hipócrita (51)

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‹‹Kookie... Bueno, no sé cómo o por dónde empezar. Más que nada por qué tu celular no ha dejado de sonar desde que te fuiste y ahora te estoy dejando un audio sabiendo que para cuando lo escuches ya estaré lejos. Iba a contarte anoche, pero no encontré el valor. Ahora me arrepiento. Bien... Mi padre me llamó. Está enfermo... Él, quiere verme. Iré y quizá, si todo marcha bien, me quedaré con él unos días, al menos una semana. Volveré, claro que sí. Si te cuento esto es por que quería compartirlo con alguien y por que sinceramente... Dios... Estoy aterrada. No solo por su enfermedad que lo está consumiendo. Sinó por que llevo tanto tiempo sola que tengo miedo a me lastime más de lo que imagino. Ya, no te preocupes por mí. Regresaré antes que te des cuenta. Si me extrañas, por favor, escríbeme y cuídate mucho››

Jeon, apretó el celular entre sus dedos, pasó al siguiente audio y se acomodó en el sillón con los pies colgando.
Esperaba que Dahyun estuviera enojada y no dolida por el desplante de la noche anterior. No podría perdonarse si llegó a lastimarla de alguna manera.
Con tristeza, notó que su departamento relucía de limpio y se la imaginó ordenado mientras hacía tiempo a que él regresara. Cosa que nunca pasó por qué mientras que ella lo esperaba, él dormía con Moa.

Se sintió hipócrita.

Sintió una punzada en el pecho, producto del remordimiento que le provocaba haberla lastimado. Por qué eso era algo seguro. Pero después de todo, no se arrepentía de nada por que había tenido la fortuna de dormir con la dueña de su corazón. Entonces, al menos dios debía perdonarlo. O no?

‹‹Hola... Eh... Yo te llamé y no me has contestado. Estás bien? Me dijeron que este es tu número actual. Mmh... Soy Stella. Puedes venir a verme? Tengo mucho que quiero contarte y... Te extraño››

Respiró profundo antes de aventar el celular a la punta opuesta del sillón.
No quería ver a su hermana. No estaba preparado y aunque una parte de él, también la extrañaba, había otra que se rehusaba a perdonarla.

Se levantó dispuesto a darse una ducha, pero antes tomó un paquete pequeño envuelto con papel de regalo que yacía en la mesita de centro y sacó varios caramelos para meterlos en su boca. De repente, las ganas de fumar se disiparon de su sistema y sus nervios se calmaron.

***
—vaya... Es lindo. Es más lindo de lo que hubiera imaginado— comentó coqueta. Tae le sonrió y señaló el sillón con su mano animándola a tomar asiento.

—quieres algo de beber?— interrogó. La mujer se acomodó los cabellos detrás de las orejas mientras se mordía el inferior

—ahora que lo mencionas...— cruzó las piernas. Su falda gruesa se elevó encima de sus muslos exponiendo más piel y la muy descarada no se inmutó dejando que Tae sea capaz de observar parte de su trasero sin mucho esfuerzo. Sonrió cuando notó que los ojos de él viajaron al lugar que ella pretendía (el centro de sus piernas) y dejó caer su espalda en el sillón con los codos clavados sobre el apoyabrazos. —hay algo que quiero probar— confesó.

—dime. Eres mi invitada— la provocó inclinandose en su dirección. La mujer le sujetó la camisa a la altura del pecho y lo acercó hasta casi dejarlo cernido sobre ella.

—me dejarás probar?— le besó la comisura de los labios. Tae la dejó explorarlo a su gusto mientras asentía. Ni siquiera amagó con tocarla o con tomar el control. Sus manos estaban entrelazadas en su espalda y sus labios cerrados, cómo midiendo el temperamento de ella o viendo hasta donde era capaz de llegar por si sola.

Los besos de somin se repartieron en su rostro hasta que por fin, llegó a su boca. Se había tomado tiempo para hacerlo, Demasiado tiempo. Tanto, que Tae soltó el aire contenido con furia para que entendiera que no estaba cómodo.

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now