Frío🔞(49)

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En el departamento de Tae. Hyo caminaba nerviosa por la sala. En la noche, el castaño había sido atento y aunque un poco distante, ese acercamiento fue suficiente para ilusionarla.

Sentía mariposas en el estómago y en partes de su cuerpo que no tenía idea que fueran tan sensibles con solo recordar la habilidad de Tae para usar las manos.
Sus pezones se pusieron duros y tuvo que apretarlos para calmar la necesidad que había dejado en ellos. Jadeó caliente evocando los labios suaves del castaño que los  rodeó y succionó hasta hacerla chillar.

Sus muslos se apretaron adoloridos dónde Tae había jugado horas atrás para hacerla correr e incluso pudo sentir cómo volvía a mojarse con el simple recuerdo.

Ese hombre estaba por volverla loca.
Si antes estaba decidida a seducirlo, ahora estaba obsesionada con la idea. Tae sería para ella y no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión.

—ya te vas!?— preguntó exaltada. Este salía del baño listo para ir a trabajar, ella continuaba en pijama con la ilusión de quedarse unas horas más en su compañía —es sábado. Pensé que podríamos desayunar antes de irme.

—pensaste mal— contestó cortante mientras se prendía los botones de las mangas. Ella lo miró tranquila, demostrando que no se dejaría amedrentar por su tono y que estaba dispuesta a dar pelea. —llevo mucho que no usaba este departamento. Dudo que haya algo decente para comer aquí. A demás, los managers utilizan los sábados para medir los avances. Se supone que debes estar a primera hora para las pruebas y demás ensayos.

—siento que te cansaste de utilizarme y ahora buscas deshacerte de mí— soltó dolida. Tae carcajeó sin mirarla pero caminando en su dirección. Pasó por su lado y ella lo siguió cómo si fuera un cachorro hasta el comedor —tengo permiso para llegar más tarde.

De repente, le faltó el aliento. Ni siquiera había notado que se movía que él ya la había acorralado entre la puerta y su cuerpo.
Sonrió al verla tragar con dificultad y disfrutó por la forma en la que se retorcía buscando contacto. —te usé, fué divertido y ahora cada uno debe seguir con sus vidas. Pero, eso ya lo sabías—  la tomó de las muñecas y las elevó por encima de su cabeza hasta chocar con la madera de la puerta. La chica jadeó por la sorpresa al sentir cómo una de las rodillas de él subía lentamente por el centro de sus muslos. —no te mentí sobre mis intenciones. O sí?— preguntó en forma de susurro. Hyo juntó las rodillas presionando la pierna de él y comenzó a negar efusiva con los ojos cerrados mientras él le rozaba el centro para torturarla. —entonces...— continuó hablando. Sus labios vibraban sobre el cuello de la chica que rápidamente ladeó la cabeza dándole espacio. Moría por qué la tocara, la  besara o le hiciera cualquier cosa que se le antojara con su cuerpo —no vuelvas a reclamar— le mordisqueo el hombro y fue dejando besos ruidosos al rededor. Sus manos bajaron a las caderas de ella en dónde metió presión para pegarla a su pelvis y comenzó a tocarla tanto cómo la mente de la chica gritaba que lo hiciera. —solo quiero divertirme, Hyo. No quieres divertirte conmigo?

Negó, asintió y volvió a negar. Ella quería más que eso. Pero Tae ya la había hecho correrse más de una vez y eso que todavía no lo había visto desnudo. No podía ir en contra de sus deseos por qué seguramente, él encontraría a otra con quién jugar y ella habría perdido su oportunidad. Pero ese juego le provocaba ansiedad. La volvía cada vez más codiciosa y estaba segura que parecía una loca necesitada de una buena polla.

Todavía tenía las manos unidas encima de su cabeza. Su espalda arqueada, su pelvis adolorida golpeando el filo de la rodilla de Tae y sus pechos cargados picando por atención. —por favor!— chilló enojada. —ya me torturaste toda la noche. No quiero jugar así.

Tae ladeó la cabeza y alejó sus labios de la piel rojiza a causa de sus chupones. La observó un momento. Exhausta, excitada, agitada, enojada por no poder alcanzar el orgasmo.
Hyo Inhaló con fuerza y pegó un saltito cuando una mano firme se aferró de su vagina necesitada y se hiperventiló cuando esta comenzó a frotarla haciendo que sus jugos salgan disparados mojando sus bragas. —te gusta. Por supuesto que gusta— aseguró al confirmar lo mojada que estaba. La chica gimió moviendo las caderas sobre la mano de Tae y apretó sus muslos dejando que las contracciones se alargaran dentro de ella.

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now