Infieles(07)

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Hyo en multimedia, a pedido de  AnthoBlue "sólo la imaginan con ojos verdes" xd

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Taehyung había decidido tomarse el día, pensaba en arreglar sus asuntos para estar libre también el día siguiente, pero sabía que no podría hacer más que eso. No podía desligarse de sus responsabilidades tan fácilmente. Pero quería asegurarse de tener una oportunidad para hablar con Moa. Estaba seguro que ella no lo dejaría sin antes hablar, no después de todo lo que pasaron.

Acababa de sobrevivir dos noches sin su mujer y ya sentía que el mundo se le venía abajo. No era una sorpresa, él sabía que no podría vivir sin ella. Ya había experimentado esa sensación y le aterraba que la terquedad de Moa terminara ganando la batalla.

El niño no dejaba de llorar y eso se sumó a su estrés. Nunca lo había sentido tan mañoso y no pudo evitar conectarlo con la partida de su mujer. —tú también la extrañas?— le preguntó y un nudo se le formó en el estómago al comprender que su hijo la quería, al igual que ella a él. A su manera extraña, pero lo quería y los últimos acontecimientos pasaron sobre su cabeza cómo si fueran recordatorios para torturarlo.

Moon, a pesar de ser un niño mimado, poca veces lloraba en compañía de Moa. No sé comportaba cómo lo hace con él, cómo si fuese un bebé indefenso.

En presencia de Moa, él se muestra más independiente y por fin, después de haberle cambiado el sexto pañal del día, había comprendido las palabras de su esposa. —hacerlo todo por él, sólo te convierte en su esclavo y al niño, en una persona inútil— en su momento, lo sintió cómo un comentario fuera de lugar. Cómo si ella le estuviera negando cariño.
Ahora, con una montaña de platos sucios, una canasta de ropa sucia para lavar, el almuerzo crudo y las camas sin hacer, se preguntó si en algún momento fué de utilidad para su esposa, por qué por lo visto, Hyo no está acostumbrada a los quehaceres. ¿Todo lo hacía sola?

Sintió rabia. Un odio a si mismo que no podía explicar. Tomó un cesto de mimbre y comenzó a guardar los juguetes, buscando pensar en otra cosa que no fuera su esposa y la escena de Hyo con el rostro destrozado. Ahí lo vió, el niño dejó de gritar y comenzó a ayudarlo mientras tarareaba una canción que él no conocía.

Taehyung, había quedado un poco más enamorado del pequeño al notar lo mucho que había crecido y comprendió que ya no era un bebé, que él lo estaba tratando cómo si lo fuera y era Moon quien ya comenzaba a exigir más libertad. Libertad que encontraba sólo con su madrastra.

Al llegar la noche, Hyo lo llevó al cuarto y él pudo sentarse en la sala a pensar. ¿Qué haría sin Moa? ¿Cómo la haría volver? ¿Quería que volviera?

Las horas pasaban lentas y comenzaba a perder las esperanzas. Sin darse cuanta, fue cediendo al cansancio desparramándose en el sillón.
Nunca se había sentido tan cansado y eso que no había ido a la universidad ni a trabajar, pero el llanto del niño por las noches y sus pensamientos dolorosos, lo mantenían en vela. Un cansancio diferente, frustrante y seguramente, el mismo que Moa sentía.

De la nada, sintió un cuerpo sobre el suyo que lo hizo despertar de sus pensamientos y su sorpresa fue grande al comprender que se trataba Hyo.
Traía la ropa de dormir de su esposa, incluso percibía su mismo perfume. —no digas nada— la oyó decir en susurros, pero no iba a hacerlo, ni siquiera sabía que pensar o cómo actuar ante aquel accionar extraño de la chica.

Su cuerpo se sentía débil, a penas podía moverse por voluntad propia, pero sentía todo. Por alguna extraña razón, se dejó llevar por las caricias de Hyo y los besos que iba desparramando en su rostro. Era dulce, tierna, cómo si quisiera curar sus heridas con aquel mimo. Entonces comprendió, que necesitaba aquello. Necesitaba sentirse querido y cuidado, pero no era de ella de quién quería recibir amor. —espera, no quiero esto— tuvo que tomarla de cintura para alejarla. Lo logró, pese a que ella se resistió.

Quedó con la cabeza inclinada, frotando sus sienes con frustración. ¿Qué estaba haciendo?

—qué hice mal?— la vió avergonzada, arrepentida, pero dispuesta a continuar ante el menor indicio de aceptación.

La miró con el ceño fruncido, totalmente confundido ante su pregunta. Por más estúpido que pareciera, no podía ver su accionar cómo algo malo. No podía enojarse con ella y eso lo mantuvo aún más indeciso. —yo... Ya elegí la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida.

Se levantó, dispuesto a huir de aquella tentación que no incluía solo sexo, sinó que se trataba de algo más escencial. Cariño, compañía, una persona que lo escuchara sin necesidad de buscar pelea y quizá, Hyo era esa persona que podría dárselo. Pero él, no iba a permitirse algo así. No le abriría su corazón a otra que no fuera Moa. —es por los golpes, verdad?— preguntó escondiendo el rostro entre sus cabellos. Entonces recordó, que esos arañazos y hematomas, los había provocado su mujer, la misma que no podía sacarse de su cabeza. Aquella que continuaba viendo cómo si fuera una flor, hermosa y frágil. Pero Moa, había demostrado ser algo diferente. Una mujer despiadada, cruel y muy tóxica. A pesar de todo, Taehyung no estaba dispuesto a cometer el mismo error. No volvería a elegir a otra en lugar de su esposa.

—yo...— balbuceó entre suspiros. —lastimé mucho a mi mujer, no me perdonaría volver a hacerlo— Hyo, intentó acercarse. Quizá buscando que cambiara de opinión, pero Taehyung estiró su brazo para crear una distancia y continuó. —lamento si te confundí. En verdad quiero ayudarte, quiero devolverle a tu abuela un poco de toda la ayuda que me dió cuando estaba solo— la chica batió las pestañas con dolor. Comprendiendo que él era un hombre diferente a los que conocía. Fiel, sincero y muy bondadoso. Eso, aunque le dolió, la obsesionó un poco más. —mi mujer se fué por tu causa. Pero no será por mucho, la haré regresar y si vuelves a hacer algo cómo esto, debes entender que tendré que dejarte ir. Ya no podré ayudarte.

—Tae...— lo llamó cuando lo vió alejarse. Pero él no volteó, no quería mirarla.

—por favor, no me compliques las cosas. Haré cómo que esto jamás pasó.

Se fué a su habitación. Sabía que la chica lo seguía, pero quiso pensar que había entendido y que no haría otra estupidez. La escuchó hablarle, pidiendo disculpas por lo sucedido hasta que el cansancio hizo lo suyo y terminó por rendirse al sueño.

Unas horas después, Moa llegó al departamento. Había pensado en ir tarde, justamente por lo mismo que Taehyung decidió desligarse de sus obligaciones. Quería tener una oportunidad de hablar con él, arreglar las cosas. Verlo a la cara y recibir unas disculpas o promesas que, a pesar de que estaba segura que serían vacías, ellas las creía y la hacía feliz.

Necesitaba con urgencia sentirse a salvo, recuperar algo de su vida destrozada, pero lo que encontró fue todo lo contrario.
Su esposo yacía dormido junto a Hyo. La chica tenía una de sus piernas al rededor de la cintura de Taehyung y la ropa de dormir se elevaba por encima de sus muslos. Se le veía el trasero perfecto y se odió por no habérselo pateado cuando tuvo oportunidad.

Esta vez, no hubo rabieta, ni gritos, ni nada violento. Hizo su catarsis por dentro, acumuló toda su bronca dentro de su corazón, el cuál se esforzó por cerrar para que la escena no le doliera cómo lo estaba haciendo.
Juntó sus cosas en silencio a pesar de sus deseos, porque quería hacer ruido, mucho ruido, el suficiente para despertarlos y que supieran que estaba ahí. Que los había visto. Pero no podía hacerle eso al niño. No iba a permitir que Moon presenciara un pleito mayor, porque ella sabía lo horrible que era estar en medio de tanta mierda.

Salió en silencio, dejando sus llaves que no tenía pensado volver a usar en la mesita de la sala.
Caminó pese a que la temperatura no era agradable y los truenos le indicaban que pronto llovería. Pensó en lo que haría con su vida, ya no tenía nada. Ni familia, ni trabajo, ni siquiera un techo que la protegiera de la lluvia. El dinero pronto se le acabaría y aunque eso era lo de menos, sabía que era esencial.
Sin darse cuenta, caminó por horas hasta que llegó a media noche a un departamento alejado de la ciudad. Una puerta se abrió y el hombre frente a ella la recibió. Sus piernas temblaban de cansancio o frío y a él no le importó que estuviera empapada, la tomó de los brazos y la ayudó a entrar.

será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora