado al lado de su ex marido. Por supuesto, no era para nada sencillo perdonar ni olvidar a alguien que amaste por seis largos años. Contempló al otro hombre, este había recuperado sus rebosantes mejillas, era claro que vivía más feliz de lo que una vez lo fue con Jisoo. 

"¿Vives con Seungkwan ahora?" Mingyu confirmó y Jisoo asintió, sintiendo el nudo en su garganta. 

"Sí."

"¿Cuánto espacio tienen?"

"El suficiente para ambos," contestó Jisoo, manteniendo su mirada sobre el paisaje nocturno. Afortunadamente, su trabajo no se encontraba muy lejos de casa -esto acabaría pronto. Mingyu rió levemente. "Es bueno oírlo, ¿y cómo te va con el dinero?"

Jisoo se giró inmediatamente hacia su ex esposo y éste paró de hablar momentáneamente. "No es a lo que me refiero," explicó, "Sólo estaba preocupado ya que no pediste ninguna cuota de consolación luego del divorcio." Jisoo respiró profundamente, evadiendo tanto la mirada del hombre como su pregunta. "Detente aquí."

"Pero el apartamento está más adelante-"

"Sólo déjame aquí."

"Escucha, sólo estaba preocupado por ti-"

Degenerates | MinshuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora