The Other*

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Era la tercera semana que pasaba ahí en Boseong, y de alguna manera, Jisoo se las había arreglado para sobrevivir, ahorrando y aprendiendo a comunicarse con los demás. Los otros trabajadores lo adoraban; tal vez por ser tan joven. Los ojos cariñosos de los adultos mayores trataban a Jisoo como un niño -algo que no había experimentado mucho en su vida. Jisoo recordaba a menudo cuando era un niño, le gustaba ayudar en los eventos que se organizaban en el orfanato, sirviendo jugo o agua a los potenciales padres y ellos lo miraban con ojos brillantes, agradeciéndole. Jisoo aún recordaba ese sentimiento -había sido increíblemente feliz cuando alguien le agradecía por algo tan mínimo. Tal vez era por eso que quiso estudiar la carrera en gestión de empresas.  

O tal vez sólo deseaba sentir gratitud por simplemente existir. Jisoo revolvió el montón de hojas de té, separando las buenas de las inservibles. El sol ahí era siempre cegador, pero también hacía al agua fresca ser más disfrutable. Se empinó la botella de agua hasta sentir como el agua escurrió de sus labios hacia la curvatura de su cuello y pecho. Subió la colina para disfrutar de su tiempo de descanso bajo el árbol que Wonwoo denominó como 'lo mejor'.

Jisoo vio a Wonwoo otras tres veces luego de su primer encuentro, ya fuese leyendo un libro o  dormido bajo el árbol. Creía que más que leer, Wonwoo disfrutaba del aire fresco -el aire le daba a la mente un sentido de paz que no podría encontrar en ningún otro lado, y como el hombre afirmó, aquel era el mejor lugar. Jisoo apenas estaba agachándose para sentarse cuando escuchó un tintineó tras él, y no necesitó voltear; Wonwoo era siempre el primero en tomar la palabra. 

"Hey, estás aquí otra vez," Wonwoo rió ligeramente, "Te dije que era el mejor lugar del pueblo." Wonwoo colocó una pila de libros y una bolsa con su almuerzo justo a su lado y se apoyó contra el tronco del roble, Jisoo lo miró brevemente sin querer contestarle. Se colocó el sombrero que había puesto a su lado anteriormente sobre su rostro para cubrirse del flamante sol. 

"¿Me ignoraras otra vez hoy?" Wonwoo molestó chasqueando su lengua, arrastrándose más cerca de Jisoo quien estaba tranquilamente recostado sobre el pasto fresco. El hombre se inclinó más cerca y cuando Jisoo retiró el sobrero de su vista fue sorprendido por aquel rostro sobre el suyo, demasiado cerca. Había un lado infantil en Wonwoo que Jisoo le agradaba, pero también tenía un lado insensible que le irritaba -Jisoo preferiría estar solo en su propio mundo, pero al otro parecía no importarle. Wonwoo se apartó, acomodándose frente a Jisoo quien había recobrado sentido luego de su sorpresa.  

"¿Qué estás haciendo?" Jisoo reclamó, y el otro se encogió de hombros, ojeando uno de sus libros. "Nada, sólo estaba checando si en verdad estabas dormido."

Jisoo se puso de pie con el sombrero y guantes en mano. "Mi descanso terminó así que me voy-"

"No has ido la tienda de té. Pásate después del trabajo. Hoy mamá hará su pastel especial y se lleva perfecto con el té," Wonwoo mencionó sin dirigirle la mirada. Wonwoo tenía esa peculiar característica; no le gustaba mirar a la gente a los ojos, por lo cual cuando lo hacía tomaba a Jisoo por sorpresa. Jisoo creía que era uno de sus rasgos más atractivos, excepto que sus labios  hablaban mucho e intentaban contarle a Jisoo malos chistes. Él nunca podía reír por aquellos malos versos mientras el otro se reía a carcajadas por sí solo. 

"Veré si tengo tiempo-"

"No hay mucho que hacer en este pueblo, estoy seguro que tendrás tiempo."

Jisoo suspiró, cubriendo su cabeza con el sombrero mientras descendía por la colina directo hacia el campo. La figura de Wonwoo siempre se encontraba en la colina más alta, con el rostro escondido tras un libro. En un segundo, era como si tratara de invadir el espacio de Jisoo y luego apenas y tenía interés en lo absoluto. Jisoo pensaba que el hombre era interesante -quizás un tanto raro. 

Degenerates | MinshuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora