Degenerates | Minshua

Hero

Al principio, Mingyu pensó que tal vez Jeonghan estaba exagerando hasta que el evento terminó y Dae-ho seguía sin aparecer. Mingyu entró en pánico. Jeonghan está histérico, incapaz de controlar sus emociones así que Jisoo se ofrece a ayudarlo y ambos entran en el edificio. Jisoo trató de calmar al delirante hombre con una taza de té caliente pero Jeonghan simplemente la lanzó al suelo, encontrando la acción de Jisoo demasiado inútil.

La señora Boo llamó de regreso a todos los asistentes y el grupo se dividió en la locación para buscar al niño mientras esperaban a que llegara la policía. Pronto el pequeño escuadron de policias llegaron con equipo, pero regresaron sin el niño perdido. Jeonghan estaba por perder la cabeza, usando todo el esfuerzo que le quedaba para no quebrarse cuando los oficiales sugirieron traer dos buzos en caso de que el niño se hubiera ahogado.

Jisoo cargó a Suk-chin en sus hombros, tan petrificado como la demás multitud, esperando a ver a los buzos emerger con el niño en brazos. El viento fresco golpea salvajemente, y las olas fluyen igual de despiadadas. Tomo casi media hora para que los buzos se dieran por vencidos, regresando sin ninguna pista.

"Continuaremos. La unidad marina llegará pronto y continuaran buscando bajo el agua. Nosotros continuaremos buscando en tierra pero necesitamos que ustedes vayan a casa. Descansen por ahora. Les prometo que lo encontraremos-"

Jeonghan protestó, pero al final, Mingyu fue capaz de persuadir a su esposo para regresar con él al hotel. Jisoo miró el auto desaparecer lentamente por la arena. La luz de la luna ilumina el océano claramente, pero no hay señal del niño desaparecido. Incluso ahora, a Jisoo no puede agradarle Jeonghan pero la imagen del histérico Jeonghan lo persigue, y por un segundo, se pregunta ¿qué hubiera hecho él si estuviera en los zapatos de Jeonghan?

Suk-chin murmura contra su pecho así que Jisoo se rinde, regresando a casa justo como la señora Boo sugirió pero no pudo dormir para nada. En su lugar, Jisoos se sentó en la orilla de la cama viendo a su hijo dormir pacíficamente. Jisoo acomoda la sabana sobre el pequeño. Sus descuidados respiros calman a Jisoo. Traza su naricita y el niño se sacude ligeramente.

Los rasgos en la expresión horrorizada en el rostro de Jeonghan no deja su mente. Un niño perdido -aquella realidad lo persigue hasta que el brillante y rojizo amanecer se asoma en el cielo con un matiz cereza. Jisoo sacude la expresión mareada y se cubre con un sueter largo, dirigiéndose hacia el primer piso donde la señora Boo lo espera con una taza de café en la mano.

"Aún no lo encuentran," ella dijo antes de que él pudiese preguntar. Jisoo es incapaz de decir algo. Se interna en la cocina para servirse una taza también, pero no desea saborear la amargura de la bebida.

Jisoo tiene miedo de ver a Jeonghan más tarde ese mismo día. Se asoma por la ventana, observando al otro chico llorar desconsoladamente en el pecho de Mingyu. Suk-chin se baja de su silla y va a su lado. El pequeño introduce su pequeño puño dentro de las manos de su padre, y Jisoo le aprieta la manita con cariño antes de subirlo a su regazo.

"Papi," Suk-chin dice suavemente. Jisoo entrecierra los ojos hacia su hijo, pero su hijo se calla, tragando duramente. "¿Sí?" Jisoo alza ambas cejas, inclinándose hacia al frente. Suk-chin estruja la mano de Jisoo, inquieto.

"Yo sé dónde está," Suk-chin confiesa y Jisoo parece no comprender lo que su hijo dice hasta que sigue la mirada ansiosa del pequeño hacia la caótica escena que sucede afuera. Jeonghan permanece entre los brazos de Mingyu. Jisoo inmediatamente sacude a su hijo por los hombros, provocando que el pequeño se asustara. Arrepentido, Jisoo lo suelta y decide mejor acariciar las mejillas del niño. "¿Dónde está?"

"No...no puedo decirlo."

La voz de su hijo suena tan insegura y pequeña; su confesión está mezclada con vacilación. Jisoo se relaja, presionando un dedo gentilmente en la piel del pequeño. "¿Por qué no?"