Desconfianza/2(31)

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—a donde la llevo ahora?— preguntó Dae, mirándola atento por el espejo retrovisor.

—sabes a quien le debes lealtad?

—señora, yo le soy leal a usted. A nadie más— se apresuró a decir, aumentando las dudas de la mujer. Era estúpido desconfiar de su asistente ya que fue el señor hyung quien le dió el cargo y no su madre. Lo cierto era que a esas alturas, ya no confiaba en su tío.
Ni en nadie en realidad.

—no te sientas atacado, es solo una pregunta simple. Pero, no te atrevas a subestimarme. La única diferencia entre mí madre, mí tío y yo, es que ellos intimidan, yo estudio y después actúo— llenó de aire sus pulmones, cansada de sentirse vigilada las 24 horas. —iré a casa, pero necesito que me dejes el coche. Tengo cosas que hacer más tarde.

—si, señora. Pero

—sola!—  lo cortó. El hombre asintió comprendiendo que era inútil ir en contra de ella. —mañana debes venir preparado. Debo reunirme de inmediato con los abogados de mí padre para hacer el traspaso de poderes.

—si, señora. Yo arreglaré todo.

Suspiró por enésima.

***
A eso de las diez, estaba sentada en un sillón desconocido, en un cuarto cualquiera.
La ansiedad, que era su mejor aliada los últimos días, le estaba dando una paliza en el estómago.

El cuerpo entero le temblaba cómo si estuviera al borde del derrumbe y un sudor frío le bajó hasta los pies.
Cansada de sentirse así, decidió darse un baño de agua caliente y recostarse en la cama después de decidir si era oportuno tomar algunos analgésicos que le ayudaran con el dolor de cabeza.

No había caso, tenía tantas cosas en la mente, que el cuerpo no se le desconectaba. Estaba harta, triste. Sentía que era un fenómeno de circo, de esos que mantenían enjaulado y la gente pagaba para ver.

—lo soy...— se auto reprochó cuando comprendió que era exactamente eso. Una figura pública que no poseía vida propia, sinó una comprada. Una vida que su madre inventó al mundo para cotizarla.
Para venderla al mejor postor.

En este caso, Taehyung.

Y es que Sook, lo había dejado en claro durante toda su adolescencia, la crío para eso, solo para eso.
Debía ser linda, perfecta. Con una inteligencia superior, fría, cruel, despiadada, apática.  Pero no contó con que Moa tendría sus propios sentimientos y que buscaría a taehyung por necesidad propia. Por amor. Se empeñó tanto en amoldarla cómo si fuera una muñeca de arcilla, que dió por hecho qué haría su voluntad sin contar con que el monstruo que había creado, podría querer destruirla algún día. Y es que, a Moa, la madurez le estaba quitando el miedo y mostrando los límites que ni ella sabía que tenía.

Estudió a detalle el comportamiento de todos. Primero el de su madre; lucía asustada, pero segura de si misma. Intuía, que aunque le diera hasta el último centavo, seguiría siendo una sombra en su vida. Al menos, ya sabía de sus intenciones y ese afán repentino por casarla con Tae. Entonces, algo la golpeó en la cabeza cómo si su mente estuviera creando un enorme puzzle.
Fue su tío Hyung quien pidió por el vestido de casamiento...
Comprendió que por lo visto, a él también le convenía esa unión y se preguntó, por qué?

Qué más le da las acciones de los Kim, si él no podría hacerse uso de eso?
Entonces, una serie de dudas le rondanron la cabeza. ¿Qué hacía su tío en ese edificio el día que la cruzó? ¿Fue a ver a Sook? ¿Para qué? Y por qué no la contactó antes para brindarle su ayuda? 

Todo estaba ahí, claro antes sus narices y era tan obvio que le costaba verlo sin sentirse una estúpida. Ellos dos, eran aliados, incluso más que eso.
Respiró profundo, cómo si eso la llevara horas atrás cuando estaba encerrada en el ascensor con el pequeño y el guardia de seguridad. Hizo a un lado el olor a chocolate de moon y el tabaco del hombre para dejar solo el aroma a perfume, a SU perfume! 
A esa marca exótica, fina y tan cara que era imposible que viniera de un simple empleado.

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now