Destino/2 (38)

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Todo había resultado como esperaban. Nadie los había los seguido y solo debían esperar por los guardias.

Xiumin, había salido con Dahyun la cuál llevaba la ropa de Moa y la cabeza cubierta con una chaqueta que le impedía mostrar sus cabellos rubios.
Detrás de ellos, el auto de Jeon salió sin ser objeto de las cámaras, con él conduciendo y con Moa vestida con las prendas de la rubia.

Viajaron en silencio hasta el estacionamiento privado del restaurante en dónde el señor hyung esperaba impaciente por su sobrina.

Jeon, se sentía un idiota al no saber que decir y eso era demasiado.
En cambio Moa, disfrutaba de esa presencia que tanto la tranquilizaba. Intentando sacar de su mente las palabras de Tae y aprovechando la soladad que el lugar desolado les ofrecía
—no piensas decir nada?— preguntó para cortar el hielo. Era evidente el enojo de Jeon y aunque en ese momento no entienda los motivos, no sentía necesidad de pedir explicaciones. —curiosa las prendas de tu novia— comentó alisando la falda. Era la primera vez que se ponía algo tan infantil y aunque no lo admitiría, le gustaba. Miró a su acompañante. Este tenía la mirada fija en la fila de autos estacionados frente a ellos. Rodó los ojos, fastidiada con su silencio y la frialdad que desprendía —puedes llamar a mi secretario para que te dé información. No la mandé a matar si es eso lo que crees— la miró un segundo con el ceño fruncido y volvió a la fila de autos. —dí algo. Te estás volviendo irritante.

—no tengo nada bueno para decir, así que prefiero mantenerme en silencio— las cejas de la chica se elevaron con diversión. Era la primera vez que lo sentía así de frío.

—entonces, di lo malo. O me vas a decir que fuiste a la casa de taehyung de pura casualidad? Me buscaste, tal y como la otra vez. Así que, habla— jugó con ese enojo. Dispuesta a  tener algo más en qué ocupar su cabeza. Algo que no fuera Taehyung o el peligro constante en el últimamente se encontraba.

—Pensé que después de lo que pasamos, tendrías al menos la consideración de avisarme si pretendías dejar de verme. Nada, Moa? No merezco ni un mensaje, siquiera?

—No lo sé. Una parte de mi se rehusaba a dejarte ir— soltó cómo si no importara. Jeon, golpeó el volante del auto con furia. Su mente era un caos que horas antes creyó tener bajo control, pero bastaba con verla para recordar que ya no era el dueño de sus impulsos, ni de nada en realidad.

Todo lo referido con esa mujer no estaba en sus manos.

—un, chau. Fue divertido jugar contigo habría bastado.

—jeon... No tengo tiempo ni siquiera para moon, ahora no puedo darme el lujo de tener un amigo, mucho menos un amante. Creí que entenderías.

—entiendo, pero, a él si!? A él si le avisas y le dejas que te conquiste!? Mierda... A qué estás jugando!? Por qué no puedes dejarlo a él también?— su voz que había comenzado a elevarse, bajó conforme la chica se acercaba.

Así, cómo si no le importara la rabieta del chico, le cruzó una pierna por los muslos, hasta quedar a horcajadas sobre él.

—estás haciendo una escena? Estás celoso?— se removió en sus brazos, inclinándose para quedar frente a él. Justo en dónde la carnosa boca del pelinegro temblaba y se secaba ansiando ser tomado.

—Quiero que te quedes con él! Sé que eso es lo mejor, lo correcto. Pero, merezco saber en dónde me dejas parado, Moa. Si voy a ser tu juguete, al menos trátame con dignidad. Hay un límite para todo. Yo pequé, mentí, engañé por ti. Y si! Me dejé usar, pero no era para que me botaras cómo basura! No tienes idea de lo angustiando que estuve todos estos días. Pensando que podrías estar mal, atento al teléfono incluso dormido esperando una llamada o una visita. Maldiciendo a los cuatro vientos por ser un hombre firme en sus convicciones, pero que no vale nada en tu ausencia. No pedía más que estar a tu lado, te lo dije siempre. Entonces...

será nuestro secretoWhere stories live. Discover now