Start over

713 104 95
                                    


A Jisoo no le gustaban los hospitales -todo era de color blanco- enfermas y pálidas caras, ropa blanca, e incluso las píldoras lo eran. Las cortinas que ululaban por el viento eran translucidas pero de un blanco opaco también. Está cansado de las píldoras y las inyecciones que le ponen. Había sido dicho que luego de tres semanas, la remisión mostraría progreso pero las incansables transfusiones de sangre continuaron. Las agujas atravesaban su piel muy frecuentemente que Jisoo había olvidado como se sentía tener una piel impoluta.

Tres semanas pasaron lentamente y la fase de remisión inicio de nuevo. Jisoo comenzó a aterrarse -su paciencia era probada con suspiros de decepción de los doctores y la expresión estresada de Mingyu. "A veces se requiere una segunda fase de terapia inductiva de remisión," el doctor, un hombre mayor en sus cincuenta, aconsejo mientras se acomodaba las gafas sobre su nariz, "Pero la segunda fase puede marchar mucho más rápido que la primera. Por lo mientras, les recomendamos considerar el trasplante de médula ósea si podemos encontrar un donador compatible con Jisoo-ssi."

Jisoo se encontraba desesperanzado. Mingyu continuaba apareciendo por la puerta con rosas frescas -a veces amarillas y otras rosas. A Jisoo solían gustarle las flores porque sus pétalos son hermosos -algo que Jisoo buscaba ser pero que fue incapaz de conseguir- pero ahora ya no puede mirar nada que sea hermoso. Hace hervir la fealdad en él. Jisoo también dejo de hablar con Mingyu pero este continuaba con sus monólogos. Jisoo perdía la paciencia. A veces mientras miraba por la ventana, le ganaba la envidia por los pájaros. Jisoo deseaba convertirse en un pájaro. Quiere convertirse en cualquier cosa y dejar de ser una persona, pues de esa manera no tendría que vivir mendigando amor tan desesperadamente.

Jisoo ya no tenía apetito. Cada que miraba la comida, las ganas de vomitar lo asaltaban. Se dio cuenta de ello mientras veía un programa de cocina e inmediatamente se retorció de disgusto y vomito en las sabanas de hospital. Jisoo estaba avergonzado. Fue ayudado por Mingyu para llegar al baño, y Jisoo no salió después de eso hasta que Mingyu comenzó a golpear la puerta, pidiéndole a Jisoo que abandonara el estrecho cuarto de baño.

Experimentó la perdida de cabello por primera vez unos días después de su segunda terapia de remisión. Se inquieto, tocando el cabello caído y masajeando el poco cabello que le restaba. Jisoo se sentía como un desastre. El doctor le aseguró que sólo era temporal pero Jisoo ya no podía mirarse al espejo. Si no se gustaba a sí mismo antes, ahora aborrecía al hombre en su reflejo.

Mingyu siempre regresaba a casa al anochecer, dejando a Jisoo en el silencio y aunque era Jisoo quien le suplicaba que regresara al lado de Jeonghan, no podía negar la felicidad que sentía cuando el hombre regresaba al día siguiente. Leyó libros para sí mismo para matar el aburrimiento pero estos libros siempre estaban llenos de esperanza y optimismo -lo enojaban. Jisoo quería ser un personaje de un cuento de hadas también. Si la vida fuese un cuento de hadas, entonces Dios estaría siempre de su lado. Dios estaría ahí para salvarlo en sus peores momentos. Siempre habría alguien que corriera a su rescate, pero no está en un cuento de hadas. Jisoo deja el libro a un lado, y opta por dormir, soñando nada y tan sólo una habitación blanca. Cuando despierta de ese sueño, Jisoo no está seguro si ha despertado o no. El paisaje que lo rodea es sólo blanco.

"La terapia de remisión ha resultado exitosa. Más del 90% de las células cancerígenas han sido eliminadas, pero necesitamos monitorear a Jisoo por los siguientes meses. Es muy probable que las células reaparezcan, y cuando eso suceda, necesitaremos considerar un tratamiento diferente." El doctor habló en palabras que Jisoo no comprendía totalmente. Solamente Mingyu asintió ante lo indicado. Las palabras sonaban como algo que el hombre mayor estaba acostumbrado a repetir muchas veces; su voz no mostró simpatía alguna. Jisoo pensó que quería vivir. Pensó que sería feliz pero el éxito de la terapia no le aseguraba nada. Jisoo se escondió tras la boina cubriendo su cabeza y se enterró más en la silla. Vio a Mingyu firmar los papeles. Deseaba esconderse del mundo. Jisoo desvió su mirada hacia el suelo, siguiendo el patrón intrincado en el reluciente piso. Parpadeó varias veces sólo para darse cuenta de que el suelo era completamente blanco y que no poseía ningún tipo de patrón.

Degenerates | MinshuaOnde histórias criam vida. Descubra agora