Happier*

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Mingyu había conocido a Jisoo en el segundo semestre de universidad a mitad de otoño cuando las hojas de gingko caían. Las brillantes y amarillas hojas se veían como pétalos contra la piel semi-acaramelada y cabello ébano de Jisoo. Su cabello se sacudió levemente por el fresco viento y Mingyu quedó hechizado por aquella belleza. Sus compañeros se referían a Jisoo como un "solitario", una "belleza fría", y un "alien" y Mingyu había llegado a la conclusión de que era todo eso después de observarlo por varios minutos. Mingyu eligió la banca opuesta a la de Jisoo en el patio para observar al ocupado chico garabatear en su bloc de dibujo. Jisoo prefería el sonido de la naturaleza mientras que Mingyu se inhibía con la ruidosa música de sus auriculares. A Jisoo se le cayó su lápiz y se agachó a recogerlo mientras su mirada se encontraba brevemente con la de Mingyu.

O bien fue la música sonando en sus oídos o la carismática manera en que Jisoo se desenvolvía, pero Mingyu se enamoró de él en aquellos tres segundos. Mingyu sonrió encantadoramente hacia Jisoo y éste se sintió intimidado, y terminó guardando su bloc de dibujo y huyendo de aquellos ojos. Mingyu se encontró a sí mismo regresando a la misma banca cada día para observarlo silenciosamente como un acosador, y como era de esperarse, Jisoo desapareció luego de la segunda semana. 

Mingyu casualmente buscó por toda la universidad hasta que encontró a Jisoo escondido  tras un estante de libros en la esquina más escondida de la biblioteca. Mingyu eligió el escritorio frente a él una vez más, empujando una silla para sentarse y Jisoo inmediatamente se levantó para encarar al contrario con todo el valor. Su voz tembló de miedo y su fachada se hizo añicos cuando estuvo frente al chico alto. 

"¿Estás...siguiéndome?" Jisoo cuestionó, presionando sus puños contra sus costados y Mingyu se sacó un audífono pacientemente, aguantándose una sonrisa traviesa. "¿Perdón?"

La natural timidez de Jisoo volvió a inundarlo y retrocedió asustado. "¿Estás siguiéndome?" repitió una vez más, alterado por la tranquilidad del contrario. Mingyu le sonrió descaradamente esta vez. "Tal vez."

Jisoo se quedó sin palabras; no creía que llegaría a ese punto y apretó sus puños, se atragantó con sus propias palabras. "Por favor...deja de seguirme." Su tímida voz se quebró y Mingyu compadeció repentinamente su menuda figura y la manera en que sus puños temblaban en secreto. Mingyu nunca había estado en una situación así antes -Jisoo era una nueva especie- el pequeño roedor que Mingyu tenía miedo de romper. Él era lo opuesto al sociable Jeonghan. Mingyu se levantó de repente, quitándose un auricular y ofreciéndolo al agitado chico.

"¿Te gusta la música?" preguntó mientras Jisoo fruncía el ceño, juntando demasiado sus cejas. "Toma," empujó gentilmente el dispositivo en la oreja ajena, sonriendo ansiosamente. "Deberías escucharla de vez en cuando. Te ayudará a dibujar mejor." Jisoo no sabía cómo alejarse del persistente Mingyu y éste siempre había sido del tipo insistente. De alguna manera, Jisoo terminó dibujando junto a Mingyu ese día, con un oído ocupado por los auriculares de Mingyu, un auricular para cada chico. 

Y fue así como Mingyu se convirtió en el primer amigo de Jisoo. Aunque Jisoo no sabía cómo aceptar al contrario en su vida, Mingyu siempre pensó que, la persistencia, era la única cosa invencible en el mundo. Nunca supo cómo darse por vencido. Y así fue como Jisoo, quien raramente se distraía con actividades de ocio, había accedido a ver una película con Mingyu por primera vez, y ambos chicos eligieron una de comedia. Con dos tazones de palomitas en mano, Jisoo había pasado la película entera comiendo mientras Mingyu admiraba su perfil y la manera tan grácil en que masticaba las palomitas de mantequilla como si fuese un pequeño y adorable cachorro.  

"Me la pase bien," Jisoo le agradeció y Mingyu sonrió tímidamente en la entrada al dormitorio de Jisoo. "Siempre podemos ir otra vez," Mingyu sugirió y la sonrisa en el rostro contrario se ensanchó. El pecho de Mingyu se hinchó con un sentimiento extraño -su sangre dejó de circular y se percató del deseo creciente que sentía por el más delgado.

Degenerates | MinshuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora